SOCIEDAD › VíCTIMAS DE LAS ENFERMEDADES DE LA POBREZA

Como para no olvidar

Según la OPS, el 20 por ciento de la población de América latina está en riesgo de contraer enfermedades consideradas olvidadas.El tema se debatió en un Simposio Internacional en Buenos Aires.

El 20 por ciento de la población de América latina, es decir, unas 127 millones de personas, están en riesgo de contraer enfermedades consideradas olvidadas, como el Chagas, la malaria o la leishmaniosis, según dio a conocer la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en el marco de un Simposio Internacional organizado en Buenos Aires por una ONG que, tras dos días de debate, concluyó ayer. Son trastornos que afectan a los sectores más pobres de la región y, por lo tanto, no despiertan un interés prioritario del sector farmacéutico privado y, en muchos casos, tampoco de los Estados. La definición exacta es, para Marcelo Abril, director de Programas y Proyectos de la Fundación Mundo Sano –que convocó a más de 600 biólogos, médicos, veterinarios y antropólogos–, “aquellas enfermedades que afectan a un gran número de personas de los estratos más desfavorecidos de la sociedad y que requieren ser puestas en las agendas estatales de salud en un esfuerzo para disminuir su impacto”.

“Lo paradójico es que, a diferencia de las enfermedades raras, las olvidadas afectan a un número alto de personas, como indica el informe de la OPS, pero aun así no se habla de ellas”, destacó a Página/12 Abril. El Simposio Internacional sobre Enfermedades Olvidadas es una iniciativa que surgió hace 14 años como un Encuentro anual de enfermedades de transmisión vectorial, por ejemplo el dengue y el paludismo. Desde el año pasado el concepto se modificó en pos de “ampliar el campo a otro tipo de afecciones, como la parasitosis transmitida por el suelo”, así como para “dar otro enfoque a la problemática”.

Hablar de enfermedades olvidadas implica “incluir el componente social”, ir a la raíz del problema: la pobreza, la vivienda precaria, la falta de acceso al agua potable. Un caso claro fue el del virus del dengue, que en 2009 desató una epidemia en las provincias de Chaco, Catamarca y Salta, entre otras. En ese momento, señaló el referente de Mundo Sano, “la gente pedía vacunas, pero para evitar la proliferación de la enfermedad, la prevención dependía de medidas sociales, de evitar recipientes de agua estancada al aire libre para que no se reproduzca el mosquito. Y no es lo mismo pedir que se haga eso en una ciudad, a que se haga en el campo, sin agua potable”.

Hoy, sólo en Argentina, “unas 2,5 millones de personas padecen Chagas, ¿se habla de eso?”, ejemplificó. Otro caso que surgió en el simposio es el de la hidatidosis, enfermedad parasitaria crónica presente en todo el mundo, sobre todo en las zonas de ganadería extensiva, que se caracteriza por la formación de quistes en los pulmones y el hígado. En Buenos Aires, la División de Zoonosis Rurales confirmó en la última década 835 casos.

El encuentro anual apunta a reunir a investigadores para plantear los avances y nuevas alternativas para combatir las enfermedades, lo que implica “que no haya barreras de acceso al diagnóstico y al tratamiento”, remarcó Abril. Eso significa “hacer efectivas todas las herramientas y, si las comunidades rurales están alejadas de hospitales donde se pueden hacer los diagnósticos, hay que facilitar los medios” para acceder a ellos, especificó.

Según los números difundidos ayer, una de cada cinco personas de las 570 millones que viven en los 44 países de América latina están expuestas al menos a una enfermedad de las olvidadas. El informe de OPS detalla que los principales grupos de riesgo son quienes viven en el campo, los habitantes de barrios pobres, los trabajadores migratorios, las mujeres y los indígenas. Además, unos 26 millones de niños en edad escolar están en riesgo de contraer algún tipo de parasitosis transmitida por el suelo.

Una de las enfermedades olvidadas de mayor presencia en la región es la leishmaniosis, afección potencialmente mortal, transmitida por un pequeño insecto volador que afecta tanto a humanos como a animales. Ante el registro de un aumento significativo de casos en perros y la presencia del vector en Misiones –y otras provincias del norte–, científicos de la Red de Investigación de ese virus en Argentina (Redila), del Instituto de Medicina Tropical de la Nación (INMeT) y de la fundación Mundo Sano emprendieron la elaboración de un diagnóstico de situación de la leishmaniosis urbana en Puerto Iguazú.

El perro es uno de los principales reservorios del virus. Si el insecto lo pica y luego lo hace en una persona u otro perro sano, se da lugar a la propagación de la enfermedad, que se presenta en dos formas, “la cutánea, que provoca úlceras en la piel, y la visceral, que puede ser letal, por los graves daños que produce en el hígado y el bazo”, explicaron los especialistas. Para la modalidad visceral no existen vacunas, y si bien las personas pueden curarse, los tratamientos suelen ser muy invasivos y presentar efectos secundarios.

Informe: Rocío Magnani.

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La pobreza, las viviendas precarias y la falta de agua potable son factores de las “enfermedades olvidadas”.
Imagen: Pablo Piovano
 
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