EL PAíS › GUILLERMO CALVO ASESORARA AL GOBIERNO EN TEMAS FINANCIEROS

Un plan que se cocina en Washington

 Por David Cufré

Después de reunirse con Roberto Lavagna y confirmar su designación como ministro de Economía, Eduardo Duhalde se encontró con el otro precandidato finalista: Guillermo Calvo. Fue durante la tarde. El Presidente lo visitó en el Hotel Alvear por dos horas. El economista postulado por el establishment no se incorporará formalmente al Gobierno, sino que trabajará desde Washington bajo el paraguas del Banco Interamericano de Desarrollo, del cual es jefe de asesores. Pero tendrá tareas específicas, como dirigir una comisión que acercará propuestas para reestructurar el sistema financiero y crear instrumentos para captar ahorros.
Duhalde presenta esta relación como un refuerzo “extrapartidario” a su equipo de gobierno. Quienes maniobraron hasta último momento para torcer la decisión del Presidente e imponerle a Calvo como reemplazante de Remes Lenicov dicen que quedó instalado un virtual ministro en las sombras, que puede saltar del banco de suplentes en cualquier momento.
“El presidente le solicitó a Calvo, que es el argentino de mayor nivel en los organismos internacionales, que aporte ideas que puedan contribuir a la solución de los problemas”, señaló el vocero presidencial, Eduardo Amadeo, quien junto al presidente del Banco Central, Mario Blejer, y al secretario privado de Duhalde, José Pampuro, operó para que Calvo ingresara como nuevo jefe del Palacio de Hacienda.
Cuando ya era evidente que ese lugar quedaría para Lavagna, el propio Calvo se mostró como un economista dispuesto a ayudar, pero desde afuera. “Voy a colaborar con el Gobierno como miembro del staff del BID, del que integro el Departamento de Investigaciones. En estos casos de encerrona de un país en crisis, el BID envía grupos de técnicos para cooperar”, explicó Calvo. La distancia que puso del Gobierno le sirve para preservar su imagen, mientras Lavagna tendrá que vérselas con la crisis. Pero que su nombre haya estado en carrera hasta el final lo deja posicionado como el “candidato natural” para el puesto frente a cualquier urgencia. Lavagna asume ya muy condicionado por la gravedad de la situación y por la debilidad política del Gobierno, y a eso se suma que detrás suyo hay alguien esperando turno.
Calvo se mueve con destreza dentro del mundo de los burócratas de Washington, del que también forma parte, aunque momentáneamente esté en otra función, el presidente del Banco Central, Mario Blejer. Eso le da puntos extra para aspirar al Ministerio de Economía de un gobierno que juegue sus fichas a un acuerdo con el FMI. Duhalde, por el contrario, imaginaba despegarse del organismo de crédito, luego de desencantarse con el trabajo de Remes Lenicov. Eso lo llevaba a nombrar a Alieto Guadagni, no a Calvo. Pero la resistencia y la presión de los gobernadores y de parte del ala política de su propia administración lo forzaron a olvidarse de esa idea. No sólo eso, sino que al mismo tiempo que convocó a Lavagna, tuvo que llamar a Calvo.
El hombre del BID consideró que “la crisis argentina no tiene precedentes en el mundo”. “En mi condición de científico de la economía, no puedo afirmar si el país tiene salida o no y tampoco puede compararse con otros casos, como el de Malasia. Nunca se vio algo así en períodos de paz”, dramatizó. El asesoramiento que prestará al Gobierno es apoyado por el presidente del BID, Enrique Iglesias, quien le dio un carácter casi institucional a esa participación. Para cuando Duhalde lo necesite, o tal vez con otro gobierno, Calvo es el hombre que Washington y el establishment tienen listo para la jefatura de Economía.

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