ESPECTáCULOS › EL MATERIAL IDEAL PARA CONOCER UNA OBRA NOTABLE

Clásico y también popular

Los discos que presenta Página/12 representan momentos tan fundamentales como representativos de la personalidad musical de Estrella. Piano, un disco histórico por varios motivos, es un concierto registrado en 1971. Corazón al Sur, del Sexteto Dos Mundos, es del 2001 y presenta a Estrella en un grupo dedicado al encuentro de la música clásica y popular, donde participan sus dos hijos. Estas son las reflexiones del propio artista sobre ambos registros.
u Piano: “Es un recital grabado en 1971 en la Gran Casa de la Radio de París, donde hacían ciclos con jóvenes concertistas. Tengo un recuerdo hermoso de ese concierto, la última vez que toqué estuvo Nadia Boulanger. Cuando yo desaparecí, mis colegas músicos que me buscaban desesperadamente se encontraron con esta grabación. Y la radio la cedió para que los comités –había como 50 en Europa, Estados Unidos y Canadá– junto a mi familia pudieran proseguir su campaña. Cuando me oficializaron como preso gracias a esa gestión, donde también tuvieron fuerte intervención organizaciones como la Unesco –que mandó dos emisarios para negociar con los militares uruguayos que no me trajeran a la ESMA, que era mi destino–, ese disco se vendió muchísimo, y permitió que mi familia viajara a visitarme. Dos de las obras, una Partita de Bach y una Sonata de Beethoven, participaron en concursos con los mejores pianistas del siglo XX, y la Sonata de Beethoven fue elegida como la mejor versión. Ese disco lo veo como un acto de amor de mis colegas. Muchos no tenían nada que ver con mis opciones sociales por la música, y otros no eran de mi generación, como Yehudi Menuhin, Nadia Boulanger, Henri Dutilleux, Olivier Messiaen, e hicieron todo por el pianista, no por el militante. No concebían que yo desapareciera de este mundo y no tocara más el piano”.
u Corazón al Sur: “Empezó siendo un cuarteto en 1982, cuando comencé con mi actividad nuevamente en el piano. El verdadero programa, cuando tocamos en concierto, es más amplio que lo reflejado en el disco: empieza con obras populares de Bartok sobre músicas húngaras, y después a eso le vamos poniendo armonizaciones y arreglos bartokianos de La Telesita, chacareras santiagueñas, valsecitos, músicas de Atahualpa Yupanqui, tocadas con instrumentos aborígenes e instrumentos clásicos. Lo que empezó siendo un cuarteto, cuando crecieron mis hijos y se hicieron buenos músicos, y se transformó en sexteto. Hay sikus, aerófonos andinos (Raúl Mercado), guitarra (Omar Espinosa), contrabajo (Jorge Loiotile), la voz de mi hija (Paula Estrella), la percusión de mi hijo (Javier Estrella). El nombre Sexteto Dos Mundos hace alusión al mundo de la música llamada clásica y al de la popular, ponerlas juntas, armonizarlas. En el disco están presentes muchos de los compositores que admiro en lo popular, como Piazzolla, Cobián y Cadícamo, Yupanqui. También hay una composición de Ernesto Nazareth, un brasileño que aquí es muy poco conocido. En el exilio, recuerdo que durante meses tocaba ese vals con una nostalgia que me desarmaba. Los domingos nos juntábamos en mi casa los músicos de Chile, de Uruguay, de Bolivia, todo ese exilio enorme. Y en un momento dije basta y me puse a tocar Ravel, una cosa muy oriental, muy francesa también, muy refinada. Ese domingo estaba el Cuarteto Cedrón, y cuando terminé, César Strocio hizo un comentario en el bandoneón que nos traía hacia el Río de la Plata. Y todos empezamos en la misma tonalidad, y tocamos El choclo. Así nació la idea de juntar los mundos, por la convivencia y complicidad que tienen”.

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