ESPECTáCULOS

Las edades de Celeste

1996: Debuta en Chiquititas para quedar atrapada en un estudio de TV. Se destaca por la voz aflautada y la carita de buenísima, que nunca se le borraría. Sobre ese pasado en tiras juveniles, confiesa en 2005: “A veces me dan vergüenza”.
1998: Primer pase de una vida de estrella. Se muda a Verano del ‘98, la tira de Telefé que la encontraría en un lugar más ambiguo. Al principio encasillada como la loca, dueña amorosa y posesiva de dos peces (nombrados como uno y dos) y luego devenida en una sexy temprana con escenas de masturbación frente a un espejo y seducción precoz a los veteranos de la novela. Allí, fue precursora en ser bautizada como lolita.
2000: Profundiza esa faceta de comehombres sin rasgos tradicionales (flacucha, pálida, de voz agudísima) en Franco Buenaventura, la tira en la que compartió el protagónico con Osvaldo Laport y vivió su propia experiencia de alumna enamorada de el profe. ¿Su recuerdo? “Horas y horas de espera para grabar.”
2003: Ascenso verdaderamente estelar a categoría de actriz seria en Resistiré, junto a Pablo Echarri. En el principio le pidieron que se hiciera odiar, pero luego el rumbo la llevó hacia una heroína ligeramente histérica, algo cómplice de su marido villano (Fabián Vena), pero revelada hacia el final. “Todavía no me recupero de todo eso...”, dice.
2004: Su última aparición televisiva fuera en Locas de amor, haciendo de obsesiva compulsiva, embarazadísima, con pánico a que le toquen la panza. Inauguró su etapa de “unitarios”, harta de la rutina diaria en sets y camarines.
2005: Debut en teatro en Hipólito y Fedra, del ciclo de tragedias griegas de Konex, con poco público y malas críticas. “Hay mucho prejuicio”, justifica.

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