EL PAíS › EL OPERATIVO DEL GOBIERNO PARA QUE SE SESIONE

A poner vallas de madrugada

 Por Raúl Kollmann

Las fuerzas de seguridad preparaban para la madrugada de hoy el operativo clave para resolver uno de los grandes interrogantes del momento político: ¿podrá o no sesionar el Congreso?
Ayer se vivieron momentos de enorme tensión y los manifestantes que rodearon el Parlamento hubieran impedido la sesión, aun en caso de un acuerdo político para votar la ley. El intento de la madrugada –al cierre de esta edición– consistía en rodear el Congreso, estableciendo vallas a tres o cuatro cuadras del edificio, impedir que la gente se acercara y abrir numerosos ingresos por el que podrían pasar los legisladores para sesionar. De todas maneras, el tiempo apremia porque los manifestantes de hoy pueden ser más que los de ayer, pero menos que los de mañana.
“Si no podemos garantizar que se reúna el Congreso, afrontamos la peor imagen internacional que se puede dar”, razonaba anoche un alto funcionario del Gobierno del área de Seguridad.
En ámbitos de la Seguridad se consideraba que la Policía Federal había cometido un grave error: se dejó ganar de mano por los manifestantes. Una vez que los ahorristas se acercaran al Congreso iba a ser muy difícil sacarlos, por lo tanto las vallas para permitir el ingreso de los legisladores debieron establecerse antes y no después. “Hubo una falla de la inteligencia y después de la implementación”, alegaron, resignados, funcionarios del Gobierno.
Anoche, en la Casa de Gobierno se evaluaba que a las tres o cuatro de la mañana, con el frío y la lluvia, quedarían muy pocos manifestantes. Ese sería entonces el momento para el operativo de establecer el nuevo vallado, aunque nadie estaba convencido del éxito de los movimientos que iba a poner en marcha la Federal. De acuerdo al diagnóstico del Ejecutivo, hoy se repetirán las manifestaciones, tal vez con mayor intensidad si cesa la llovizna, como indica el pronóstico, pero la evaluación es que tampoco habrá miles de personas en Congreso, ya que “hasta ahora no hay impacto en el Gran Buenos Aires ni en los barrios más populosos de la Capital –insistían los funcionarios–. Lo concreto es que no podemos permitir que unos pocos cientos de personas impidan que sesione el Congreso”.
En verdad, el Ejecutivo sabe que corre una carrera contra el tiempo. Ayer había ahorristas, pero en las próximas horas y días pueden sumarse jubilados, empleados, estatales, comerciantes, bancarios y prácticamente cualquier ciudadano. Con los bancos cerrados, la gente sin dinero y la actividad paralizada, no faltarán los que quieran expresar la bronca.

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