SOCIEDAD › LA ARGENTINA MáXIMA ZORREGUIETA SERá ENTRONIZADA HOY COMO MONARCA DE HOLANDA

Después del Papa, ahora también reina

La reina holandesa abdicará en su hijo Guillermo, con lo que Máxima se convertirá en reina consorte. La ceremonia tendrá dos mil invitados, costará 11 millones de euros y habrá un millón de personas en las calles de Amsterdam. Papá Zorreguieta no asistirá.

Es la Máxima: una reina europea nacida en la Argentina. Hoy, Máxima Zorreguieta será “investida” como reina consorte de Holanda, al convertirse su esposo, Willem Alexander, en rey de ese país. En rigor, la inminente monarca no es ya compatriota de los argentinos, porque tuvo que renunciar a su nacionalidad de origen al casarse con el príncipe de Orange, una de las dinastías más ricas y consolidadas de Europa. La pareja no será “coronada” sino “investida”, término con el que los holandeses, en su tradición de monarquía parlamentaria, destacan que la condición de rey es conferida, en cada caso, no por Dios sino por el pueblo. De hecho, el poder otorgado a la nueva pareja real no alcanza para que Jorge Zorreguieta –padre de Máxima y funcionario de la última dictadura militar en la Argentina– sea invitado a la ceremonia, tal como no lo fue cuando se casó su hija, en 2002. Por su parte, la actual princesa, ratificando el encanto de las mujeres nacidas en este suelo, supo conquistar el corazón de los holandeses: “Es inteligente, pragmática y de una simpatía arrolladora”, sostuvo ayer el presidente del Senado de ese país.

Los actos comenzarán a las 10 de la mañana (cinco de la mañana en la Argentina), en el Palacio Real, con la abdicación de Beatriz de Orange, de 75 años, luego de 33 años de reinado. La abdicación no es en Holanda un hecho fuera de lo común, y la propia Beatriz empezó a reinar por abdicación de su madre. Luego se efectuará la ceremonia de entronización, en la medieval iglesia Nieuwe Kerk, cubierta de flores de colores. Vestido de frac y con un manto de armiño, Willem-Alexander, de 46 años, se convertirá en el primer rey varón de Holanda en los últimos 123 años, y con Máxima, de 41, conformará la pareja real más joven de Occidente. Luego, el rey Willem Alexander y la reina Máxima saludarán a sus súbditos; los acompañarán sus hijas (a partir de hoy princesas) Amalia, de diez años (que pasará a ser la heredera, con el título de princesa de Orange), Alexia y Ariane.

La ceremonia se efectuará en presencia de dos mil invitados, costará 11 millones de euros y se prevé que más de un millón de personas –custodiadas por 10 mil policías– se volcarán a las calles de Amsterdam, ornadas ya con el color naranja de la Casa de Orange; también se anticipa una audiencia masiva en la televisión mundial. “Será una fiesta para nuestros ojos y oídos”, anticipó Mark Rutte, primer ministro holandés. Fred de Graaf, presidente del Senado, destacó que Willem-Alexander “tiene una gran experiencia internacional”, y comentó que “los holandeses han sucumbido a los encantos de Máxima: es inteligente, pragmática y de una simpatía arrolladora”. Máxima –licenciada en Economía, ex ejecutiva de un banco internacional– manda a sus hijas a la escuela pública y trabaja en causas auspiciadas por las Naciones Unidas, como iniciativas de microcrédito y emancipación de mujeres inmigrantes. El único tropiezo de la pareja fue, hace varios años, la compra de una lujosa casa en Mozambique para pasar sus vacaciones, que tuvieron que vender porque originaba gastos excesivos en los traslados del personal de seguridad.

¿Qué vestido usará Máxima? Es un secreto celosamente guardado pero, ya el lunes, en un baile de gala previo a la entronización, “acaparó todas las miradas, confirmando un estilo que la consagró como una de las más elegantes de Europa” –según la agencia France-Press–, vistiendo un vestido rojo con el escote llamado “palabra de honor” (sin breteles) creado por el célebre diseñador italiano Valentino.

Entre los invitados se hallan los príncipes Felipe de España y su esposa Letizia; Carlos, del Reino Unido, y su esposa Camila; Haakon y Mette–Maritt, de Noruega; Naruhito y Masako, de Japón; Alberto de Mónaco, que prefirió dejar en casa a su mujer, la princesa Charlene; desde Qatar llegará la jequesa Sheikha Noza, segunda de las tres esposas del emir.

La delegación argentina será presidida por Amado Boudou, vicepresidente de la Nación, quien sostuvo que, a partir de la entronización, “tenemos mucho para trabajar en lo que hace al intercambio comercial, cultural, tecnológico y en la educación”.

Numerosos turistas argentinos llegaron a Amsterdam para presenciar los actos. Por lo demás, al calor de la popularidad de Máxima, en los últimos años se han multiplicado las parrillas argentinas, o que se presentan como tales, en el centro de Amsterdam. Joaquín Medina, de 61 años, encargado del restaurante Los Argentinos, frente a la céntrica plaza Dam, advirtió que “en una parrilla que se presenta como argentina, todo el personal es egipcio y en otra el cocinero es paquistaní”. Medina, al igual que otros argentinos residentes en Holanda, llegó a ese país como exiliado durante la última dictadura. Claudia Piazza, también argentina, moza en un bar de Amsterdam, destacó que “no porque Jorge Zorreguieta no venga a la ceremonia nos olvidamos de lo que hizo durante la dictadura”. En febrero de 2002, la presencia de Zorreguieta padre había sido vetada por el Parlamento holandés. Su ausencia en la ceremonia de hoy fue decidida directamente por Máxima.

En la Ciudad de Buenos Aires, el embajador de Holanda, Hein de Vries, ofrecerá un desayuno para la colectividad holandesa en el Hipódromo de Palermo, con transmisión de las ceremonias en pantalla gigante.

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La familia real, con Beatriz aún como reina. Hoy, Holanda tendrá rey varón tras 123 años.
Imagen: Télam
 
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