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–¿Está de acuerdo con la idea de que el mundo está iniciando una nueva etapa, en que Estados Unidos se comporta como un poder irracional y peligroso?
–Sí, esto es así. Hay una sola superpotencia con un poderío militar superior y eso crea un panorama completamente nuevo. Esta es una realidad, aunque no se puede interpretar como si fuera el nazismo de Hitler o el comunismo de Stalin, ya que estamos hablando de un país democrático.
–¿Qué opinión tiene del gobierno de George Bush (h.)?
–Entiendo que están justificados los recelos que despierta alrededor del mundo, porque es un gobierno muy beligerante, que se cree autorizado a imponer su autoridad a nivel mundial.
–Usted escribió que la invasión a Irak era básicamente “un desagravio psicológico” de Estados Unidos. ¿Qué quiso decir?
–Que se sintieron humillados tras el 11 de septiembre y que a partir de esa vergüenza frente a los otros hay que analizar su accionar posterior. Estados Unidos había sido sorprendido, y se reveló como un sitio vulnerable, después se tomó revancha y atacó.
–¿Lo justifica?
–Esta fue una guerra ilegal, y que marca un peligroso antecedente para la humanidad.
–¿Eso quiere decir no?
–No lo justifico, no.
–¿Cómo imagina el futuro inmediato? ¿Estados Unidos contra el mundo en una guerra más extendida y permanente?
–Sinceramente, no creo que esta situación vaya a perdurar mucho tiempo. La sociedad estadounidense no está dispuesta a sostener los tremendos gastos económicos que supone esta política de guerra. La sociedad no va a admitir el desembolso vertiginoso de recursos, es decir de impuestos, que significa apoyar este esfuerzo por mucho más tiempo. Por otra parte me parece que es muy importante que la Alianza Atlántica se mantenga. Me parece que es el único freno al gobierno estadounidense. No veo a Bush por mucho más tiempo en el poder.
–Las estadísticas indican que un 70 por ciento de la población estadounidense apoyó la guerra. ¿Cómo interpreta este dato?
–Lo interpreto en el contexto. Que apoyaran la invasión a Irak no significa que vayan a apoyar enfrentamientos sostenidos en el tiempo. Además a Bush, concretamente, lo apoya la minoría de la gente de su país. La gran parte de los ciudadanos, los votantes promedios, no está de acuerdo con seguir gastando tales cifras de dinero en la guerra. Hay problemas económicos muy serios. Como es una democracia, probablemente a éste le siga otro gobierno alternativo, con otra política.
–¿Qué rol le cabe a América latina en este nuevo mundo que se viene?
–Lamentablemente, América latina ha quedado muy desplazada. No somos una prioridad para el Primer Mundo. Los inversionistas están cada vez menos interesados en este continente. Deberemos esforzarnos mucho para, sin la ayuda que esperábamos, salir de la crisis en que nos encontramos, y superar la plaga mortal de la corrupción. ¿Podemos hacerlo? Claro que podemos. Pero tenemos que hacer nuestra propia batalla interna contra estos problemas. La democracia es la base pero no lo es todo. Hay que esperar que luego, la sensatez política tenga su correlato en el campo social y económico. De otro modo seguiremos siempre así.
–Usted dijo que su candidato predilecto en la Argentina era López Murphy. Entre Kirchner y Menem, ¿a quién prefiere?
–No puedo perdonarle a Menem sus reformas mal hechas. Las privatizaciones de las empresas estatales probablemente fueran necesarias, pero si alguien lo hace para llenar sus propias arcas o favorecer a ciertos grupos económicos o personas no merece mis respetos. Eso origina una corriente de rechazo innegable, y en el caso de Menem eso fue lo que ocurrió. Lo mismo ocurrió en Perú con (Alberto) Fujimori, cuyas medidas económicas tuvieron consecuencias catastróficas. La reforma liberal es laque ha hecho España. Ahí el grueso de la población mejoró su posición y los corruptos están presos, porque no se impusieron los criterios mafiosos. Allí hay una Justicia independiente, lo que prueba que viven en una democracia verdadera.
–Está diciendo que aquí la democracia es relativa...
–Digo que veo a España y me gustaría que en Perú, en Venezuela, en Colombia y en la Argentina ocurriera lo mismo.
–De haber sido argentino, ¿votaría ahora a Kirchner?
–No lo conozco lo suficiente, no puedo decirlo. En la primera vuelta, ya lo dije, hubiese votado a López Murphy.