SOCIEDAD › LE PIDEN AL PAPA QUE PONGA FIN AL CELIBATO

Los curas casados se rebelan

Los religiosos confían en que el tema se trate en el sínodo de obispos que se celebrará en octubre. En Argentina un millar de curas dejaron los hábitos para casarse. En el mundo son más de 85 mil.

Curas católicos casados de todo el mundo le pidieron ayer al papa Benedicto XVI –a través de una carta abierta– que ponga fin al requisito del celibato para ejercer el sacerdocio. Los religiosos se pronunciaron al cierre de un congreso organizado por la Federación Internacional de Sacerdotes Católicos Casados, que se desarrolló en la ciudad alemana de Wiesbaden. En Argentina se estima que hay alrededor de un millar de curas que colgaron los hábitos y formaron familias, según precisó a Página/12 Miguel Broggi Carranza, miembro de la Fraternidad Verdad en Libertad, una entidad integrada por ex sacerdotes casados a la que perteneció el ex obispo Jerónimo Podestá, emblemático luchador en el país por el derecho de los curas a contraer matrimonio.
Los sacerdotes casados que participaron del congreso en Alemania –en rigor, son ex sacerdotes– confían en que los obispos que participarán en el sínodo eclesiástico que se llevará a cabo en octubre, en Roma, aborden el tema del celibato que, por ahora, el Vaticano mantiene de manera inflexible. “Pedimos al sínodo de obispos que proponga al Papa que se levante el requisito del celibato, el párrafo 277 del Derecho Canónico”, expresaron en su carta abierta al Papa. Tienen esperanzas de que durante el pontificado de Benedicto XVI se produzca “un relajamiento” del celibato.
No piensa lo mismo el cordobés Broggi Carranza. “Este Papa no va a cambiar nada. Con la ideología que tiene es imposible pensar que vaya a eliminar el celibato”, opinó, en diálogo con este diario. Broggi Carranza tiene 81 años, vive en Quilmes con su esposa (tienen tres hijos y seis nietos) y dejó los hábitos en 1971, veintidós años después de haberse ordenado en el Seminario de Córdoba, donde tuvo como compañero a monseñor Enrique Angelelli. Y es uno de los fundadores de la Fraternidad Verdad en Libertad, que agrupa a unos quinientos ex curas casados del país.
Imposibilitados de viajar a Wiesbaden por razones económicas (“somos todos pobres”, aclaró Broggi Carranza), los miembros de Fraternidad Verdad en Libertad enviaron al congreso un pronunciamiento vía e-mail. “En la carta expresamos que en la Iglesia debe prevalecer el espíritu antes que los reglamentos y consideramos que no es conveniente la beatificación de Juan Pablo II porque jamás nos abrió los brazos (a los curas casados)”, señaló Broggi Carranza, en diálogo con este diario.
Broggi Carranza describió la situación que debe enfrentar un sacerdote que renuncia a la Iglesia por amor a una mujer: “Nos piden que nos alejemos de las parroquias como si fuéramos leprosos: es una ingratitud muy grande por parte de la institución. Hoy hay algunos curas que convocan a ex sacerdotes casados para dar catequesis, pero si sus obispos se enteran serían castigados”, comentó. Y destacó: “Cualquiera que tenga dos dedos de frente tiene que estar en contra del celibato. El celibato significa una opresión. No puede ser impuesto por la fuerza. Conozco curas que a fuerza de grandes sacrificios para respetarlo han afectado su propia personalidad y se han vuelto locos”. La Fraternidad Verdad en Libertad fue creada unos veinte años atrás en el país. Entre sus fundadores se destaca monseñor Jerónimo Podestá, quien hasta su fallecimiento, en el año 2000, encabezó junto a su esposa Clelia la Federación Latinoamericana de Sacerdotes Casados y sus Esposas y luchó por el celibato opcional.
En el congreso que finalizó ayer en la ciudad alemana de Wiesbaden participaron 80 ex sacerdotes católicos casados de los cuatro continentes, que representan a 25 agrupaciones nacionales. Los organizadores del encuentro calculan que sólo en Alemania entre 3000 y 4000 sacerdotes han colgado los hábitos para casarse y que desde 1964 lo han hecho unos 85.000 en todo el mundo.
El celibato que deben cumplir los sacerdotes católicos surge de una norma disciplinaria y no de una doctrina de fe. Fue promulgada como ley, para el clero de rito latino, en el siglo VI y en los tiempos modernos se han renovado las polémicas sobre el tema. Paulo VI emitió una encíclica el 24 de junio de 1967 insistiendo en la posición doctrinaria ortodoxa y Juan Pablo II, también destacó la importancia del celibato, no sólo como norma sino también por su valor espiritual. El Derecho Canónico establece que los sacerdotes “están obligados a observar una continencia perfecta y perpetua por el Reino de los cielos y, por lo tanto, quedan sujetos a guardar celibato”. Esta condición, indica el canon, “es un don de Dios”.

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En Wiesbaden, Alemania, se reunieron ochenta ex sacerdotes de cuatro continentes.
 
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