SOCIEDAD › EL VATICANO CONFIRMO QUE ABRIRA EL DEBATE SOBRE EL DIVORCIO Y LA HOMOSEXUALIDAD

Un sínodo que promete hacer historia

Un documento preparatorio de la reunión que obispos de todo el mundo mantendrán en Roma en octubre propone discutir todos los temas vinculados con la familia, incluso los más espinosos para la Iglesia. También admite que esa institución perdió “credibilidad moral”.

Por Washington Uranga

Se conoció ayer en Roma el instrumentum laboris (documento de trabajo) que servirá de base a la discusión de los obispos católicos de todo el mundo convocados por el papa Francisco para considerar los “desafíos pastorales para la familia”. Del texto (aproximadamente 70 páginas divididas en 159 párrafos), que reúne las principales apreciaciones a partir de las 39 preguntas incluidas en la consulta sobre las nuevas realidades de la familia en todo el mundo, surge la determinación de abordar la totalidad de los temas, incluso aquellos que resultan más espinosos para la Iglesia, como los que se refieren a “convivencia y uniones de hecho”, “divorciados vueltos a casar”, la homosexualidad y las uniones de personas del mismo sexo. En general, el documento insiste en la idea de que la Iglesia debe promover una actitud “acogedora” y “de misericordia” hacia todas aquellas personas que, desde su perspectiva, se encuentran en “situación familiar irregular”.

El “sínodo urgente y extraordinario” del que participarán los obispos presidentes de las 114 conferencias episcopales de todo el mundo y las cabezas de los dicasterios (ministerios) vaticanos se celebrará en Roma entre el 5 y el 19 de octubre próximo y será la primera instancia de debate que tendrá un segundo capítulo sobre los mismos temas un año después, en ese caso con la participación ampliada a través de delegados episcopales especialmente designados. El contenido de las deliberaciones será presentando al papa Francisco para su consideración y se espera que el pontífice traduzca todo ello en un documento propio, a modo de exhortación apostólica, que podría conocerse en los primeros meses de 2016.

En el acto de presentación del trabajo, el arzobispo italiano Bruno Forti (titular de Chieti-Vasto), uno de los encargados de reunir los aportes en el texto final, admitió que, respecto del tema familia, “hablamos un idioma que las personas no entienden y damos respuestas a preguntas que nadie nos hizo”.

El documento es considerado en los medios eclesiásticos especializados como “el más realista” que se conoce hasta el momento y, si bien reafirma la enseñanza tradicional de la Iglesia Católica sin sugerir cambios doctrinales, recoge la impronta del papa Francisco de apertura a todas las nuevas situaciones traducida en “una pastoral capaz de ofrecer la misericordia que Dios concede a todos sin medida”, según sostuvo el cardenal Lorenzo Baldisseri, secretario general del sínodo de obispos. El obispo dijo también que la Iglesia tiene que “proponer no imponer, acompañar y no empujar, e invitar y no expulsar” al referirse tanto a los divorciados como a las parejas de convivientes, las madres solteras o los homosexuales. En relación con las uniones entre personas del mismo sexo, Baldisseri dijo que deben distinguirse contextos, según la legislación civil sea “más o menos favorable”, pero aseguró que es necesario que la Iglesia tenga un “cuidado pastoral” de esta realidad, pensando especialmente en “las cuestiones relacionadas con los eventuales hijos”. El documento recoge la opinión de las conferencias episcopales en contra de la legislación que habilita el matrimonio entre personas del mismo sexo, pero al mismo tiempo los obispos reclaman “un comportamiento respetuoso y que no juzgue a estas personas”.

En el texto se señala también que la Iglesia debe modificar su posición en la lucha contra el VIH-sida porque “se trata de acompañar los dramas que marcan profundamente la vida de innumerables personas”.

El trabajo menciona como “presiones externas a la familia” las consecuencias de la situación laboral de las personas, la influencia de los medios de comunicación, los fenómenos migratorios, la pobreza y la lucha por la subsistencia, el consumismo y el individualismo, entre otros.

Se dice que “en numerosos casos (...) se pide agilizar el procedimiento de nulidad matrimonial” y que “existe una amplia solicitud de simplificación de la praxis canónica de las causas matrimoniales” que permiten establecer, dentro de la legislación eclesiástica, la separación de los cónyuges a través de la declaración de nulidad del vínculo. Sin embargo, en el mismo texto se advierte que existe controversia acerca de que alentar las nulidades sea “un remedio eficaz”.

Asume también la Iglesia que en la consulta a las conferencias episcopales “aparece la mención relevante de los escándalos sexuales en el seno de la Iglesia (pedofilia en particular), así como la de una experiencia negativa con el clero o con algunas otras personas”. Y se agrega que “se denuncia una significativa pérdida de credibilidad moral (de la Iglesia) a causa de los escándalos sexuales”. Reforzando la autocrítica, se señala también que “a esto se añade el estilo de vida a veces vistosamente acomodado de los presbíteros, así como la incoherencia entre su enseñanza y su conducta de vida”.

El documento de trabajo que servirá de base a los debates del sínodo de obispos pone sobre la mesa una agenda hasta el momento postergada y a la que, al parecer, la Iglesia ahora está dispuesta a afrontar. El cardenal Baldisseri señaló al hacer la presentación que “la pastoral familiar, lejos de cerrarse en una mirada legalista, tiene la misión de recordar la gran vocación de la persona al amor”. El texto preparatorio del sínodo pone de manifiesto una mirada realista sobre la situación de la familia, reconociendo también que “numerosas respuestas confirman que, incluso cuando se conocen las enseñanzas de la Iglesia sobre matrimonio y familia, muchos cristianos manifiestan dificultades para aceptarlas integralmente”, por ejemplo, “respecto del control de los nacimientos, el divorcio y las nuevas nupcias, la homosexualidad, la convivencia, la fidelidad, las relaciones prematrimoniales, la fecundación in vitro, etcétera”.

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El sínodo extraordinario debatirá sobre los “desafíos pastorales para la familia”.
 
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