SOCIEDAD › NUEVAS AMENAZAS DEL FRANCOTIRADOR, FURIOSO CON LA POLICIA

Diez millones para dejar de matar

En una carta, el asesino dijo que seguirá matando a menos que le paguen diez millones de dólares. Indignado porque la policía no lo atendía bien gritó por teléfono: “¡Estoy a cargo. Soy Dios!”.

Por Suzanne Goldenberg y Julian Berger *
Desde Montgomery y Washington

El francotirador que viene eludiendo la policía de siete jurisdicciones perdió la paciencia con sus perseguidores y dijo que matará hasta que los cuerpos se apilen en bolsas a menos que le paguen un rescate de diez millones de dólares. Las amenazas cada vez más irritadas del hombre que mató a diez personas e hirió a otras tres en el área de Washington fueron hechas en una serie de cartas manuscritas.
Los aspectos revelados de las cartas sacaron a la luz embarazosos detalles sobre la investigación en la que están involucradas múltiples agencias de investigación, que parecen haber estado demasiado ocupadas para escuchar al hombre al que están buscando. Resulta ahora que el asesino estuvo intentando llamar a la hot line policial en seis ocasiones y sólo recibió la señal de ocupado o a veces hubo un molesto oficial del FBI que le cortó la comunicación.
Como resultado de la forma en que fue tratado, escribió el francotirador, “seis personas tenían que morir”.
Las nuevas amenazas surgen en un día en que los patrulleros inundaron las calles donde están ubicadas las escuelas de Virginia y Maryland, después de que las autoridades hicieron pública una amenaza de matar a los niños. Las puertas de las aulas se cerraron con llaves y las ventanas fueron tapadas, entre otras medidas de emergencia impuestas por las escuelas.
La última carta del francotirador, de varias páginas de extensión, fue descubierta en una zona boscosa del condado de Montgomery, según informó el Baltimore Sun, donde un conductor de ómnibus fue asesinado en la mañana del martes. Ayer, la policía confirmó que Conrad Johnson fue, ya sin dudas, la 13 víctima del asesino.
El comunicado de Maryland tienen gran semejanza con la carta anterior del francotirador: mal construida gramaticalmente, y con un vocabulario pobre, sugiere que quien la escribe no es un hablante nativo de inglés.
Más preocupante aún, se cree que repite las amenazas ya expresadas en una carta pegada a un árbol cerca del restaurante de Virginia que fue escenario del crimen del sábado: que matará al menos a cinco personas y que seguirá hasta que los cuerpos “lleguen en bolsas”.
Aún peor, la carta dijo que el plazo para pagar el rescate era el lunes. Sin embargo, el Washington Post sostuvo que los agentes del FBI la leyeron recién el domingo al mediodía.
El francotirador dijo que las amenazas eran una retribución por la forma en que fue tratado por la policía, que le cortó la comunicación telefónica en seis ocasiones. Ayer, las autoridades confirmaron que al menos dos de sus llamados fueron mal manejados por una pasante del FBI que estaba atendiendo la línea pública. Aparentemente, la pasante pensó que el llamado era una cargada, una idea errónea que desató la furia del asesino, quien empezó a gritar: “¡Préstenme atención!”, “¡Yo estoy a cargo!” y “¡Soy Dios!” antes de que la mujer cortara la comunicación.
“Prácticamente lo espantó”, dijo un funcionario.
Con la tensión más alta que nunca por la amenaza directa hacia los niños, ayer fue creciendo la presión para que la policía muestre resultados en su búsqueda del asesino. Pero por ahora no aparecen pistas que orienten la búsqueda.

* De The Guardian, de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

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En un clima de terror creciente, los chicos corren hacia el ómnibus escolar.
 
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