SOCIEDAD › SEGUN UN ESTUDIO LA OBESIDAD PUEDE CAUSAR CANCER

El otro riesgo de la gordura

La relación entre obesidad y cáncer se debe a que los tejidos adiposos pueden fabricar sustancias que ayudan al crecimiento de los tumores.

 Por Pedro Lipcovich

La obesidad puede causar cáncer. La inquietante novedad, que ya se vislumbraba por datos epidemiológicos, fue ratificada por estudios de laboratorio. La relación entre gordura y cáncer es más clara para los tumores de mama – “evitar el sobrepeso es un efectivo método para prevenir estos tumores”, observó un especialista–, pero también se plantea para los de colon, endometrio, riñón y esófago y quizá los de próstata. Además, los pacientes con cáncer, si son obesos, tienen peor pronóstico. El hecho de que la gordura pueda propiciar el cáncer se debe a que, contra lo que se pensaba hasta hace poco, los tejidos adiposos no son meras acumulaciones de grasa sino que pueden fabricar sustancias que ayudan al crecimiento de los tumores. En la otra punta del problema, se avanzó en la comprensión y futuro tratamiento de la inapetencia que suele afectar gravemente a personas con cáncer: se debería a la activación de un sistema defensivo que, al mismo tiempo, produce “endorfinas” que alivian el dolor. Ya se sabe, por lo demás, que la marihuana (cannabis) puede contribuir a restaurar el apetito en estos pacientes, y un reciente estudio señala la existencia de un “sistema canabinoide endógeno”, cuyo rol sería central en la obesidad.
Según las estadísticas, los gordos tienen más cáncer de colon que los flacos, pero ¿es porque son gordos o porque suelen comer más grasas? John G. Kral, del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Nueva York, logró contestar esta pregunta experimentando con ratones de laboratorio. Tomó un grupo de animalitos obesos y otro de flacos: a los obesos les administró una dieta baja en grasas, y a los flacos, una alimentación rica en grasas animales: después, a los ratones de ambos grupos se les inyectó una sustancia química que tiende a iniciar el desarrollo de tumores. El resultado fue que, de las ratas gordas, más del 80 por ciento desarrollaron tumores de colon, pese a que estaban comiendo una dieta saludable; de las flacas, en cambio, sólo un diez por ciento enfermaron, pese a su dieta alta en grasas. “La obesidad tiende a facilitar el desarrollo de cáncer de colon”, concluyó Kral.
¿Por qué el exceso de grasa acumulada, aun cuando uno esté comiendo livianito, puede causar cáncer? Porque los tejidos grasos no son depósitos inertes, como se creía hasta hace poco. El especialista argentino Jorge Braguinsky –director del posgrado en nutrición de la Universidad Favaloro– señaló que “en los últimos años se puso de manifiesto la importancia del tejido adiposo como productor y secretor de distintas sustancias”.
El mismo John Kral precisó que “una multitud de factores de crecimiento en el tejido adiposo pueden facilitar el desarrollo de un cáncer de colon”, y –en declaraciones que publica esta semana la revista New Scientist– anunció que, en las ratas obesas, encontró niveles elevados del “factor de crecimiento vascular”, que permite a los tumores proveerse de vasos sanguíneos para crecer.
En cuanto al cáncer de mama, “cuanto mayor sea el volumen de grasa corporal, mayor será la probabilidad de desarrollar tumores con dependencia hormonal, como lo son los de la glándula mamaria”, advirtió Reinaldo Chacón, titular del Instituto Alexander Fleming (y recientemente proclamado Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires).
El especialista observó que “aunque a partir de la menopausia los ovarios dejan de funcionar, las glándulas suprarrenales producen hormonas que, cuando pasan por la grasa periférica del organismo, sufren un proceso químico llamado ‘aromatización’ que las transforma en hormona femenina”. Chacón comentó que “por eso, después de la menopausia, las gorditas suelen tener mejor cutis que las flacas”, aunque el precio que pagan por ello es un mayor riesgo de cáncer de mama. Los tumores de mama tienen dependencia de las hormonas femeninas al igual que los de la pared interna del útero llamada endometrio, que también pueden vincularse con la obesidad. Por esa razón, puntualizó el oncólogo del Fleming, “evitar el exceso de peso es un método de prevención del cáncer de mama tan efectivo como los demás”, es decir, no menos importante que la mamografía anual. Es que, además, una vez que el tumor se declaró, “las mujeres obesas tienen menos chance de curarse y tienden a vivir menos tiempo que las de peso normal”, destacó Chacón.
No obstante, según señaló Walter Willett –profesor de epidemiología y nutrición en la Universidad de Harvard–, “en mujeres que todavía no han llegado a la menopausia, la obesidad puede disminuir el riesgo de cáncer de mama”, y esto fue constatado por pruebas de laboratorio que efectuó Michael Archer en la Universidad de Toronto, Canadá: al administrar una sustancia generadora de tumores a dos grupos de ratas, las obesas y las delgadas, encontraron que el 50 por ciento de las delgadas y sólo el diez por ciento de las gorditas desarrollaban cáncer. El problema es que la frecuencia de cáncer de mama crece especialmente a partir de la menopausia.
Desde Nueva York, Kral anunció que continúa sus investigaciones en laboratorio con tumores de próstata, que también dependen de la presencia de hormonas. También los cánceres de riñón y esófago han sido vinculados con la obesidad, aunque todavía no hay trabajos de laboratorio que lo muestren. Otro estudio teóricamente posible sería, ya sobre seres humanos, evaluar si en las personas que lograron bajar de peso disminuye el riesgo de cáncer, pero el problema es que “hay relativamente pocas personas que hayan logrado una pérdida de peso sustancial y sostenida”, lamentó Willett.

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