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Sabandijas

 Por Horacio Verbitsky

El Poder Ejecutivo trabaja en dos proyectos de ley que enviaría al Congreso para el período de sesiones extraordinarias en febrero. Uno establece medidas de ordenamiento procesal para acelerar los juicios por violaciones a los derechos humanos durante la dictadura militar, garantizando derechos de los procesados y de sus víctimas. El otro dispone la forma de designación de jueces subrogantes para atender tribunales vacantes. Ambos fueron objeto de consultas con la Corte Suprema de Justicia y han llegado ya al escritorio del secretario legal y técnico Carlos Zannini, último paso previo a la firma presidencial.

El gobierno también respondió a un planteo de los procesados en la causa de la ESMA. El Cuervo, la Rata, el Pingüino y otros ejemplares de la zoología represiva, como se autodenominaron cuando ejercían el poder absoluto, reclamaron al juez federal Sergio Torres el derecho humano al uso de computadora con banda ancha, teléfono celular, aire acondicionado, microondas y Direct TV. La presentación de su defensor AAA Solari los menciona como “perseguidos políticos y prisioneros de guerra” (sic), se queja de que “fueron enviados por intervención del CELS a la cárcel de Marcos Paz, para delincuentes comunes”, dice que tuvieron que “caminar una cuadra cargando sus efectos hasta el ómnibus que los llevó” y exige que sean devueltos al country para marinos de Río Santiago, con aquellas comodidades y personal de servicio. Dice que cuando llegaron a la cárcel encontraron “sabandijas” que debieron fumigar con insecticidas o someter “al exterminio manual”. Por las ventanas veían de noche “ratas que deambulan por los espacios abiertos circundantes”. Les sirven almuerzo y cena pero no desayuno y para mejorar el rancho sólo cuentan con la proveeduría del penal. También reclaman por la frecuencia de las visitas permitidas. El ministro de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos Aníbal Fernández respondió al juez con una minuciosa descripción de las condiciones de detención, que son las mismas que las de los demás alojados en los diferentes módulos del Complejo, ya sean trabajadores, universitarios, gerontes o personas en período de prueba con salidas transitorias. La única diferencia es que en los pabellones donde hay personas con problemas de salud y edad avanzada las puertas no se cierran con llave por la noche, aunque tienen prohibición de franquearlas salvo en caso de emergencia. Fernández explica que las cien celdas de los pabellones 5 y 6 están en condiciones de habitabilidad. En cada pabellón hay dos baños de uso común y cinco duchas, dos líneas telefónicas, un televisor grande provisto por el Estado, dos heladeras con freezer, otras tantas sin freezer, dos hornos de microondas y un reproductor de DVD de uso común. También rechazó la denuncia sobre “el estado deplorable de los calabozos”, que no existen en el moderno edificio de Marcos Paz, “construido a partir de una concepción funcional que permite la privacidad del alojamiento individual con la socialización en el Salón de Usos Múltiples, bajo estricta supervisión y asistencia interdisciplinaria (Médica, Educación, Deportes, Asistente Social, Asistencia Espiritual, etc.)”. Admite que pueden existir roedores e insectos “como en todo lugar con amplias superficies de espacios verdes” pero informa que el último servicio periódico de desinsectación, desinfección, desratización y control de plagas fue realizado por la Empresa Fumigadora Italo Argentina el 5 de diciembre, pocos días antes del traslado allí de los ex marinos. Tampoco acepta que falte comida adecuada, ya que la División de Asistencia Médica estableció un menú específico para cada época del año y menúes especiales, “bajo control nutricional, conforme el estado de salud de los internos”. No hay restricción para que tengan los turbo ventiladores de carcasa plástica que les lleven las visitas. Las ventanas, de 1,50 m. de ancho por 1,20 m. de alto, con dos hojas de vítrea clara rebatibles permite “una correcta aireación e ingreso de luz natural”. Tanto la caldera de baja presión que calienta agua para duchas y calefacción como los termotanques que en cada pabellón proveen agua para mate funcionan en forma óptima. El mantenimiento de la iluminación e instalaciones eléctricas es diario. La falta de computadoras en red “no es obstáculo para la defensa de los derechos, toda vez que cuentan con un sistema de audiencias pudiendo realizar notas manuscritas; permitiéndose el ingreso de bibliografía a través de la visita”. Sobre el sistema de visitas, informa que hay días y horarios específicos para cada pabellón, “sin discriminaciones, conforme la igualdad que debe imperar para todos los alojados”. Ese trato, tan distinto al que ellos dieron a sus víctimas, en un lugar limpio y sano y con respeto por los demás derechos que no perdieron con la libertad, tal vez los ayude a entender que están presos, acusados de los más graves delitos.

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