SOCIEDAD › MARCHA AL CONGRESO EN EL DíA POR LA DESPENALIZACIóN DEL ABORTO

Una ley para evitar una tragedia

Organizaciones feministas, sociales y políticas marcharon de Plaza de Mayo al Congreso en reclamo de la sanción de una ley que permita interrumpir el embarazo, por voluntad de la mujer, hasta la semana 12 de gestación. Piden reglamentar el aborto no punible.

 Por Emilio Ruchansky

Más de un centenar de personas se juntaron ayer en Plaza de Mayo y marcharon hasta el Congreso cortando un carril de Avenida de Mayo en reclamo de la despenalización del aborto. Eran en su inmensa mayoría mujeres, jóvenes y no tanto, y fueron recibidas con aplausos al llegar a la Plaza del Congreso, donde cientos de militantes se disponían a recorrer el camino inverso hasta la Casa Rosada para repudiar la represión en la ex Terrabusi. A diferencia de otros años, el tema del aborto se coló en la agenda política por las declaraciones, días atrás, de la ministra de la Corte Suprema Carmen Argibay, quien calificó como “una tragedia” las 400 muertas que anualmente deja el mercado clandestino. Algo así como un Cromañón al año.

La marcha formó parte de la campaña nacional por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito en la que confluyen distintas organizaciones feministas, movimientos sociales, políticos, gremiales y estudiantiles. Las exigencias fueron las de siempre y algunas más. En primer lugar, la inmediata sanción del proyecto de ley de 2007 que permite interrumpir el embarazo por decisión de la mujer hasta la 12ª semana de gestación.

En segundo lugar, reglamentar lo que existe y mejorarlo. En este sentido, se pidió el acceso a servicios de salud “seguros, públicos y gratuitos”, donde se realicen –en tiempo y forma– los abortos legales previstos por el artículo 86 del Código Penal. También se exige la sanción efectiva a los y las profesionales o servicios de salud que incumplan leyes vigentes, como la anterior, y que el Ministerio de Salud capacite al personal para realizar abortos “de manera segura” y establezca en todo el país “protocolos de atención en casos de violencia sexual”.

Otro reclamo es la aprobación por parte de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos, y Tecnología Médica (Anmat) del uso obstétrico de Misoprostol y su disponibilidad en farmacias y centros de salud (de manera gratuita). Este medicamento, que permite a las mujeres abortar con muy bajo riesgo físico, dejó de ser un secreto a voces con todos los problemas que esto implica desde que apareció una línea telefónica: (011) 156-664-7070. La iniciativa, cuyo leit motiv es “Más información, menos riesgos”, generó una avalancha de llamados en su primer mes de vida.

Una de sus mentoras, Gaby Díaz Villa, señaló a Página/12 que “el tema del aborto estuvo toda la semana en los medios y eso hizo que el número de llamadas sea casi el quíntuple”. El uso del Misoprostol es, en medio de los extensos tiempos que lleva el debate por el aborto, una acción directa que evitó y evita que muchas mujeres se acerquen a los quirófanos clandestinos que cobran hasta mil dólares por un aborto (muchas veces, sin siquiera incluir la anestesia).

“Como método es excelente. Creemos que en una futura ley, las mujeres deberían poder optar por el sistema que crean más seguro para ellas, sea el Misoprostol o la intervención directa”, comentó Díaz Villa, integrante de Lesbianas y Feministas por la Descriminalización del Aborto. Consultada sobre el estado parlamentario de los proyectos en la materia, Díaz Villa contó que el pedido más urgente de la marcha era el tratamiento del proyecto que actualmente está en la Comisión de Salud del Congreso de la Nación.

Paradas sobre un carril de la avenida Entre Ríos, un grupo de mujeres experimentadas en la lucha por legalizar el aborto accedió a charlar con este cronista. Se trata de Amabe Molinari, Alicia Schejter, Eleanor Aquino, María Cristina Arriaga y Angelita Vensentini. La mayoría lleva veinte años militando por este objetivo y otros, como la lucha contra las redes de prostitución y trata de personas. “Cada vez se restringen más los avances, no se respeta la reglamentación de los abortos no punibles y tampoco se distribuyen anticonceptivos”, lamentó una de ellas.

“La Iglesia hace mejor lobby que nosotras”, agregó otra de las señoras, en referencia al retraso en el tratamiento de los proyectos de ley. Y siguió: “Tenemos que salir masivamente a la calle. La mayoría de las mujeres están de acuerdo, cuando preguntamos a muchas católicas si habían abortado, nos contestaron que sí. Pero los curas hablan por ellas, se convirtieron en opinólogos, ¡ellos! ¡Qué ni siquiera tienen hijos!”.

El tema de la Iglesia dio pie para que otra señora recordara los debates televisivos en los que debían discutir con sacerdotes católicos o metodistas, rabinos y médicos. “Durante mucho tiempo nuestro principal enemigo fue el padre Grassi. Me acuerdo que en medio de un debate en televisión dijo: ‘Si no quieren a los niños, dénmelos a mí’...”, recordó una entre risas. El silencio de la corporación médica, coincidieron todas, es vergonzoso.

¿Creen que van a llegar a ver la despenalización del aborto?, se atrevió a preguntar Página/12. Las mujeres dudaron. Eleonor Aquino, una activista que participó de muchas marchas y que juntó cientos firmas, recordó que hacían sentadas para reclamar el divorcio. “La verdad es que tampoco pensaba que iba a ver el divorcio y por suerte salió. Me falta ver esto, pero no sé si llego.”

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También reclamaron la aprobación por parte de la Anmat del uso obstétrico del Misoprostol.
Imagen: Sandra Cartasso
 
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