SOCIEDAD › ACTIVISTAS DE GREENPEACE RECHAZAN LA EXPLOTACION EN EL OCEANO ARTICO, QUE INICIO UNA MULTINACIONAL

Bloqueo ambientalista a una petrolera

La demostración se hizo ayer a la mañana en las torres de descarga de combustible de la empresa Shell, en Dock Sud. Unos 35 activistas se acercaron en gomones y treparon a las torres, caracterizados como osos polares.

El operario de casco blanco miró a su compañero, atónito. Un gomón cargado de personas vestidas de color naranja, arneses a cuestas, finalizaba a las 7.30 las maniobras para atracar en uno de los puertos de descarga de combustible de una empresa petrolera. Recién acababa de amanecer: se restregaron la cara y volvieron a asomarse desde la plataforma ubicada en el polo petroquímico de Dock Sud. Los tripulantes de la lancha subían ya por las escaleras verticales hacia la base en que estaban ambos. ¡Algunos tenían un traje de peluche blanco! Desde el Riachuelo, se alcanzó a distinguir como uno de los empleados de la multinacional se agachaba en un intento de diálogo, pero el activista de Greenpeace comenzó a trepar, muy ocupado entre sus sogas. Los más de 30 militantes verdes se dieron a la tarea de tomar de forma pacífica la base, escalar los quince metros de cada torre de descarga de combustible y calzarse la cabeza de oso polar para repudiar la decisión de esa compañía de iniciar actividades de explotación petrolera en la región del Océano Artico.

“Ayudanos a detener a Shell”, pedía la extensa bandera que colgaron en las alturas durante el bloqueo a las descargas de combustible para la empresa multinacional. “Esta acción forma parte de la campaña mundial que emprendió Greenpeace en la última semana para que (la empresa) abandone sus planes de destrucción del Artico”, señaló al coordinador de la campaña, Hernán Nadal. Recordó que el lunes pasado 50 activistas disfrazados de osos polares tomaron una estación de servicio de la firma en Buenos Aires. En Inglaterra, según el activista, se bloquearon más de 70 estaciones de servicio, que quedaron un día completo sin operatividad comercial, mientras en Holanda, la directora ejecutiva de la organización entró en la oficina del CEO de Shell para firmar una resolución simbólica para detener la operación y tuvo que ser retirada por la policía.

La misión partió de la Dársena Norte 6, donde se encuentra amarrado y abierto al público el Rainbow Warrior, emblemático barco de la organización, que llegó a Buenos Aires en festejo de los 25 años cumplidos por Greenpeace Argentina y que se quedará hasta el próximo domingo (ver aparte). Los activistas se repartieron en tres de los seis gomones y salieron a río abierto. “Participaron 35 activistas, de los que 25 son escaladores, con el plan de bloquear por tiempo indeterminado la actividad del puerto que tiene la empresa en Dársena Inflamable”, detalló el director de logística de Greenpeace Argentina, Leonardo Silva.

Cada gomón llevaba como bandera un logo de la petrolera, pero modificado: mitad sol, mitad cara de oso polar, animal que sólo habita esa zona y que se convirtió en el icono de la campaña mundial. “Esto es así. Los chicos se suben ahí arriba hasta que caiga la policía o alguna fuerza y los quiera bajar, pero ellos dirán que no bajan sin una respuesta de la empresa y entonces comenzará el tire y afloje”, describió uno de los tripulantes experimentados en la lancha que transportaba a un grupo de periodistas. En efecto, muchos activistas terminaron detenidos tras una acción pacífica de este tipo. “Pero éste es el único modo de que nos escuchen.”

En esta ocasión, dos agentes de la Prefectura se acercaron a una de las dos plataformas que habían sido tomadas, pero sólo hicieron algunas preguntas. “Nuestra tarea es garantizar la libre navegación de las aguas y eso se está cumpliendo”, señalaron a la prensa.

Así como la Antártida está protegida por tratados contra la explotación de petróleo, “sería muy positivo que los países del mundo tomaran conciencia para hacer lo mismo” en el otro polo, destacó Silva. “El Artico es una zona absolutamente sensible y muy virgen, que está afectada en los últimos años por el cambio climático. Se están empezando a derretir los hielos, pero en vez de preocuparse, algunas empresas lo ven con buenos ojos porque les abre nuevos horizontes de explotación.”

El mayor peligro ambiental de este emprendimiento es un derrame de petróleo. “Sería incontenible, no hay plan de contención que pueda frenar la contaminación en una zona como ésa –enfatizó el activista–. Hace décadas que las industrias dicen que son totalmente seguras y cada 3 o 4 años se arman unos desastres ambientales tremendos. La British Petroleum, que es una accionista minoritaria de este proyecto, decía que su explotación en el Golfo era la más segura del mundo y miremos lo que pasó (en 2010 hubo un derrame de 780 millones de litros de crudo). Insisten en la excavación y explotación del petróleo, cuando deberían estar pensando en cómo van a hacer nuevos combustibles sustentables, una nueva generación, como la eólica o la solar.”

El coordinador de la campaña se sentó en uno de los gomones de cara a la enorme bandera que colocaron los escaladores y osos polares. Más de un millón de personas ya se sumaron a la demanda desde el sitio www.salvenalartico.org, informó. “Es que cada vez más gente comprende que para terminar con las emisiones de gases que provocan el cambio climático tenemos que abandonar los combustibles e invertir de modo urgente en energías limpias.”

Informe: Rocío Magnani.

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La acción forma parte de la campaña mundial de Greenpeace para que la empresa abandone sus planes en el Artico.
 
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