SOCIEDAD › EL MAQUINISTA DEL TREN DESCARRILADO EN ESPAÑA HABIA AVISADO POR RADIO QUE IBA A 190 KM/H

Más muertes para la peor tragedia de Galicia

Los fallecidos ya son 80. Otros 27 adultos y cuatro niños están muy graves. El maquinista declara hoy. Antes del siniestro avisó que estaba en 190 kilómetros por hora en una zona donde debería ir a 80 como máximo. No está claro si no pudo frenar o se distrajo.

Mientras Santiago de Compostela cambiaba su festividad de Santiago Apóstol por un cerrado silencio desolador visible en la plaza central y en toda la ciudad, la lista oficial de fallecidos en el trágico descarrilamiento del Alvia ocurrido el miércoles había aumentado a 80 (al cierre de esta edición), de los cuales 68 habían sido identificados, mientras que otras 130 personas habían sido atendidas como heridas, de las cuales 27 adultos y cuatro niños se encontraban muy graves. De los fallecidos, tres eran latinoamericanos (dos colombianos y una mexicana, pero no había datos de que viajaran argentinos). Entre las informaciones, cubiertas de relatos de vecinos que ayudaron a rescatar a heridos y retirar cuerpos en los primeros momentos, una provocó asombro: trascendió la declaración a una radio local de uno de los dos maquinistas, Francisco Garzón Amo, de 52 años y 30 de experiencia, quien a poco de haber salido del tren repetía que “¡somos humanos!,¡somos humanos!. Espero que no haya muertos porque caerán sobre mi conciencia”.

Un video de seguridad de Renfe, ubicado sobre la vía y a unos 200 metros de la curva donde se produjo el descarrilamiento, logró captar las imágenes del momento en que el tren vuelca. En el video se ve salir la formación de un túnel y en plena curva se ve cómo mientras la máquina avanza, el vagón que la sigue por algún motivo se suelta y arrastra al resto de los coches, mientras la locomotora sigue sobre las vías hasta que se desestabiliza, vuelca y se arrastra contra el muro mientras se prende fuego y da una vuelta de campana, llevando por delante dos torres de señales, y queda detenida justo debajo de la cámara. El vagón que se desprende choca contra el muro y sigue su recorrido cruzado sobre la vía mientras se incendia. El resto de los vagones chocan entre sí y uno de ellos salta por encima del muro y cae en un parque recreativo sin atropellar a ninguna persona.

Durante la noche de ayer, todo el esfuerzo estuvo dirigido al rescate de sobrevivientes, el traslado a los hospitales locales, el retiro de los cadáveres. Ayer, desde la mañana ya se podía ver a alrededor de 200 especialistas de emergencias sanitarias, además de medio millar de trabajadores de diferentes áreas de rescate. Una enorme grúa trasladada sobre las mismas vías levantaba a los vagones y los iba colocando, lentamente, sobre unos camiones capaces de trasladar alto tonelaje. Entre los objetos rescatados, fue hallada la caja negra del tren, entregada al juez interviniente y que permitirá determinar qué ocurrió en los instantes previos al descarrilamiento.

Mientras las tareas de rescate finalizaban al mediodía y avanzaba la de remoción de los vagones y limpieza de las vías, en el corazón de Santiago de Compostela los hospitales concentraban la atención de los familiares que hurgaban en las listas de heridos rogando, en principio, por encontrarlos allí. Al cierre de esta edición, 65 personas continuaban internadas, de las cuales 27 adultos y cuatro niños se encontraban en estado crítico.

A pocos kilómetros del lugar de la tragedia, un enorme galpón municipal conocido como Edificio Cersia concentraba el núcleo de la información a los familiares. Desde allí se desplegaban las listas de víctimas reconocidas y las de heridos y los lugares donde habían sido o eran atendidos. Allí se podían escuchar desde los relatos más angustiantes de los familiares que buscaban a sus seres queridos o los descubrían en las listas de fallecidos, como el de los que lograban hallar a salvo a los heridos. Alrededor de medio centenar de psicólogos especializados en situaciones de alto impacto traumático por catástrofes acompañaban a los familiares y les proporcionaban apoyo y datos concretos.

“¡Oh, Dios mío! ¡Pero qué ha hecho este hombre, por favor! ¡Dios mío!”, gritaba entre llantos un vecino en un video realizado por él mismo a escasos minutos del descarrilamiento y cuando todavía no se habían iniciado las tareas de rescate, y que luego fue distribuido en los medios. Entre esas versiones de los primeros momentos, una que circuló entre periódicos y canales españoles es la del maquinista, Garzón Amo, quien aseguran que se comunicó radialmente a la central de Renfe poco antes del descarrilamiento para avisar que “¡estoy a 190!”. Luego del descarrilamiento, el conductor quedó atrapado y fue ayudado a salir por los vecinos. Al salir, una radio lo entrevistó y el hombre dijo que “espero que no haya muertos porque caerán sobre mi conciencia”. El conductor quedó internado, aunque no en estado grave, con custodia policial ordenada por el juez, aunque no se ordenó su detención tal como lo indicó un comunicado del Tribunal Superior de Galicia. El conductor “estará asistido por un abogado” durante el interrogatorio y luego deberá declarar ante el juez, precisó un vocero del TSG. La declaración, prevista para ayer, fue postergada para realizarse hoy. Una versión indicaba que tiempo atrás el conductor habría subido a Facebook fotos y frases en las que alardeaba por la velocidad que alcanzaba con el tren.

El presidente de Renfe, la empresa ferroviaria estatal, Julio Gómez-Pomar Rodríguez, declaró a la radio privada Cope que “lo que sabemos es que el tren no ha tenido ningún problema operativo” y recordó que antes de su partida de Madrid había superado positivamente la revisión técnica. Se realizan dos investigaciones simultáneas, una judicial, que investiga los hechos penales, la responsabilidad sobre las muertes y lo ocurrido, y otra, administrativa, que analiza los motivos técnicos. Para colaborar con la investigación y con las autoridades de Renfe, técnicos de la empresa canadiense Bombardier, fabricante de los motores de las locomotoras de alta velocidad, partieron hacia España.

Durante la mañana de ayer se hizo presente en el lugar de la tragedia el presidente de España, Mariano Rajoy, y dio su pésame a los familiares. También los reyes Juan Carlos I y Sofía recorrieron los hospitales y saludaron a los familiares. Rajoy dispuso tres días de luto a nivel nacional. Como detalle de los relatos de la tragedia, los bomberos locales levantaron un paro para lanzarse a participar en el rescate.

Al caer la noche en el Edificio Cersia, entre los vecinos que se presentaban a donar sangre se encontraba uno, de 69 años, que esperaba solo. Se llama Jesús López y esperaba frente al edificio con un paraguas colgado del brazo. Había llegado de La Coruña, enterado de que en el tren viajaba su sobrina, de 40 años. Arquitecta residente en Madrid, la mujer se dirigía a Santiago para buscar a sus dos hijos de cinco y dos años que pasaban las vacaciones con sus abuelos. En un momento, sonó el teléfono de don Jesús: una amiga enfermera había localizado a su sobrina en el hospital gracias a la alianza de bodas. Jesús se largó a llorar: “La vieron en el hospital. Está en estado grave, pero viva”.

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