SOCIEDAD

“No hay que confundir violencia y locura con la violencia escolar”

La secretaria de Educación porteña, Roxana Perazza, analiza la masacre en la escuela de Carmen de Patagones. Advierte sobre los riesgos de estigmatizar a los adolescentes y considera que la escuela tiene que escuchar y respetar a los chicos.

 Por Nora Veiras

“Lo que ocurrió en la escuela de Carmen de Patagones es un hecho de violencia y de locura pero no de violencia escolar.” La secretaria de Educación porteña, Roxana Perazza, marca así, de hecho, una diferencia sustancial con la cartera educativa nacional que propuso la creación de un observatorio para investigar temas de violencia escolar a partir de los asesinatos en el aula que conmovieron al país. Perazza advierte sobre el riesgo de buscar culpables para evitar el debate sobre la necesidad de escuchar lo que los chicos “nos están diciendo”. Priorizando el escuchar a todos, la secretaria acuerda con la sanción de una ley de educación sexual pero discrepa con que sea la Legislatura la que fije los contenidos y apuesta a sumar a la Iglesia.
–Los asesinatos en la escuela de Carmen de Patagones, para usted, ¿se pueden calificar como un hecho de violencia escolar?
–Es un hecho de violencia y de locura pero no necesariamente de violencia escolar. Tuvo un escenario físico que fue la escuela, lamentablemente para la escuela, para los pibes y para los docentes. Lo que estamos trabajando en la escuela es otra cosa. Primero es un hecho trágico, horroroso y como educadores primero hay una pregunta que es cómo explicar esto que es casi inexplicable o cómo explicarles a adolescentes que un adolescente mató a otros adolescentes y que esto sucedió en una escuela. Primero lo que hay es mucho estupor y me parece que los adultos nos tenemos que tomar un poco más de tiempo para pensar, para no hacer interpretaciones irresponsables, irrespetuosas de los pibes, del pibe y de la escuela.
–Desde el Ministerio de Educación se habló de crear un observatorio junto con la Universidad Nacional de General San Martín para investigar los temas de violencia escolar. ¿Esto no lleva a una confusión?
–Lleva a la confusión pensar que este es un hecho de violencia escolar, me parece que hay que abrir otras preguntas: ¿qué está pasando con los adolescentes?; ¿cuál es el lugar que estamos ocupando los adultos? Evidentemente para este chico puntual había un déficit en la mirada, había muchos adultos que no lo estaban viendo, pero de allí a responsabilizar a la escuela o a los profesores es peligroso, imprudente. Hay que parar la pelota, escuchar lo que dicen los chicos –que están diciendo cosas interesantes, importantes, en el sentido de ser escuchados, respetados, de que ellos sí tienen problemas–, y están pidiendo una mirada adulta, responsable, que ponga límites y esto no es una competencia única de la escuela.
–Coincido con usted en que no fue un hecho de violencia escolar, pero al haberse producido en la escuela ¿cómo va a repercutir la conmoción que produjo en ese ámbito?
–La escuela y en general los adultos tenemos que estar preparados para distintas repercusiones, en distintos momentos. Un trauma social como éste, implica una serie de duelos y de preguntas que se van a hacer seguramente a lo largo de años. Lo que la escuela puede hacer es escuchar a los chicos, respetarlos, sostener una posición adulta frente a ellos y agudizar la escucha. Hay nuevos modos de comunicarse de los jóvenes que los adultos deberíamos aprender, entender, escuchar y, sobre todo, no desconocer. Estamos todos golpeados, tristes horrorizados y esto habrá que procesarlo más colectivamente. La escuela es un lugar para pensar, las familias también, los gobiernos también. Lo que no debemos hacer es etiquetar un lugar, una escena y decir hallamos un culpable: el sistema educativo, la escuela, el profesor, la película que vio el pibe, el negro... si hay algo que los chicos no son es una amenaza para la sociedad. Lo que menos uno puede decir de los adolescentes es que son amenazantes y menos estereotiparlos. La mayoría de los chicos se viste de negro, escucha música, a veces tienen momentos retraídos, ahora, la mayoría de los chicos no agarra un arma y mata.
–El camino de la demonización es el más fácil...
