SOCIEDAD › AVANZA EN DIPUTADOS UN PROYECTO PARA EXPROPIAR EL EDIFICIO Y REACTIVAR LA TRADICIONAL CONFITERIA

Soplan buenos vientos para el Molino

Un dictamen que unifica proyectos de varios diputados fue aprobado por unanimidad en la Comisión de Cultura. La iniciativa prevé concesionar la planta baja, el primer piso y los subsuelos.

La tradicional Confitería del Molino podría abrir nuevamente sus puertas y recuperar su esplendor original. Ayer, la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados dio el primer paso en ese sentido al aprobar en forma unánime un proyecto destinado a expropiar el edificio ubicado en la esquina de Callao y Rivadavia, donde funcionó la confitería porteña hasta 1997. Ahora deberá tratarse en la Comisión de Presupuesto y Hacienda para llegar a debatirse en el recinto. Con luz verde, la iniciativa podría culminar con la recuperación del lugar y detener el deterioro que sufre desde que apagó sus luces hace más de una década.

Desde su cierre, se presentaron varios proyectos de ley que intentaron poner en valor el edificio, ubicado frente al Congreso, y cuyo conjunto arquitectónico fue declarado Monumento Histórico Nacional. Sin embargo, algunos quedaron en comisiones y otros perdieron estado parlamentario. Ninguno de ellos logró discutirse en el recinto. En esta oportunidad, la iniciativa que tuvo dictamen favorable es el resultado de la unificación de varias propuestas. El despacho contó con las firmas de 19 legisladores que integran la comisión, entre ellos, Juan Carlos Vega, Cecilia Merchán y Fernanda Gil Lozano.

“El dictamen no sólo avanza en la expropiación sino que, al mismo tiempo, garantiza la puesta en valor de esta confitería que ha sabido ser un símbolo de vida cultural y política de Buenos Aires”, manifestó el diputado Roy Cortina, presidente de la Comisión de Cultura y autor junto a Ricardo Alfonsín de uno de los proyectos presentados. Cortina adelantó que la iniciativa podría “tratarse antes de fin de año en la Comisión de Presupuesto y el año que viene discutirse en el recinto”.

El proyecto aprobado se basó, además, en otras tres propuestas: de los diputados Héctor Piemonte, Fernando Iglesias, Elisa Carrió y Gil Lozano; de Jorge Coscia (mandato cumplido), de Margarita Ferra de Bartol y Juan Carlos Gioja. El presidente de la comisión subrayó en diálogo con Página/12 el “trabajo de consenso” para lograr el dictamen. “Tiene origen en muchos bloques, está descontaminado de la disputa de oficialismo y oposición”, manifestó.

La iniciativa declara de “utilidad pública y sujeto de expropiación” el edificio Del Molino, la confitería por la que pasaron personalidades relevantes de la política, como Alfredo Palacios y Lisandro de la Torre y de la cultura como Carlos Gardel y Oliverio Girondo. Incluso, allí la cantante pop estadounidense Madonna participó en 1996 de la grabación del video de la canción “Love don’t live here anymore”.

El proyecto también establece que el Poder Ejecutivo deberá “concesionar los tres subsuelos, la planta baja y el primer piso del inmueble expropiado, para uso exclusivo como confitería, restaurante, elaboración de productos de panadería, pastelería y helado, salón de fiestas y usos complementarios” permitidos por la normativa vigente.

En ese proceso, se deberá garantizar la “conservación integral” de las características de estilo, ornamentos y decoración originales de la confitería, inaugurada en 1917 por Cayetano Brenna, un prestigioso pastelero italiano.

Los pisos segundo, tercero, cuarto y quinto del edificio, que constituyen un ejemplo de la arquitectura del estilo art nouveau y de la vanguardia, serían destinados al Congreso para la creación de un espacio de promoción cultural, realización de actividades educativas, artísticas y de extensión legislativa.

El proyecto prevé además la creación de una comisión bicameral especial para el seguimiento y control de los trabajos de restauración y de la puesta en valor del inmueble expropiado, de la planificación y la ejecución de las actividades culturales a desarrollarse.

La confitería construida por Francisco Terencio Gianotti –constructor además de la Galería Güemes– se convirtió en un espacio cultural, donde se podrían “desarrollar actividades de extensión legislativa, promoción del federalismo, vinculación con la ciudadanía y difusión de los valores democráticos”, precisó Cortina.

A lo largo de los años, el edificio cambió de dueños y sufrió incluso un incendio durante 1930, después del cual fue reconstruido. En la década del ’90 comenzaron a decaer sus ventas y en 1997 cerró. Ahora, la iniciativa busca recuperar un edificio de “características históricas únicas en la zona”.

Informe: Soledad Arréguez Manozzo.

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La Confitería del Molino, cerrada desde 1997.
Imagen: Bernardino Avila
 
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