SOCIEDAD › EN ROSARIO ANUNCIARON EL PROYECTO GANADOR PARA LEVANTAR UNA BIBLIOTECA QUE CONMEMORE LOS 200 AñOS

Una biblioteca para el Bicentenario

El proyecto pertenece al estudio de arquitectura AFT. Se impuso sobre 127 propuestas. Debieron ajustarse a ejes de inclusión, innovación y sustentabilidad. Será levantada en la zona sur de Rosario, donde funcionaba el Batallón de Comunicaciones 121.

 Por Edgardo Pérez Castillo

Desde Rosario

Pasado el mediodía, en el barrio Las Heras suele respetarse el rito de la siesta. En la zona sur de Rosario subsisten costumbres de otros tiempos, impuestas por los trabajadores que, décadas atrás, madrugaban para ocupar sus puestos en el ferrocarril, el puerto o el frigorífico Swift, ubicado algunas cuadras hacia el este, sobre el río Paraná. De casas bajas, su fisonomía está marcada por las cortadas que se hacen y deshacen alrededor de lo que alguna vez fuera el Batallón de Comunicaciones 121, un predio de más de veinte hectáreas que lentamente fue olvidando ese pasado castrense para convertirse en un amplio espacio público. De hecho, desde 2002 funciona allí el centro de distrito Rosa Ziperovich –diseñado por el arquitecto portugués Alvaro Siza Vieyra a partir del Programa de Descentralización impulsado por el municipio rosarino–, a cuyas espaldas se erigirá ahora la Biblioteca del Bicentenario, imponente proyecto diseñado por el estudio de arquitectura cordobés AFT, y que se convertirá en “un icono de la ciudad, moderna y de vanguardia”.

Así lo manifestó el intendente de Rosario, Miguel Lifschitz, cuando días atrás anunció al proyecto ganador acompañado de la coordinadora de la Biblioteca del Bicentenario, Fernanda González Cortiñas; la secretaria de Planeamiento, Mirta Levin, y el secretario de Cultura de esa ciudad, Horacio Ríos. El proyecto de AFT se impuso sobre un total de 127 propuestas, que debieron estructurar sus trabajos en torno de tres ejes fundamentales: inclusión, innovación y sustentabilidad. Jorge Hampton, integrante del jurado, resaltó a Página/12 algunas de sus cualidades: “Lo absolutamente razonable era pensar en un edificio que estuviera principalmente en planta baja. Nos parecía que para su condición de uso, mantenimiento y accesibilidad era lo razonable. Y este primer premio en particular tiene una cosa muy interesante, porque realmente está planteada en términos de sustentabilidad, a tal punto que hace un uso intensivo de la madera. Es un proyecto de una riqueza inusual. Además, cuando se abren los sobres muchas veces es un alivio ver quién es el ganador. En este caso fue un alivio ver que se trata de un equipo consolidado, con buenos años de práctica, de buena arquitectura”, agregó.

En 1910, Rosario también apostó a lo arquitectónico como medio para conmemorar la Revolución de Mayo, a partir de dos edificios todavía emblemáticos: el Hospital Centenario y la Biblioteca Argentina Juan Alvarez. Un siglo más tarde, la zona sur de la ciudad será la beneficiada. “De alguna manera en este segundo centenario nos pareció que era interesante retomar aquella iniciativa y pensar en un proyecto de biblioteca moderna, adecuada a las exigencias de las nuevas tecnologías y de las nuevas tendencias. Ese fue el origen del proyecto, que pensamos además como un proyecto emblemático para la zona sur de Rosario, una zona humilde, de familias trabajadoras, de sectores medios bajos. Su localización en ese lugar tiene un carácter simbólico”, distinguió Lifschitz.

Un edificio accesible

Para Alfredo Tapia, miembro fundador del estudio ganador, el análisis de ese contexto fue clave al momento de desarrollar el proyecto: “Buscamos que no fuera una institución introvertida o formal, sino que fuera un elemento activador del barrio, de la comunidad donde está inserto, que fue una de las claves por donde comenzamos el trabajo. Tomamos decisiones en función de hacer un edificio bajo, muy transparente, ameno, accesible, divertido. Buscamos que el protagonismo no lo tenga la arquitectura sino lo que está dentro. Por lo tanto, el edificio es muy simple, muy versátil, se puede adaptar fácilmente a nuevos usos, puede crecer en etapas siguiendo siempre un mismo orden de diseño”.

La sustentabilidad del edificio estará garantizada no sólo por un alto uso de la madera como material, sino además por la utilización de energías alternativas, el aprovechamiento del agua pluvial, la luz y ventilación natural. Todo en interacción con un factor clave, el de invitar a la participación, según apuntó Tapia: “Nuestro principal desafío surgió de una paradoja que veíamos. Hicimos una pequeña encuesta entre poco menos de cien personas, y vimos que el 98 por ciento en mayor o menor medida tenía relación con la lectura. Pero solamente un 12 por ciento había entrado, al menos una vez, en una biblioteca durante el último año. Esa paradoja nos planteó el desafío de ver qué proponer para modificar eso. Entonces usamos una estrategia que describíamos como Caballo de Troya, en el sentido de generar una serie de estímulos adicionales de actividades que resultan atractivas en la comunidad, deportes, deportes alternativos, áreas recreativas, áreas culturales, bares, lugares de encuentro comunitario, e incrustar nuestro edificio en un programa de ese tipo de actividades”.

En esa misma línea, el intendente rosarino remarcó: “Teníamos la necesidad de que fuera un proyecto amigable con el entorno, con el barrio, para que los jóvenes y los chicos encontraran espacios acogedores dentro del edificio”. De hecho, el carácter participativo será el que termine delineando el patrimonio bibliográfico de la institución. Un patrimonio que rondará los cien mil ejemplares, con una base coformada lógicamente por autores latinoamericanos y de la literatura universal, pero cuyas características particulares estarán delineadas por un proceso novedoso y dinámico, a partir del análisis de la relación que se establezca entre la Biblioteca y el público.

Ya sin empleados ferroviarios, Las Heras todavía mantiene su estirpe trabajadora y se define como un barrio tranquilo. Al menos, así lo aseguran los dos guardianes del santuario al Gauchito Gil que, estatua incluida, será testigo privilegiado de la construcción de la Biblioteca del Bicentenario de Rosario. Una tarea que, luego del llamado a licitación que se realizará en los próximos meses, comenzaría a principios de 2011, y se extendería hasta el 2014, fecha estipulada para la inauguración de un espacio innovador, inclusivo y sustentable.

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Parte de un boceto del proyecto ganador, en el que se ven diferentes ángulos del interior de la biblioteca.
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