PSICOLOGíA

Esas botitas tan lustradas

 Por Por S. B.

Una observación con respecto a las relaciones entre homosexualidad y narcisismo. Indudablemente la teoría del narcisismo está atravesada, desde el texto inaugural de Freud, por la convicción de que el placer producido por la imagen del propio cuerpo es pregnante en las relaciones con las cuales se establece el nexo entre ambos. Y si bien en la observación de cierto tipo de homosexualidad esto parecería ser así, la generalización no sólo es inadecuada sino profundamente errónea.

En primer lugar, porque el pavoneo ante la propia imagen no recubre a todo el mundo homosexual, ni tampoco es patrimonio sólo de los homosexuales. En este sentido, basta detenerse en el acicalamiento con el cual se constituyen los símbolos mismos del machismo en la cultura: jinetas, medallas doradas, botas lustradas, para advertir que el narcisismo que produce placer con la imagen del cuerpo propio es un ejercicio de muchas castas tradicionalmente consideradas masculinas y, más aún, está tanto al servicio de la conquista del sexo opuesto como de la admiración del propio. Lo mismo ocurre con la belleza femenina: la autocomplacencia por la imagen es hoy uno de los problemas mayores que enfrenta nuestra clínica cotidiana ante los síntomas de destrucción corporal, efecto de los ataques autodestructivos con los cuales las histerias se ponen al servicio de los ideales fashion que los medios imponen.

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