ESPECTáCULOS › UNA ENTREVISTA EXCLUSIVA A ISABEL ALLENDE

Los cuentos de la abuelita

La escritora chilena explica por qué sus nietos inspiraron su nueva novela, “La ciudad de las bestias”, en un programa que se emite mañana.

 Por Verónica Abdala

A los sesenta años, dos décadas después de la aparición de su obra más famosa, La casa de los espíritus, y después de haber consolidado a través de otros numerosos libros su relación con un público esencialmente femenino, la escritora chilena Isabel Allende se lanza a la conquista de los lectores adolescentes, con La ciudad de las bestias (Editorial Sudamericana), su nueva novela. Sus tres nietos le sirven de excusa a la hora de justificar el riesgo. Aunque las malas lenguas aseguran que el éxito abrumador de la serie inglesa Harry Potter terminó de convencerla acerca de los posibles beneficios del proyecto.
Se trata, en rigor, del primer tomo de una futura trilogía, pensada para chicos de 12 años en adelante. El personaje central, Alexander Cold, es un joven estadounidense de 15, que protagoniza una serie de aventuras ambientadas en el Amazonas, en esta primera entrega (la escritora ya está escribiendo el segundo tomo, que transcurre en el Himalaya), junto a su abuela Kate, periodista especializada en crónicas de viajes. La expedición que emprenden los llevará tras las huellas de una criatura fantástica, “un humanoide de dimensiones gigantescas” que se esconde en la selva amazónica y que aporta al libro el elemento de realismo mágico, uno de los sellos característicos de la literatura de Allende.
La autora de Cuentos de Eva Luna, De amor y de sombras, Afrodita y Paula relata las instancias previas a la escritura de La ciudad..., y aporta algunas claves que sirven a una mayor comprensión de su pensamiento y de sus anteriores libros en un programa exclusivo que Canal (á) emitirá mañana domingo a las 21 (repite el miércoles 9 de octubre a las 22), en el marco de su ciclo “El especial de la semana”. El envío cuenta con una extensa entrevista que la escritora concedió en su casa de San Francisco, California, y con imágenes especialmente producidas en el Amazonas y en Nueva York, los escenarios en que se desarrolla la novela.
Allende cuenta allí que en el origen de este libro hubo un sueño. La historia de cómo fue dándole forma a su novela se inició cuando se decidió a desentrañar sus posibles significaciones, como tirando de un hilo invisible. Las primeras imágenes no parecían tener un sentido claro: soñó con una caja negra que absorbía los sonidos de la naturaleza, y los atesoraba en su interior para liberarlos en un futuro, para revelárselos solamente a ella. Sólo con el tiempo comprendió que ésta simbolizaba la posibilidad de recuperar la inspiración que, sentía, había perdido tras la muerte de su única hija mujer, a mediados de la década pasada.
“Comprendí que recuperaría la inspiración y la posibilidad de entregarme a la lujuria de inventar historias a partir de mis recuerdos de un viaje a Brasil”, explica. En un primer momento no supo cómo ordenar esa vorágine de imágenes, colores y olores, con los recuerdos de aquellos días. Pero al menos empezaba a abrirle camino a esa intención, hasta entonces oculta, de convertirlos en libro. “Después lo escribí sin poder detenerme, pensando en los hijos de mis hijos, Alejandro, Andrea y Nicole, que me pidieron esta historia. Este es el cuento que juntos deseábamos leer, y no encontrábamos”, dice la sobrina del ex presidente chileno, que además se mantiene desde hace años entre las autoras latinoamericanas que más venden en el mundo.
Otras de las cuestiones en las que se detiene en esta charla son ciertas características inherentes al oficio de escritor (“para inventar y escribir historias siempre necesitas cierta distancia, por eso solemos ser seres en algún sentido marginales”), su visión de lo que sería “un mundo manejado por mujeres” (“seguramente más conciliador, muy diferente de éste en el que prima la lógica de la confrontación y el sálvese quien pueda”), y este principio de milenio. “Hay momentos en la historia de la humanidad en que pareciera que todo se va al diablo, que no hay salida. Sin embargo, creo que la tendencia histórica avanza hacia un mundo más racional, solidario, tolerante y democrático. Creo que evolucionamos, sin ser del todo conscientes de ello.”

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El origen de su nueva novela, dice la escritora chilena, fue un sueño.
 
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