SOCIEDAD › SOSPECHAN DE POLICIAS DE PUNTA INDIO POR DESTRUIR EVIDENCIAS EN LA MUERTE DE SEBASTIAN NICORA

El manual Bonaerense para perder pruebas

Nicora tenía 16 años cuando apareció muerto de un golpe en Punta Indio, hace un año. Familiares y organismos denuncian a la Bonaerense y reclaman la sustitución de la fiscal Ana Medina.

 Por Horacio Cecchi

La investigación por la muerte de Sebastián Nicora, de 16 años, en el balneario El Pericón, de Punta Indio, próximo a La Plata, lleva un año sin movimiento. Es decir, sin movimiento que determine avances en la causa, porque movimiento, lo que se dice movimiento, tuvo y mucho, desde que el chico apareció muerto de un solo golpe, contundente, en la cabeza, hasta que se enteró la fiscalía. Durante las primeras seis a ocho horas, antes de que la fiscal platense Ana Medina llegara al balneario donde se encontraba el cuerpo del chico, el movimiento fue estrictamente de la Bonaerense, que anduvo y desanduvo sobre el terreno, pisoteó posibles pruebas, movió de lugar, no colocó vallas en la escena del crimen, en lo que es la playa más asistida de Punta Indio y, para colmo, rastrilló en busca de un morral de Sebastián que jamás apareció, con una intensidad y dedicación que, según los testimonios, recuerda a un peine con cuatro dientes. A todo esto, la fiscal Medina aceptó y convalidó la investigación de la Bonaerense que asoma, a la vista de los familiares del chico, como mínimo como la principal interesada en perder pruebas. De hecho, un año después, Medina no cuenta con una sola prueba para acusar a nadie. Igual acusa, siguiendo al pie las sospechas de los sabuesos con moquillo. Esta tarde los familiares de Sebastián Nicora convocaron a una concentración en la plaza San Martín de Punta Indio, al cumplirse un año de su muerte, para denunciar la inacción de Medina y reclamar su recusación.

Sebastián Nicora tenía pegada toda etiqueta que hubiera suelta en Verónica, una población de 9 mil habitantes a 20 kilómetros de Punta Indio. La Bonaerense comunal lo tenía entre ojos y eso significa, al menos, un horizonte de problemas, acrecentados por la edad del chico: 16 años. El 14 de febrero de 2013, Sebastián salió con un amigo, un año menor que él, al balneario El Pericón, donde alquilaron una habitación de un hostel. El cuerpo de Sebastián fue hallado en la playa del balneario oficialmente alrededor de las 5 o 6 de la mañana del 15. Tenía un solo golpe, tremendo, en la parte frontal del cráneo.

No está claro si fue golpeado allí o en otro lugar y luego el cuerpo fue dejado en ese sitio, no se encontró el arma, se desconoce el móvil, no apareció el morral del adolescente. “Lo buscaron con un rastrillaje muy deficiente”, dijo a este cronista Sandra Raggio, de la Comisión Provincial por la Memoria, que acompaña a Fernanda Nicora, la madre de Sebastián.

Raggio sostuvo que “no precintaron el área en el balneario más concurrido de Punta Indio en plena temporada. A la hora en que llegó la fiscalía había policías, curiosos, periodistas caminando sobre el lugar”. Incluso “allanaron la casa de Fernanda sin orden judicial buscando nada”.

La primera hipótesis lanzada por los bonaerenses fue acusar del crimen al amigo de Sebastián, de 15 años, pese a que para provocar la muerte de un solo golpe hacía falta mucha más potencia física que la que disponía el joven. A las 11, cuando la fiscal Medina llegó al lugar, los polis habían iniciado el caso como “averiguación de causales de muerte”, mientras que acusaban al amigo. El caso pasó a la justicia juvenil, donde el juez Fabián Cacivio ordenó el sobreseimiento porque las pruebas presentadas por la banda del moquillo eran una remera manchada con sangre que no era humana, una zapatilla con una mancha tan antigua que ni siquiera se pudo extraer una muestra para determinar qué era, y varios testimonios lo ubicaban fuera de la zona a la hora en que se produjo la muerte.

La actitud de la Bonaerense para Fernanda resultó “demasiado rara”. “No me avisaron de inmediato, sino varias horas después –aseguró a este diario–. Me dijeron que no lo reconocían, pero en Verónica lo conocían todos, y la policía, especialmente uno, lo tenía bien marcado. Si hasta dijeron primero que se trataba del amigo, cuando todos sabían que era él. Cuando me avisaron, no me dijeron que era un homicidio. Recién me lo dijeron a último momento. Allanaron mi casa sin orden judicial.”

Luego del sobreseimiento del amigo de Sebastián, la causa volvió a la fiscal Medina, quien insiste en que el crimen lo cometió el amigo. “Sin pruebas, sin otra hipótesis, sostener eso es la mejor manera de archivar el caso”, sostuvo Raggio. El punto en el que se basa Medina es que el chico dijo que nunca había ido a Punta Indio, cuando hay pruebas concretas de que estuvo. Pero Medina puede estar confundiendo mentira con miedo a hablar por terror a la Bonaerense. Hoy, a las 18.30, en la plaza San Martín, de Punta Indio, la familia, la CPM, la Procuvin, la Defensoría del Pueblo provincial, Rosa Bru, y otras madres que perdieron a sus hijos, participarán del acto y del reclamo.

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Sebastián Nicora, a los 16 años, estaba “fichado por los policías”, según asegura su madre.
 
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