SOCIEDAD › LA INAUGURARON SCIOLI Y MACRI EN JOSé LEóN SUáREZ, PARA LA SEPARACIóN Y TRATAMIENTO DE RESIDUOS

No los unió el amor sino la basura

Se trata de la primera medida en el marco del compromiso del gobierno porteño para reducir la cantidad de residuos que envía a rellenos sanitarios de la Ceamse. Algunos ambientalistas cuestionan la falta de separación domiciliaria previa.

El encuentro fue minutos antes de la hora pautada, en el predio del relleno Norte III, de la Coordinación Ecológica Area Metropolitana Sociedad del Estado (Ceamse), en José León Suárez, partido de San Martín. Allí, el gobernador bonaerense, Daniel scioli, y el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, ratificaron el acuerdo por el cual la Ciudad se comprometió a reducir el volumen de basura que envía a ese relleno sanitario. Lo hicieron al inaugurar una planta MBT, la primera en la Argentina, para el tratamiento mecánico-biológico de los residuos porteños, que será operada por la empresa Tecsan, del grupo Roggio. A partir de su puesta en funcionamiento se inicia un plan que busca reducir, en principio, un diez por ciento la cantidad de residuos que la Ciudad deposita en la provincia. La idea es que de manera escalonada se llegue a un 78 por ciento menos de basura para junio del año próximo. De todas formas, la nueva planta no apunta a la “gestión integral” de los residuos sólidos urbanos (RSU), tal como lo prevé la Ley de Basura Cero, vigente en la Ciudad desde 2006: no prevé la separación domiciliaria, una “medida clave” para una recuperación eficaz, según advirtieron organizaciones ambientalistas.

La puesta en marcha de la planta es en rigor el primer paso para cumplir el acuerdo que suscribieron Scioli y Macri tras el conflicto entre ambas jurisdicciones, en los últimos meses del 2012, cuando el gobernador lanzó un ultimátum a su par porteño para que reduzca la cantidad de residuos que envía a la Ceamse. Es que el relleno sanitario ya no soporta las más de 14 mil toneladas de basura que llegan a diario, de las cuales 5800 pertenecen a la ciudad de Buenos Aires. La fecha de su caducidad se acerca y el anuncio de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner de que no habría ampliación del predio Norte III sobre Campo de Mayo terminó de encender las luces rojas para que el gobierno porteño comience a aplicar la Ley de Basura Cero, que lo obliga a reducir en forma gradual la cantidad de residuos generados.

El proyecto para la construcción de la planta fue presentado por el gobierno porteño en junio de 2011 y la construcción llevó algo más de un año. Ayer, después de hacer la presentación correspondiente, a eso de las 11, el que tomó la posta fue el gerente de ingeniería de la empresa Tecsan, Guillermo Virano. Scioli y Macri se dispusieron a escuchar e invitaron al público presente a acompañarlos.

El directivo se dirigió a la entrada del galpón azul y blanco, puso en marcha las máquinas y explicó cómo funciona la combinación de pinzas gigantes, containers, cintas transportadoras e imanes pintados de verde manzana, azul y blanco, además de las tareas que deben realizar los 140 empleados que deben hacer parte de la separación en forma manual.

La planta está dividida en dos galpones. En la primera, donde se realizó la inauguración, se lleva a cabo el proceso de separación del material reutilizable –plásticos, papel, vidrio y metales– y en el otro se realizará el tratamiento biológico de los residuos húmedos, es decir, de la materia orgánica.

El tratamiento de los residuos cuenta con diez pasos. En concreto, según los cálculos que muestran el flujo de la planta MBT, de las casi seis mil toneladas que la Ciudad genera a diario, mil se tratarán en esa planta –el máximo de su capacidad– y su trayectoria será la siguiente:

- 50 toneladas de escombros irán a una planta de áridos que se inaugurará en marzo.

- De las 541 toneladas de residuos no biodegradables (sólidos), separados en forma manual y mecánica, sólo 181 toneladas serán reciclables (aluminio, plástico, cartón y vidrio que son separados y enfardados), mientras que otras 341 toneladas serán rechazadas e irán a parar al relleno.

- Las 409 toneladas de basura biodegradable (húmedos) serán sometidas a un proceso de reducción biológica. En ese procedimiento serán reducidas 102 toneladas de basura.

- El resto, 307 toneladas, será destinado a la cobertura del relleno sanitario, es decir, será dispuesto en el relleno, aunque las autoridades no lo consideran basura.

Por eso, si bien las autoridades aseguran que en ese proceso se recuperarían 600 toneladas, la mitad de esa cantidad irá igualmente al relleno, no como basura sino como “cobertura de relleno sanitario”.

El proceso de reducción biológica es el siguiente: el material orgánico es sometido a un proceso que consiste en cargar ese material en biorreactores –ubicados en el segundo galpón de la planta– donde se los encapsula herméticamente durante 21 días. El resultado es la bioestabilización del material. Eso quiere decir que se elimina la formación de olores, lixiviados y gases de efecto invernadero. La reducción biológica permite eliminar 102 toneladas de las mil que ingresaron.

Las organizaciones ambientalistas cuestionan el procedimiento. Para Consuelo Bilbao, de Greenpeace, hay varias cuestiones a tener en cuenta. En primer lugar, “la clave” es la separación en origen: “Cuando estamos esperando que la basura sea tratada o separada en estas plantas, se pierden recursos que podrían ser aprovechados. Por ejemplo, la cobertura del relleno podría ser reutilizada como abono, compost domiciliario o para fertilizante, pero en este caso no se puede porque está contaminada, debido a que no hubo una separación anterior”, explicó a Página/12.

Desde la organización Los Verdes, también reclamaron a la Ciudad “la implementación de la recolección diferenciada y completar la doble contenerización” para residuos orgánicos y reciclables. Además, sostienen que la provincia también debe reducir el enterramiento en un diez por ciento para este año y un treinta por ciento en 2015, de acuerdo con las metas de la Ley 13.592.

El propio gerente de ingeniería de Tecsan admitió a Página/12 que la falta de separación en origen “es uno de los inconvenientes, porque hay que ser cuidadoso con los equipos”, señaló el gerente, por lo que manualmente debe realizarse la separación de materiales “que le hacen mal a la planta”. De esa manera, dejó en claro el rol pasivo de los habitantes de la Ciudad, que ayer por la mañana preguntaban a través de redes sociales y en los sitios de los medios, ya que por el momento no deberán cambiar hábitos ni saber qué residuo es reutilizable o no.

Informe: Carla Perelló.

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Scioli y Macri pusieron en marcha la planta, operada por la empresa Tecsan, del grupo Roggio.
Imagen: Rafael Yohai
 
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