–Es otra vez no hacerse cargo, echarle la culpa a otro, otra vez mirar para otro lado. Lo que no puede hacer la escuela ni nosotros es mirar para otro lado pero hacerlo responsable y adultamente porque si hacemos “como si” estamos mirando y en realidad estamos montando algunos escenarios que lo que hacen es impedir la mirada del otro...
–Entre esas cosas que les pasan a los adolescentes y que la escuela mira para otro lado es la educación sexual. ¿Qué actitud va a tener el Ejecutivo de la ciudad frente a los proyectos de educación sexual que están en la Legislatura y frente a la actitud de la Iglesia?
–Cuando la directora general de Educación Graciela Morgade fue a la Legislatura dijo algunas cuestiones que me parece que no se escucharon: una es que estamos de acuerdo con una ley de educación sexual, estamos de acuerdo con que la escuela tiene algo que decir en esa materia, estamos de acuerdo desde una perspectiva de género y también estamos de acuerdo con que tiene que incluir a todos los sectores más representativos de esta sociedad porteña. La ley no puede ser producto de un grupo. No estamos de acuerdo con algunos artículos del proyecto (de Ana María Suppa, kirchnerista), pero se supone que esta sociedad debe ser lo suficientemente madura para discutir, para proponer y para escuchar a todos los sectores. El riesgo es que se dualice: los que están a favor con los que están en contra y lo que va a pasar es que no se va a hacer nada.
–De hecho hace más de diez años que en la ciudad se vienen presentando proyectos de ley de educación sexual...
–Para ser justas, la primera que presentó uno fue Juliana Marino y ahora el que hay es parte de ése. Tampoco es como se dice que hace veinte años que estamos discutiendo el tema de educación sexual.
–La verdad es que desde la época del Concejo Deliberante que se está discutiendo...
–En la medida que no se abra la discusión en serio... Si no se invita a discutir a un sector importante, la verdad es que lo que se está proponiendo es para que no salga. La Iglesia tiene sus objeciones a este proyecto de educación sexual pero están con total disponibilidad a discutir. Nadie que tenga responsabilidad sobre el adolescente puede hoy decir en la ciudad de Buenos Aires que no debe haber educación sexual.
–Excepto Mariano Grondona que se horroriza con la masturbación de los adolescentes.
–No es tema de debate. Pongamos lo que hay que discutir, cuál es el lugar del Estado, de las familias.
–¿La ley se tiene que aplicar tanto en el sector público como privado?
–Tiene que ser una ley que se pueda aplicar a todos los chicos y chicas de la ciudad. No es que los chicos de las escuelas estatales tienen inquietudes, problemas o preguntas y los de las privadas no. Por eso tiene que ser una ley que estructure. Nosotros estamos en condiciones y con toda la voluntad política de reglamentarla pero tengo algunas objeciones con el articulado de este proyecto.
–Concretamente, ¿con cuáles?
–Por la Ley 33, es la secretaría la que define los temas. Me parece que hay algunas leyes en la ciudad –N. de R.: Salud Reproductiva y Unión Civil– que también son el marco en el que se inscribirá una nueva ley y cuál será la responsabiliad del Estado. También hay que discutir con los padres algunas cuestiones, hay que complementarse. Hay padres que están interesados en discutir, hay padres que necesitan hacerlo y hay padres que no les interesa, hay de todo pero me parece que las leyes tienen que tratar de abarcar a todos, obviamente siempre va a haber un sector en desacuerdo.
–¿Qué pasa si la Iglesia se niega?
–No podría asegurar eso ahora. Yo no soy vocera de la Iglesia, pero lo que quiero es discutir responsablemente. Pero también tenemos que ser responsables en el sentido de con quién lo vamos a hacer, habrá que capacitar a los docentes para hacerlo, hay que armar toda una estrategiagradual. No es que sale la ley y ya el año que viene está. Sería bueno que este año salga la ley pero con un consenso importante.
–Pero con el tema del consenso lavan tanto todo...
–No, pero sin acuerdos después no se lleva a la práctica.

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La secretaria de Educación de la Ciudad de Buenos Aires, Roxana Perazza.
 
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