ESPECTáCULOS › ENTREVISTA AL CRITICO COLOMBIANO OMAR RINCON

“El entretenimiento en la TV debe incluir la cultura, la información, el saber”

El especialista y consultor de diversos medios de América latina analiza la actualidad televisiva, destaca la importancia del humor y señala el imperativo de hoy: “Negociar con las audiencias”.

 Por Mariano Blejman

“Lo mejor de la televisión argentina es su identidad, es un error armar productos panregionales”, provoca el prestigioso crítico colombiano Omar Rincón en una clara alusión a Epitafios, que HBO lanzó hace unos meses con producción de Pol-Ka. Hay pocos críticos en América latina con conocimientos tan acabados sobre lo que sucede en la televisión del continente. Rincón se dedica a mirar horas y horas de televisión, en su carácter de jurado habitual de cuanta competencia televisiva haya por América latina. Llegó a la Argentina a dar unas conferencias en el XI Festival de Video de Rosario, lo invitaron a un seminario en la Flacso, después se fue a Montevideo. Dirige los estudios del Centro de Competencia en Comunicación para América Latina, también maneja el posgrado de televisión en la Universidad Jaberiana y la Universidad de Los Andes de Bogotá en Colombia. Además es crítico del semanario El Tiempo, consultor de medios privados de Brasil, Colombia y Venezuela. En entrevista con Página/12, desmenuza la televisión de este lado del Río Bravo.
–¿Los medios mantienen la crisis permanente?
–Hay una necesidad de lo light. Frente a las crisis sociales, los medios recrean al circo. Si la sensibilidad está puesta por la paz, entonces los medios ponen de moda el discurso crítico. Pero los temas duros crean una visión derrotista. La gente se cansa sin relato colectivo, se desmorona la moral. La desazón colectiva arrancó discutiendo bien en Argentina y llegó un punto de estancamiento. Lo cierto es que los medios funcionan como espejos aunque no sabemos qué parte es real.
–¿La televisión de América latina es oficialista?
–Los medios piensan que es buen negocio que al gobierno le vaya bien. Si le va bien al país, les va bien a ellos porque tienen más publicidad. Piensa de manera elemental. Es cierto que en Colombia, al presidente Alvaro Uribe le está dando rating su política de mano dura, en Argentina Néstor Kirchner también tiene la mayoría de la gente a favor con un discurso confrontativo. En Perú los medios están contra Toledo pero no se ataca al status quo de la economía. El asunto es que los medios están en las grandes capitales, pero los países reales no pasan por allí. En Colombia todos los medios hablan de Bogotá, la tele no representa el relato nacional. Además, en general simplifica los problemas.
–¿En qué coincide la televisión de América latina?
–Por empezar, la televisión pública no cumple con atender poblaciones no comerciales donde el mercado no se interesa. En Colombia está el Canal 11, en Bolivia el 7, en Argentina también Canal 7. Son medios de comunicación estatal pro gobierno. Aunque en el rubro privado en Argentina Canal 13 también aporta al statu quo económico. En Venezuela los medios públicos con Chávez y los privados en contra. Pero también en Estados Unidos la cadena Fox hace prensa por George W. Bush.
–¿Es mejor o peor que el cine?
–El cine es una maravilla frente a la tele. Este año en Argentina se estrenan 60 films. Unas 20 películas serán malas, 20 regulares, 20 buenas. En televisión hay 2000 horas al año por país, unas 100 horas serán buenas y 1900 malas. La ficción argentina tiene buena calidad en general, pero de Vulnerables a Los Roldán hay un paño grande estéticamente. Los programas de choque como El deseo no funcionaron bien porque hay que negociar con las audiencias. No se puede comenzar una novela de manera críptica. Resistiré comenzó convencionalmente y fue virando a un lenguaje más audaz. El problema de Epitafios, de HBO, es la falta de marca regional. La televisión argentina debe mantener su identidad, se desmerece con los híbridos.
–¿Qué características resalta?
–América latina es clave en el humor, porque parece la mejor forma de ser contestataria. CQC está en Argentina, en Colombia está Jaime Garzón, está Zoopedia, está Francotiradores, hay cosas interesantes en Chile. Brasil está a fondo en la ficción. Las novelas El ciclón o Terra nostra son formatos donde todo vale. Se muestra la interculturalidad árabe-brasileña. La cadena O Globo tiene una escuela de actores que entrena para ser estrellas en unos años. Está pensando la televisión de las próximas dos décadas. Pero además hay innovaciones narrativas en los relatos sobre la ciudad. En Colombia con Betty la fea, con Café y con Pedro el escamoso se negocia con las audiencias. El problema es qué nivel moral permite el televidente. En Argentina apareció el travesti, todavía falta lo lesbiano.
–¿Dónde están las nuevas formas de relato?
–No hay géneros puros por definición. Pero no hay en los medios reflexión ética. Nuestros colegas no mantienen debates públicos. Los contenidos están detrás de la tecnología. Pero lo narrativo debe ser subyacente a la rutina. El día que sepamos tanto de democracia como de televisión y de fútbol nuestra sociedad va a funcionar mejor. Para reinventarse hay que volver al relato. Nos juzgan por nuestros contenidos, pero la mejor crítica debería ir sobre la forma. No podemos contar la historia de un futbolista sólo con preguntas. El segundo aspecto es político. Cuando se cuenta algo también se deja algo afuera. Si la transformación radical se da ahora por las nuevas tecnologías, hacer periodismo debería ser distinto. Hay que volver a los relatos sociales, aprender a contar de nuevo. La tele es el eje de la sociedad, nos impone temas sociales y da las formas de relato. La radio se quiere diferenciar pareciéndose, pero lo que hay que hacer es alejarse.
–¿Existe intención deliberada de desinformar?
–No creo que haya una política deliberada, simplemente no se obra bien. La tele debe contar historias para poner a charlar a la gente. Porque su lógica es el entretenimiento. Quedó demostrado que no nació para informar, ni para hacer cultura. Es para entretener. Entonces el entretenimiento debe incluir la cultura, la información, el saber, la familia, la escuela. Debe interpelar a la audiencia hasta donde estén dispuestos a cambiar. Porque todos dicen que los realities son una porquería, pero no hacen nada. La televisión es industria del entretenimiento. Debe haber más crítica social para comprender la lógica de las audiencias que son, por lo general, muy conservadoras.

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Rincón es terminante: “El cine es una maravilla frente a la tele”.
 
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