SOCIEDAD

Un pedido de justicia a un año del asesinato de Ezequiel Demonty

Sus familiares realizaron ayer un acto en el lugar donde fue arrojado por la policía al Riachuelo.

 Por Carlos Rodríguez

“Cuando mi hijo sea grande espero poder traerlo aquí para que sepa cómo mataron a su padre y para decirle que se hizo justicia.” Con Damián Ezequiel, el hijo de ambos en sus brazos, Jessica Martín, la novia de Ezequiel Demonty, recordó al joven asesinado hace un año por policías que lo obligaron a saltar a las aguas del Riachuelo, en el barrio de Pompeya. El acto, realizado en el exacto lugar donde Demonty –junto con dos amigos que sobrevivieron– tuvo que arrojarse a las turbias aguas, transcurrió en un marco de permanente invocación a la justicia, dado que se espera para diciembre la realización del juicio oral en el cual serán juzgados nueve policías que podrían ser condenados a cadena perpetua. “Los fiscales y nosotros seguimos diciendo que este caso debe ser calificado como torturas seguida de muerte, a pesar de que la pena sería la misma si se lo considera privación ilegal de la libertad seguida de muerte.”
José María Vera, el abogado de la familia Demonty, consideró que la calificación es importante porque “de haber sobrevivido Ezequiel, como ocurrió con los dos amigos que lo acompañaban, hoy los policías estarían en libertad porque es muy difícil probar una privación ilegal de libertad cometida por uniformados”. Vera insistió en que “los chicos fueron torturados por los golpes que recibieron, por el simulacro de fusilamiento y por haberlos obligado a tirarse a las aguas del Riachuelo; es necesario que en el juicio se hagan respetar las normas internacionales en materia de torturas de las cuales el gobierno argentino es firmante”.
La jueza de instrucción María Bértola había dispuesto la prisión preventiva de los policías por el delito de “tortura (dos hechos) en concurso ideal con tortura agravada seguida de muerte (un hecho)”. Los testigos principales son los dos chicos que también fueron obligados a tirarse al Riachuelo y una joven que fue detenida en la madrugada del 15 de septiembre de 2002, pero que evitó ser llevada hasta el río porque mintió diciendo que estaba embarazada. El cuerpo de Ezequiel fue rescatado de las aguas el 21 de septiembre.
La calificación original fue modificada por la Sala V de la Cámara del Crimen, que cambió tortura por privación ilegal de la libertad. Al ser elevado el caso a juicio, ante el Tribunal Oral Nº 8 de la Capital Federal, el fiscal de instrucción Marcelo Romá insistió con la carátula inicial. Esta será la postura que debe sostener el fiscal del juicio, Luis Misculín. Está probado que los policías Gastón Somohano, Gabriel Barrionuevo, Luis Gutiérrez y Alfredo Fornasari se bajaron de los patrulleros, a orillas del río, y obligaron a los chicos a tirarse al agua.
Los otros cinco acusados son Sandro Granado, Jorge Solís, Maximiliano Pata, José Luis Martínez y Luis Funes. “Cualquiera fuera la calificación legal del hecho, sólo corresponde aplicar la reclusión o la prisión perpetua”, sostuvo el abogado de la familia Demonty. “Nosotros vamos a pedir la pena más dura (reclusión) para Somohano, Barrionuevo, Gutiérrez y Fornasari, y la prisión perpetua para los otros cinco.” La diferencia es que con la “reclusión”, la detención efectiva se estira de 20 a 25 años, lo que agrava la situación a la hora de pedir la libertad condicional una vez cumplidos los dos tercios de la pena. En la causa, un policía declaró que Somohano, una vez que regresó a la sede de la 34ª, le dijo que habían encontrado “una solución mojada para esos negros de la villa”, en alusión a los tres chicos, que vivían en barrios pobres de Villa Soldati.

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