ESPECTáCULOS

La teta de Janet Jackson creció hasta el Congreso

El incidente protagonizado por la cantante aún genera reacciones: los diputados de EE.UU. debaten la censura.

Por Isabel Piquer
Desde Nueva York

Como el pecho gigante que perseguía a Woody Allen en Todo lo que usted quiso saber sobre el sexo y temía preguntar, el pezón de Janet Jackson ha cobrado vida propia. Viajó hasta el Capitolio, desbarajustó la retransmisión de los Grammy y de los Oscar, encendió el debate sobre moralidad y decencia en televisión –y su derivación a la censura lisa y llana– e incluso relegó los videos de Britney Spears a horarios de medianoche. El pezón toma dimensiones inesperadas, casi desproporcionadas. Hollywood y Washington, una vez más, prefieren pecar de conservadores antes que correr el riesgo de herir las susceptibilidades del público estadounidense.
La última víctima del escándalo –hasta ahora– es Britney Spears. MTV decidió que su último video, Toxic –donde aparece con una bombacha semitransparente y se pone cariñosa con un señor en el baño de un avión–, sólo se retransmitirá a partir de las diez de la noche. “A la vista de la sensibilidad especial que existe en estos momentos, preferimos ser más prudentes”, ha dicho un portavoz de la cadena. La decisión también afecta a grupos de rock alternativos como Blink 182 y Maroon 5, y a la banda de rap Incubus. “Lo ocurrido en el Super Bowl es uno de los momentos más lamentables de la televisión y el último ejemplo de una serie de incidentes cada vez más numerosos”, volvió a denunciar ante el Congreso Michael Powell, presidente de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) y pariente de Colin Powell. “Como padre de familia, comparto el malestar de millones de estadounidenses porque se están desgastando los estándares de decencia común. La industria debe empezar a limpiar su propia casa.”
El FCC recibió más de 200.000 quejas y ha lanzado una investigación para decidir si impone a la CBS, la cadena que transmitió el evento, una multa por indecencia, una cifra que, incluso, podría aumentar. El Congreso parece cebado en el asunto. Es un año electoral, algunos ya empiezan a exhumar amoríos del candidato Kerry –que es quien se perfila con mayores posibilidades dentro del Partido Demócrata– y las cuestiones de moralidad cuentan mucho. El incidente que dio origen a todo este puritanismo sucedió hace casi dos semanas, el primer domingo de febrero. Durante una de las actuaciones de la Super Bowl, la final de la liga de fútbol americano que fue vista por más de cien millones de espectadores, el cantante Justin Timberlake, hacia el final de su dúo con Janet Jackson, arrancó parte del escote de la cantante, revelando no el sujetador de lencería roja como parecía estar previsto, sino un pecho desnudo coronado por una estrella de plata pegada al pezón. Jackson, tras alegar una falla en el vestuario, buscó mil y una maneras de disculparse ante sus admiradores y los que casi están pidiendo su quema pública.
Durante la comparecencia del miércoles, algunos congresistas criticaron sin piedad a Mel Karmazin, presidente de Viacom, el conglomerado dueño de CBS y MTV. “Usted sabía lo que hacía, sabía que la provocación y la indecencia aumentarían la audiencia”, dijo con voz acusadora la representante republicana Heather Wilson al dirigirse a Karmazin, que volvió a negar estar al corriente de las intenciones de Jackson. Muchos se han apresurado a comentar que el escándalo (y el pecho) de Jackson tomó proporciones exageradas. Estados Unidos no es ajeno al sexo en la televisión, pero lo ha relegado a las cadenas por cable. Series como la muy popular Sex and the City basaron su enorme popularidad en diálogos y situaciones explícitas. “Consumimos más pornografía que ningún otro país del mundo, pero no somos capaces de afrontarlo”, comenta Willam Drummond, experto en comunicación de la Universidad de Berkeley. Hace unos días, durante el tradicional almuerzo celebrado en Beverly Hills con todos los nominados a los Oscar, volvió a salir el tema. “Creo que somos una sociedad suficientemente madura”, comentó el actor Tim Robbins. “No me parece que los niños vayan a quedarse marcados por haber visto a Janet Jackson. En todo caso, se van a quedar con la duda de si todos los pezones se parecen a ése.”

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