ESPECTáCULOS › CANAL (á) EMITE UN DOCUMENTAL SOBRE “LAS DOS TORRES”

Los secretos de los anillos

En el especial que se verá hoy, Peter Jackson y buena parte de sus actores dan cuenta de los placeres y pesares del monumental rodaje

 Por Eduardo Fabregat

Es, sin lugar a dudas, el momento cumbre: en un momento fugaz pero inolvidable puede verse una de esas típicas fiestas de equipo de filmación en pausa, en la que un asistente de dirección comanda una zapada a puro solo de armónica. Delante de él, un enorme y aterrador uruk hai se contonea y toca una supuesta guitarra eléctrica, agitando sus manos en el aire. Ver a uno de los malvados soldados del mago Saruman en semejante trance rockero dispara la carcajada, y quizás algún grupo a la Iron Maiden haya tomado debida nota. De todos modos, la escena es sólo uno de los atractivos del making of que Canal (á) emitirá esta noche a las 23.30, con repetición el domingo a las 21. Tal como se desprende de la escena, la obra analizada es ni más ni menos que El Señor de los Anillos –Las Dos Torres, el film de Peter Jackson que sigue destruyendo boleterías en todo el mundo. ¿Cómo resistirse a la idea de espiar lo que sucedió detrás de las cámaras en esos dieciocho meses que pusieron en celuloide el universo de J. R. R. Tolkien?
El documental que la señal ofrece en su espacio de “El especial de la semana” es seguramente menos detallado y más corto (treinta minutos) de lo que el fan desearía, pero igualmente disfrutable. A través de las entrevistas con Jackson y buena parte del elenco principal en las locaciones de Nueva Zelanda, se va revelando la enormidad del mapa de filmación de semejante obra, pero también los detalles cotidianos, anecdóticos, que hacen las delicias de quien ya supo disfrutar la perfecta fantasía del film. Así, por ejemplo, Elijah Wood relata que, para rodar el penoso avance de Frodo y Sam hacia Mordor, le tocaron horarios de filmación desacostumbrados para una estrella joven: “La mayoría de las veces me levantaba a las 5 y llegaba a un set oscuro, que provocaba la sensación de no saber bien dónde estaba. Luego veía salir el sol: vi muchos, muchísimos amaneceres, hasta volver a casa. Desde entonces, no he vuelto a ver un amanecer”.
La “experiencia” es algo sobre lo que los actores vuelven una y otra vez, con un tono entre orgulloso y dolorido. Viggo Mortensen, a cargo del rol de Aragorn, desgrana recuerdos de un momento central de esta segunda parte, la batalla del Abismo de Helm. “La filmación de Helm’s Deep duró meses, y significó para actores, dobles y extras estar atascados en ese lugar espantoso, húmedo, frío y oscuro”, cuenta. “Estábamos separados del resto del equipo, alejados de sus experiencias bajo el sol. Estábamos siempre temblando, y se puede ver en nuestras caras lo cansados que estábamos. Todos tuvimos esta especie de vida de vampiros... fue un microcosmos de lo que es la película, estar todos juntos al límite y superarlo. Odié hacerlo. Y amé hacerlo”. Para un par de dobles –profesionales del vuelo y la caída que en El Señor de los Anillos cumplen una pesada tarea–, la mejor declaración proviene de sus mismas remeras, en las que puede leerse “Yo sobreviví al Abismo de Helm”.
No todo es queja, claro. Orlando Bloom (Legolas), apenas reconocible con su corte mohawk a la The Clash en lugar de sus rubias mechas élficas, asegura que “fue extremadamente difícil, pero había una energía especial. Era como salir de noche con los muchachos, todos tirando flechas, blandiendo espadas, luchando y embarrándose”. Del mismo modo, el especial se detiene en una pausa de la filmación que llevó a buena parte del equipo a Queenstown, capital de deportes extremos donde Dominic Monaghan (Merry), a instancias de Bloom, supera su miedo a las alturas y termina haciendo bungee jumping, a pesar de las protestas de los productores para que los actores no se involucraran en otros riesgos que no fueran los de tirarse flechas de utilería y saltar a los caballos. El mismo segmento muestra a Sean Astin aprovechando la visita a la ciudad para filmar un cortometraje, en el que el mismísimo Jackson hace un cameo como conductor de ómnibus. Aunque lo que más llama la atención, al cabo, es ver a Astin y los demás actores que encarnan a los pequeños hobbits a la misma altura que suscompañeros. Algo similar sucede con el repaso de escenas en las que interviene Gollum, filmadas con un actor (Andy Sarkis) que luego fue reemplazado por una imagen digital de la criatura.
Más allá de la camaradería masculina en el Abismo de Helm y las muestras de testosterona aplicada a la guerra, el documental también echa un vistazo al mundo femenino de El Señor de los Anillos. Liv Tyler, enfundada en un sacón perteneciente a su padre –que no es el señor elfo Elrond sino Steven Tyler, cantante de Aerosmith–, ofrece el contrapeso de su Arwen, “un personaje bien femenino, con un vestuario deslumbrante”, y entrega una larga explicación de por qué sus “orejas–Dumbo” insumen tres horas de trabajo. Miranda Otto, que debuta en Las Dos Torres como Éowyn –la princesa que, como Arwen, queda deslumbrada por Aragorn–, resume a su vez las sensaciones que ese personaje, y su correspondiente actor, pueden generar en la platea femenina. “Cuando vi a Viggo por primera vez pensé: ‘¡por Dios, va a ser fácil enamorarse de él!’ Es un hombre con una integridad increíble, y se lo ve bellísimo como Aragorn. Desafío a todas las mujeres que vean la película a que no se enamoren de él.”

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“Mientras filmábamos la batalla del Abismo de Helm todos tuvimos una especie de vida de vampiros”, confiesa Viggo Mortensen.
 
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