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“Para qué están los amigos”, se pregunta Lagos desde la crisis

Cerca del presidente de Chile, aseguran que está “desencantado” por la reacción de Kirchner frente al incidente creado por las afirmaciones del nuevo canciller chileno. Las implicancias políticas del conflicto.

 Por Santiago Rodríguez

La apreciación que el presidente chileno Ricardo Lagos tiene de Néstor Kirchner por estos días no es la misma que tenía hasta hace una semana. “Está desencantado”, explicó a Página/12 un funcionario de alto rango de su administración. Lo que explican en el Palacio de La Moneda es que Lagos evalúa que la no aceptación de las disculpas que ofreció el canciller de ese país, Ignacio Walker, lo dañan políticamente de cara a las elecciones municipales que en unas semanas se celebrarán en Chile y que hubiera esperado otra actitud de Kirchner, a quien considera un “amigo”. La decisión consensuada entre Buenos Aires y Santiago, de todos modos, es no ahondar en los enojos y dejar que el incidente se “evapore” por el simple paso de los días, es decir, no hacer más declaraciones y que sea el tiempo el que cicatrice las heridas.
En las filas de la gobernante Concertación chilena reconocen que Kirchner tiene razones para sentirse molesto con el nombramiento de Walker al frente de la Cancillería. En mayo pasado, el ahora canciller de ese país escribió una columna en El Mercurio en la que calificó al peronismo como un movimiento autoritario, fascistoide y corrupto.
Los hombres que manejan el gobierno en Santiago entienden que es natural que Kirchner se haya sentido fastidiado frente a semejante afirmación, pero destacan que “está claro que Lagos no estaba al tanto de lo que Walker había escrito”. En ese marco, entienden –empezando por el propio Lagos– que Kirchner “sobredimensionó” el asunto y que debería haberse dado por satisfecho con las disculpas de Walker.
“La saturación del tema por parte de Kirchner nos está haciendo daño políticamente, porque resulta funcional a la derecha conservadora que exacerbó su discurso nacionalista y dice a la opinión pública que nos dejamos humillar por la Argentina”, se quejó un funcionario de La Moneda.
Ese es el motivo del desencanto de Lagos. “¿Para qué están los amigos si no es para brindar apoyo en los momentos en que se los necesita?”, es una de las frases que sus íntimos le han escuchado pronunciar por estos días al chileno en alusión a la actitud de Kirchner, con quien no mantuvo diálogo alguno desde que estalló la controversia por la designación de Walker. “Cada vez que pasa algo –contaron en su entorno– es Lagos el que llama por teléfono. Por ahí esta vez correspondía que lo hiciera, pero decidió que no iba a llamar y Kirchner tampoco se comunicó.”
Quien no está nada cómodo tampoco es el flamante embajador chileno en Buenos Aires, Luis Maira: el incidente se suscitó apenas llegó a la Argentina y por eso le cancelaron la que iba a ser su primera audiencia con Kirchner. En La Moneda revelaron que está preocupado porque “aparece como un embajador que ni siquiera puede ver al presidente del país al que fue asignado”. El canciller Rafael Bielsa se comprometió a armarle la reunión con Kirchner cuando los ánimos se calmen. En Chile dicen entender la postergación, pero advierten que “si no se concreta antes de principios de noviembre, vamos a ordenarle a Maira que regrese a Santiago”.
Más allá de los enojos, lo que acordó la diplomacia de ambos países fue dejar que el incidente se “evapore y seguir poniendo elementos de normalidad” a la relación bilateral. Uno de esos “elementos de normalidad” es el encuentro que tendrán hoy los ministros de Defensa, José Pampuro, y Jaime Raviné en los ejercicios militares conjuntos que se realizarán en Río Turbio para simbolizar que entre Argentina y Chile nada ha cambiado.

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Lagos entiende que sus problemas con Kirchner lo dañan políticamente de cara a las próximas elecciones.
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