SOCIEDAD › TRES DOCUMENTOS ECLESIALES COMPLICARON A GRASSI EN EL JUICIO ORAL

“Un francotirador clerical”

Un sacerdote acusó a Grassi de llevarse irregularmente a un adolescente de su hogar a la Fundación Felices los Niños. Justo Laguna, que fue superior del cura al momento de su detención, lo criticó por “desobediencia”. Las quejas de Cáritas.

La lectura de documentos de la Iglesia Católica complicó ayer la situación procesal del sacerdote Julio César Grassi, juzgado por el Tribunal Oral en lo Criminal 1 de Morón por abuso sexual y corrupción de menores. Se leyeron tres escritos: de Cáritas, el Obispado de Morón y del cura Elvio Metone, fundador del Hogar La Casita, donde Grassi realizó una misión pastoral antes de crear la Fundación Felices los Niños. La audiencia finalizó pasadas las 17 y las partes acordaron continuar el debate el lunes a partir de las 9, cuando se le tome indagatoria en el banquillo de los acusado a Grassi y comiencen a prestar testimonio los casi 400 testigos previstos.

El documento que más perjudicó al cura –según las querellas– fue una carta del padre Metone, director del Hogar La Casita, de la localidad bonaerense de Paso del Rey. Grassi trabajó allí y aparentemente tuvo una relación con uno de los pequeños, según la causa. En el texto se denuncia que el titular de Felices los Niños, cuando se marchó del hogar, se llevó a un chico, de nombre Iván, a su fundación con el pretexto de que había solicitado su guarda. Sin embargo, el cura juzgado no había realizado ningún pedido formal en la Justicia. Cuando una familia reclamó la guarda del muchacho, se descubrió la maniobra de Grassi.

De acuerdo con el testimonio de Luis, una de las tres víctimas por la cuales se juzga a Grassi, Iván era “uno de los preferidos del sacerdote en la fundación junto” a él y otro adolescente, de nombre Flavio. Agregó que el cura “convivía con Iván en la fundación”. Para los ex empleados de la fundación de Gra-ssi, según los testimonios que figuran en la causa, Iván era un compañero más, junto con Flavio.

Otro de los documentos leídos, que consta en la causa, fue emitido por Cáritas, con anterioridad a la detención del sacerdote. “Sería deseable que el presbítero coordine sus obras con el obispo diocesano y que evite proseguir actuando como un francotirador clerical, en forma autónoma y sin autorización explícita de las autoridades diocesanas”, cuestiona el documento leído en la audiencia.

También se leyó un escrito del por entonces obispo de Morón, monseñor Justo Laguna, fechado el 25 de octubre de 2002, cuatro días después del arresto de Grassi. Lo consideró “incurso en desobediencia”. Además, Laguna en la carta escribió que Grassi “intenta desacreditarlo al solo efecto de intentar defenderse, para lo cual utiliza los medios de prensa para organizar su defensa, al tiempo que lo acusa de calumniarlo”.

Para el fiscal general de Morón, Federico Nieva Woodgate, la prueba que se presentó en el expediente contra el sacerdote “es suficiente para condenarlo por abuso y corrupción de menores”. Antes de ingresar al TOC 1 de Morón, Grassi insistió ante la prensa en que la causa está armada. “Hay mucha gente que habló de buena voluntad, pero lamentablemente se prestó a una historia en la que ellos no querían colaborar”.

El abogado Juan Pablo Gallego remarcó que ayer “fue un día muy positivo para la querella porque las pruebas leídas perjudican notoriamente al imputado, tanto es así que su defensa desistió de ver los videos” no editados de Telenoche Investiga. El TOC 1 finalmente no analizó los videos del caso. Según la querella, el desestimiento de ese pedido nació de la defensa para evitar un daño mayor a la figura del acusado, pero Grassi explicó que se irán observando a lo largo del proceso. Gallego destacó, además, que “era evidente el mal estado de ánimo de Grassi una vez que se leyeron los tres documentos”.

Ricardo Malvicini, uno de los abogados defensores del sacerdote, dijo que “sólo se dio lectura a las pruebas y las partes acordamos no ver los videos al considerarlo prematuro”. Malvicini señaló que “se leyeron documentos que constan en el legajo del Obispado de Morón, pero que no sorprendieron a Grassi, pese al tiempo transcurrido” y ratificó que el lunes próximo “está previsto que declare su defendido”.

En sintonía, la fiscalía y la querella dijeron que “si la prueba no se desvirtúa, hay suficientes elementos de prueba para condenar” a Grassi por abuso y corrupción de menores. Por su parte, el titular de la Fundación Felices los Niños sostuvo que “no está preparado” un veredicto adverso. “Grassi enfrentó el juicio con un nivel de jolgorio, como quien viene a pasear a un sho-pping hablando de denuncias y complot y se da cuenta de que esto es un juicio oral, donde la prueba es abrumadora”, opinó Gallego. Se conjetura con que Gabriel, Ezequiel y Luis –los nombres ficticios con los que se los dio a conocer– puedan hablar ante los jueces el 9, 10 y 11 de septiembre próximos; el tribunal y las partes tomaron esos plazos con pinzas, porque dependerá de la extensión de la declaración que prestará Grassi.

El sacerdote, por su parte, admitió que sólo espera una absolución, al señalar que “para un veredicto en contra no estoy preparado”.

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Julio Grassi sigue prometiendo que el lunes prestará declaración ante el tribunal que lo juzga.
Imagen: Télam
 
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