EL PAíS

Un centro clandestino

 Por A. D. y A. M.

La causa por los secuestros de los delegados de la comisión interna de la Ford sumará un nuevo pedido, esta vez fuera de la órbita judicial: la inclusión del campo de deportes del predio de Pacheco en la nómina de centros clandestinos de detención. Los sobrevivientes formalizarán el pedido oficialmente ante la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, dado que consideran que el predio funcionó con las condiciones de los centros clandestinos.

De acuerdo con las pruebas y testimonios acumulados en la causa, el campo de deportes de la fábrica alojó transitoriamente al menos a unos ocho delegados de la Ford. Todos permanecieron detenidos durante horas y días antes del traslado, en general, a la comisaría del Tigre, trasformada en una base militar. Pero estas no son todas las razones por las que el abogado Tomás Ojea Urquiza sostiene que el campo de deportes debe considerarse como centro clandestino de detención. En primer lugar, explicó, los delegados estaban allí “clandestinamente” porque ninguno de los familiares conocía su paradero. Como en el resto de los centros clandestinos, agrega Ojea Urquiza, los grupos de tareas que actuaban en las detenciones usaron ese lugar como ámbito para trasladar y reunir a los secuestrados después de los secuestros. Según el abogado, también hubo simulacros de fusilamiento y tormentos.

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