EL PAíS › LOS CALCULOS ELECTORALES DEL GOBIERNO, PROVINCIA POR PROVINCIA

Con los ojos apuntados hacia el Interior

Por S.M.

En la Casa Rosada hay especialistas que trajinan cada provincia, cada rincón del país, para tratar de obtener la mayor cantidad de cargos posibles, que devengan tributarios del poder del Presidente. La amplitud de la mirada de los centuriones presidenciales no hace óbice a que se detenga en algunos terruños que por su importancia, en caudal o simbólica, crearán un efecto político tras el 23 de octubre. La Rioja, tierra de Carlos Menem, es una provincia donde el oficialismo dice que ganará, “por unos siete puntos”. Sin embargo, un viejo ingeniero comicial con despacho en la Rosada se ataja: “Todo está para que ganemos; tenemos al gobernador, al aparato, las encuestas dicen que vamos ganando..., pero yo no sé qué harán los riojanos en el cuarto oscuro. Menem hizo política durante 50 años en esa provincia, no podemos subestimarlo”. Una victoria del kirchnerismo en La Rioja sellaría la lápida para el ex presidente. Kirchner sueña con ver ese momento. Nada lo garantiza aún.
Catamarca tiene un sustrato similar, aunque morigerado por la talla del adversario a vencer. Luis Barrionuevo va segundo en todas las encuestas (tras el Frente Cívico), seguido de cerca por el kirchnerista Eduardo Pastoriza. “Nos encantaría salir segundos y ganarle a Luis, le estamos haciendo fuerza, pero nos conformamos con que gane el Frente Cívico”, dice el dirigente mencionado.
Mirando las más variadas encuestas, el hombre enumera: “Río Negro se la ganamos cómodos a los radicales, en Neuquén estamos cerca de hacer el milagro, en Mendoza, como los radicales están peleados entre sí, les podemos dar un susto”. El optimismo se basa en los sondeos. Los mismos supieron marrar en otras oportunidades, especialmente en Neuquén, donde más de una vez dieron ganando a la Alianza cuando después la victoria terminó en manos del caudillo conservador Jorge Sobisch. Algo más de ese envalentonamiento surge del confidente de Página/12 al hablar de Santa Fe, donde los trabajos otorgan a Hermes Binner, desde hace meses, el triunfo. “Mire –dice moviendo el índice–, estamos más cerca de lo que se piensa, entre siete y cuatro puntos. (Agustín) Rossi hizo una excelente campaña, trabajó mucho. El Presidente va a ir a Rosario el lunes (por mañana); no vaya a ser que demos el sorpasso”, se esperanza el hombre.
La provincia de Buenos Aires sigue siendo para el Gobierno “la madre de todas las batallas”, como la bautizó el subsecretario general de la Presidencia, Carlos Kunkel. Cada voto nuevo, cada punto de ensanchamiento de la brecha entre CFK e Hilda “Chiche” González de Duhalde cuenta, dicen en el cenáculo de la administración nacional. Y confían en que esta semana que resta hasta el 23 habrá un pase de votos importantes para las alforjas de la senadora-candidata. “Duhalde está mal; este, me parece, es su fin”, vaticina un integrante del Gobierno que ha sabido tratar largamente al caudillo de Lomas de Zamora. Y, como mostrando la soga en casa del ahorcado, aporta que ya hay varios intendentes duhaldistas que han dado libertad de conciencia para el voto que no sea a concejales y consejeros escolares. “Ellos cuidan su quintita y ven que forzar a votar por Chiche les resulta contraproducente. Los punteros le deben a Duhalde, no a Chiche. Eso se nota”, ensaya el contertulio de este reportero, a la vez que constata una teoría: “La discusión con (Alberto) Balestrini –referida a tenderles una mano a los duhaldistas después de las elecciones– no tiene sentido; ya está ocurriendo, se están pasando ahora. Y después del 23 no vamos a poder pararlos, van a venir en avalancha”, augura cual oráculo. Sancho supo decirle a Don Quijote: “mas quien yerra y se enmienda, a Dios se encomienda”. La cita parece guiar la praxis de los mencionados alcaldes de flaca lealtad.
Si la de la provincia de Buenos Aires es la madre de todas las batallas, la de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires es la hija de la madre. Acorde al resultado cincelará su perfil la futura oposición al Gobierno, sea por derecha o por centroizquierda, franja cara a las ideas del Presidente. Acorde a este precepto, Rafael Bielsa tiene por delante una tarea no menor. Kirchner, por si las moscas, realizará entre tres y cuatro actos en la ciudad, acaso dos caminatas junto al canciller y a CFK. El Gobierno sabe que debe, cuando menos, estar en el terceto que obtenga cuatro diputados nacionales. Elisa Carrió y Mauricio Macri, agrandados por la talla de su adversario –que no es otro que el Presidente– no dejarán pasar la oportunidad para ensanchar una hipotética derrota oficialista, que tendrá mucho de simbólico.
“En todo el país el triunfo será importante”, suele decir el Presidente, oteando por encima de cada distrito. “Es una buena oportunidad para mostrar nuestra generosidad”, amplía uno de sus principales asesores. “Y el gabinete es el espacio ideal para demostrarlo”, remata. Habrá que ver si sólo los números son suficientes para engendrar esa hipotética apertura.

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