SOCIEDAD › BERGARA NO RECONOCIO AL POLICIA DUEÑO DE LA CASA DONDE FUE ENCONTRADO

Una investigación a oscuras

Leonardo Bergara entró corriendo a la Delegación de Investigaciones de Quilmes ayer a las 8. Iba con una gorra, anteojos de sol y llevaba de la mano a su mujer, con la cabeza tapada por una camisa blanca. El empresario de 37 años lucía su larga barba, la misma con la que pudo vérselo el sábado pasado, cuando lo liberaron luego de estar cautivo durante 33 días. Lo habían citado a una rueda de reconocimiento por la que pasarían los policías Maximiliano Costa y Víctor Vega, ambos detenidos y procesados con prisión preventiva. Sin embargo, solo llevaron a Jorge López, dueño de la casa donde fue encontrado y a quien no reconoció porque, como ya le había explicado en la fiscalía, en las horas que pasó allí y durante todo el secuestro siempre estuvo con los ojos tapados y aislado de sus captores.

Además, los investigadores de la DDI de Quilmes le mostraron a Bergara el automóvil Renault 9 secuestrado en la casa del ex policía José Pardini, quien permanece prófugo y es buscado por la Bonaerense. Según explicó a este diario una fuente de la Policía Federal, también lo está buscando la Gendarmería. El vocero no ocultó el enojo porque “dejaron afuera” del caso a la PFA. Sobre el vehículo, que tampoco fue reconocido por el empresario, pesa la sospecha de que fue utilizado el 22 de diciembre, día del secuestro.

El prófugo en cuestión fue exonerado de la fuerza en una purga policial y habría recibido una llamada en la que se menciona la siguiente frase: “Comida para el chancho” (‘chancho’ equivale a ‘secuestrado’ en la jerga del hampa). La comunicación se efectuó desde un teléfono público cercano a la casa de Pardini, de donde también salió una llamada a Vega, teniente de la distrital de Berazategui. Sobre la base de este y otros datos, se lo vincula como uno de los cabecillas de la supuesta banda mixta de alrededor de 20 personas, entre uniformados y civiles, que concretó el crimen.

Por la esquina de Garibaldi y Alison Bell (donde está la DDI de Quilmes), también pasó Daniel Scioli. El gobernador charló con Bergara y su esposa, venía de reunirse en privado con la fiscal federal Silvia Cavallo y el juez Luis Armella “para facilitar todos los elementos” que estén a su alcance. “Y esclarecer las dudas que todos tenemos y que ha dejado este caso”, atinó a decir Scioli a la salida y confirmó que Bergara no había reconocido a Jorge López como miembro de la banda que lo secuestró.

El subteniente en cuya propiedad fue encontrado Bergara el sábado pasado, encadenado a la cama, fue de la DDI de Quilmes al juzgado federal de ese distrito para ser indagado por la fiscal y el juez. El hombre lleva 20 años en la fuerza y su casa a medio construir era la única de la manzana de ese barrio desolado llamado El Pato, en Berazategui. “Me lo plantaron”, sintetizó López, haciendo referencia a la probable interna policial que subyace al secuestro (ver aparte).

Para el defensor de Maximiliano Costa, detenido en la cárcel de Marcos Paz, López es “el más burdamente inculpado”. Según dedujo el abogado Diego Martín Alvarez, es imposible creer que alguien que tiene responsabilidad en un secuestro de la magnitud de Bergara lo haga aparecer en su propia casa. Alvarez estimó que los tres policías detenidos son inocentes y señaló que los secuestradores intentan inculparlos. “No es casualidad que todos los involucrados (Vega, Costa y López) trabajen como personal de calle. Tienen trato directo con los delincuentes al momento de apresarlos”, dijo.

“Por ese lado hay que buscar a los responsables, alguien que les quiere pasar factura”, agregó el abogado, quien sostuvo que el hermano de Pardini le aseguró en una reunión que mantuvo hace unos días que el prófugo tenía la intención de entregarse para deslindar su responsabilidad. Hay dos personas más con pedido de captura, aunque sus nombres no han trascendido debido al secreto de sumario y al silencio impuesto por el Ministerio de Seguridad bonaerense a todas las fuentes policiales bajo su órbita.

Este silencio no ha hecho más que alimentar la imaginación y las teorías conspirativas. Una de ellas tomó fuerza a partir de un off the record de una alta fuente del gobierno bonaerense que deslizó la posibilidad de que se trate de un autosecuestro “por deudas que podrían ser de juego”.

En tanto, la fiscal y el juez también tienen previsto que Bergara realice las ruedas de reconocimientos pendientes con Costa y Vega. El destino de López, aún demorado por la Justicia, es incierto. El propio ministro de Seguridad bonaerense, Carlos Stornelli, cree que el llamado anónimo que recibió el 911 el sábado indicando la ubicación de Bergara fue hecho por los propios secuestradores, luego de cobrar los 230 mil dólares de rescate. Ese día López fue convocado por los policías que fueron a su casa y, junto a un vecino que ofició de testigo y un albañil que llegó al lugar para trabajar en la construcción, rompió un candado que había sido colocado por extraños la noche anterior.

El policía se mostró sorprendido al encontrar al secuestrado vestido con una remera roja, despeinado y con barba y uñas crecidas, con los ojos y los oídos tapados. Gritaba a viva voz “¡Soy Bergara! ¡Soy Bergara!”. Tras la liberación, López quedó detenido mientras que los albañiles comparecieron en la fiscalía y luego se retiraron. Bergara declaró durante cinco horas ese día. Según fuentes judiciales, este empresario no descartó que los secuestradores pudieran ser policías. “Nunca vi a nadie durante estos días. Los que me cuidaban iban rotando. Siempre me ponían la radio o el televisor, con música”, contó en aquella ocasión.

Según fuentes judiciales, es normal que luego de un secuestro los nervios jueguen en contra de la memoria de la víctima y tiendan a no reconocer ninguna prueba, por lo que sería citado nuevamente esta semana.

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Leonardo Bergara entró corriendo a la Delegación de Investigaciones de Quilmes ayer a las ocho.
Imagen: Télam
 
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