ESPECTáCULOS › UN PASEO POR LA COBERTURA TELEVISIVA DE LA CAIDA DE BAGDAD
Hora de balances, ¿y autocríticas?
Entre la parcialidad de la CNN, la reflexión de los europeos y las estrategias de los canales locales, ¿cómo fue la cobertura del día 21 y qué balances empiezan a formularse? La red de redes, por su parte, permite buscar otros puntos de vista.
Por Julián Gorodischer
La estatua cae, en continuado, y la imagen parece producida por la CNN. Los canales exhiben el emblema del final: ¿dónde encontrar una síntesis más exacta de los 21 días en el frente sino en la bandera estadounidense sobre la cabeza del Saddam de bronce? La televisión cubre la caída del régimen, y lo que queda al público es el legado informativo de esta guerra: la uniformidad de la información estadounidense, la irrupción de las cadenas árabes, la postura diferenciadora de la televisión europea, las notas recurrentes sobre los 11 periodistas muertos y, cómo no, la cobertura impresionista del único “enviado nacional”.
- Jugar de local. ¿Y qué hacen los locales en el día 21? TN congela la imagen de la estatua y acompaña la transmisión con preguntas: dónde está Saddam, dónde las armas químicas, cómo sigue la historia... Subido al descrédito de CNN, el canal local repite las imágenes de Al-Jazeera y editorializa con comentarios. ¿Aplauden o silban?, se pregunta el presentador sobre las reacciones de iraquíes frente al gesto del marine. Marcado por la crisis y la falta de recursos, con un solo enviado, en realidad prestado (Gustavo Sierra, del diario Clarín) al teatro de operaciones, los canales locales buscan estrategias para diferenciarse de la versión oficial estadounidense. Hace opinar, por caso, a Mario Markic en “Telenoche”: “Todo ha sido una vergüenza”. O introduce al columnista (en “Informe central”, lunes a viernes a las 21 por América), experto acreditado de cuya palabra no debería dudarse. Tomando préstamos de la prensa gráfica, “Informe...” propone escuchar a la firma (Pepe Eliaschev, en Internacionales) que habla pausado, tiene un solo frente a cámara de invocación directa y nunca es discutido. “Informe...” es, también, el único espacio local que se plegó a la polémica tendencia estadounidense -en Fox, CNN o Telemundo– de contratar al militar-opinador, Martín Balza, que cierra la emisión con moraleja castrense: “El vencedor no debe humillar al derrotado”. En TN o Clarín Digital, Sierra impone el sesgo impresionista: monólogo interior y sensaciones físicas de la vida en directo, un encierro tipo reality desde el Hotel Palestine. Y mientras, Crónica TV persigue el filón emocional con subtítulo-graffiti: “Tropas yanquis en Bagdad”.
- ¿Parcial, yo? Por primera vez, la CNN en Español tematiza su propia transmisión, consciente de la ola de críticas que, esta vez, incluye manifestaciones de repudio en todo el mundo. Expertos se preguntan, en la pantalla del canal: “¿Somos parciales?”. La prioridad es el parte diario del Pentágono o la Casa Blanca, pero ahora, sobre la marcha, se incluye el programa especial “La cara humana”, para mostrar vida cotidiana y drama del iraquí bombardeado, tranquilidad de conciencia garantizada. Canal 9 emite, en dúplex, el editorial de Jorge Gestoso desde Washington, que celebra la liberación iraquí y comenta la imagen-fetiche de la jornada: “Junto a la estatua del dictador, los iraquíes sienten la necesidad de expresarse”. Cuando empiezan los saqueos, y el caos reemplaza el saludo al marine vencedor, la imagen se traslada a Washington: es hora de que George W. Bush emita su mensaje doblado al árabe y anuncie un posible gobierno de transición. El día 21, TV5 (el canal francés, en el 68 de Multicanal) opone a la mirada estadounidense una mesa de debate, en su “Edición Especial: Irak”, a cargo de una filósofa, un cineasta iraquí, un psicoanalista y una periodista siria. Se preguntan qué significa democratizar, mientras Fox News, desde Internet, festeja la “libertad de Irak” y exhibe el brazo en alto del marine triunfante. CNN reduce el debate a la predicción: “¿Reconstrucción con la ONU o a solas?”.
- La historia del día. El día 21 es tiempo de balances, resúmenes, síntesis, evaluaciones. Y cada canal pone el foco donde más duele. TVE (en el 74 de Cablevisión), pocas horas después del asesinato del periodista José Couso, de la cadena Telecinco, emite informes sobre el legado informativo: once periodistas muertos desde que comenzó el conflicto, la agresión más directa y brutal a la prensa que se recuerde tras el ataque de los aliados al Hotel Palestine. La protesta española consiste en dejar las cámaras a un lado cuando pasa José María Aznar por la escalinata del Congreso, y los homenajes a Couso se suceden con testimonios de colegas y música para emocionar. Un final provisorio reclama compilaciones y estadísticas, y Deutsche Welle (en el 76 de Cablevisión) las agrupa en informes documentales que rompen con la lógica del noticiero: sin presentador, con la pausa y la precisión técnica de una pieza cinematográfica. El documental frío condensa cifras trágicas (muertos civiles, periodistas, militares...) y, en la Argentina, el resumen de “Telenoche” prefiere apelar a la emoción: abre el programa con un “día por día” de historias de vida (madre sin su hijo, niño herido en la maternidad). Para el remate, la oferta es variada: la voz en off o el columnista, en Deutsche Welle y TV5, se preguntan “cómo sigue”, y Rumsfeld, en CNN, decreta la “segunda caída del Muro de Berlín”.
- Apuntes para un balance. ¿Cómo evaluar la cobertura de la guerra? En ningún otro conflicto murieron tantos periodistas en tan poco tiempo (al menos once, en veinte días), y el ataque al hotel de la prensa, a cargo de un tanque aliado, llevó la vulnerabilidad a su punto máximo. La organización Reporteros sin Fronteras encabezará uno de los reclamos más firmes en el corto plazo: acusar, por ese hecho, a los Estados Unidos de cometer un crimen de guerra. Quinientos periodistas desde el frente prometían hacer de la invasión a Irak la “guerra mejor contada”, pero el “manual del Pentágono” no filtró ni la crítica ni la mirada no oficial. De esa convivencia nació lo que muchos llamaron la “guerra en directo”, transmisión en continuado cercana al reality show, que elevó al protagónico las historias de la privacidad castrense: cómo los marines escriben cartas, extrañan a sus madres o se ratonean con la Playboy. Queda, también, la irrupción de Al-Jazeera como nuevo emporio de prensa paralelo a la CNN, y el punto de vista no oficial expuesto en el weblog o página personal (ver nota aparte, en la página de enfrente). Las corporaciones, quedó claro, enfrentaron esta vez una competencia imprevista en la consagración de un medio alternativo de información tan antiguo como la misma guerra: el diario íntimo.