ESPECTáCULOS › CASTRO BUSCABA UN REPORTAJE CON LA PRIMERA DAMA

El mensaje para Cristina K.

 Por Diego Schurman

La placa roja de Crónica TV paralizó a Diego Buranello.
–No lo puedo creer, hace un rato me dejó un mensaje –susurró para sí mismo el vocero de Cristina Kirchner.
–¡¿Cómo?! –le preguntó Página/12, testigo involuntario de ese momento en la sala de vocería de la Casa Rosada.
–Sí, sí. Juan Castro estaba buscando a Cristina porque largaba con su programa y quería hacerle un reportaje –relató sin sacar la mirada de la pantalla y con la mandíbula por el suelo.
Siete de los ocho televisores apilados en esa oficina devolvían la terrible noticia. La parálisis se transformó en nerviosismo cuando, minutos después, otra placa de Crónica informó: “Dejó un mensaje a Cristina Kirchner y se arrojó”.
No era mentira, pero habilitaba a diferentes interpretaciones e inducía a relacionar ese llamado con la caída, cuando pasaron más de dos horas entre un hecho y el otro.
La bola de nieve se volvió imparable. Aún por la noche del martes, algunos noticieros de televisión hablaron del “llamado de Castro a Cristina Kirchner” con cierta aura de misterio, como si se hubiera querido ocultar algo.
En rigor de verdad, Castro dejó un mensaje en el celular de Buranello, exactamente a las 16.27 del martes, según quedó registrado en el aparato telefónico del vocero. “Che, Diego, a fin de marzo estoy volviendo con Kaos y quiero hacerle un reportaje a Cristina. Vamos a hacer una producción supercuidada. Abrazos para todos”, es el textual del periodista, de acuerdo a la reconstrucción que hizo el hombre de confianza de la primera dama.
Inquietos por cómo repercutía la noticia, representantes del Gobierno relataron lo sucedido en la sala de periodistas de la Casa Rosada. Igualmente, en distintos medios primó el “teléfono descompuesto”. Al mencionarse la existencia de un “mensaje”, muchos interpretaron que hubo una carta. Y que Castro dirigió esta carta a Cristina. Nada de eso ocurrió.
La necesidad de buscar un título hizo rayar con el delirio a productores de programas de chimentos y también a algunos cronistas. Estos llamaron ayer a la Casa Rosada asegurando que en el Hospital Fernández estaban esperando una decisión de Néstor Kirchner “para desconectar” a Castro, como si el Presidente tuviera la facultad de marcar el destino del conductor de Kaos.
Los Kirchner nunca ocultaron su aprecio por Castro. La presencia de Miguel Núñez en el hospital donde está internado no fue más que una manera de demostrar esa simpatía. Núñez es el vocero presidencial.
–¿Qué más sabés de Juan? –preguntó anoche Kirchner a Núñez, antes de retornar a la Residencia de Olivos. Su mujer, Cristina, también preguntó varias veces por su estado de salud.
La buena relación se había fortalecido el mes pasado, cuando Castro se sumó a la campaña a favor de la donación de órganos que impulsó el Gobierno y de la que también participaron las cantantes Soledad y Marcela Morelo y los grupos Gamberro y Mambrú, entre otros.
Amén de ese vínculo, existía una relación profesional. De hecho, previo a la caída, el equipo de producción de Castro hizo varios llamados a la Rosada. Se interesó, por ejemplo, sobre si la pareja presidencial concurriría a la boda real entre Felipe de Borbón y Letizia Ortiz, ya que el conductor tenía deseos de cubrirla. Y también hubo averiguaciones por el acto que Kirchner realizará esta jornada en Quilmes.
En Gobierno no pueden salir de su asombro. “Estamos conmovidos y sentimos un verdadero dolor por él”, expresó Kirchner en nombre suyo y de su esposa, según informó a Página/12 un ministro de extrema confianza del mandatario.

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