SOCIEDAD › VECINOS DE EL JAGÜEL INTENTARON LINCHAR A UN HOMBRE POR UN CRIMEN

Una confesión para no ser quemado vivo

Adrián Moreno tenía 20 años, vivía en la torturada localidad de El Jagüel, Esteban Echeverría, y a escasos cien metros de lo de Carlos Camos, electricista, padre de su novia de 15 años y, desde la madrugada del domingo pasado, sospechado de haberlo asesinado por motivos que aún no se confirman pero que se suponen vinculados con la chica. A Adrián lo encontró su madre, acuchillado, la madrugada del domingo en la puerta de su propia casa. A falta de ley y justicia estatal, los vecinos decidieron tomarla con la fuerza medieval de la venganza. Provistos de palos fueron a lo de Camos, prendieron fuego a un Torino y a la casa. Los uniformados de la 5ª llegaron para detener al electricista, pero antes para salvarle la vida. El hombre admitió haberlo matado pero en defensa propia. Pero Adrián tenía un cinturón atado en la muñeca, el rostro desfigurado a golpes y una cuchillada por la espalda que le provocó la muerte. En su celular, la policía halló un mensaje de Camos en el que lo desafiaba a pelear el sábado por la noche.

“De casualidad salí a ver qué era lo que había tirado en la puerta de mi casa y veo a mi hijo –dijo la madre de Adrián–. Lo intenté levantar porque creí que se había caído pero estaba frío y no podía enderezar los brazos y le dije: ‘¿Estás muerto?, ¿qué te hicieron?, ¿te mataron?’. Lo golpearon todo. Tiene la cara desfigurada y tenía una puñalada, por la espalda, como un cobarde. Mi hijo tenía enroscado el cinto en la mano y se ve que se defendió.”

Los motivos de tanto odio corren según de qué versión se trate. Del lado de la familia de Adrián se sospecha que la chica había quedado embarazada y que Camos brotó en ira. Desde la familia de Camos se dice que éste quiso poner punto final a los continuos golpes a los que Adrián supuestamente la sometía. Los vecinos aseguran que la relación entre el joven de 20 y la chica de 15 se había iniciado hacía un año y que desde entonces, Camos intentaba impedir el noviazgo.

Lo cierto es que la muerte de Adrián desató la violencia vecinal. Un grupo, armado con palos, intentó atacar a Camos. Este, para defender su vida, se atrincheró en su casa, mientras su mujer y sus dos hijos, entre ellos la chica de 15, lograron escapar. La comisaría 5ª llegó a tiempo para evitar el linchamiento. Igual, los vidrios de los patrulleros quedaron destrozados cuando el electricista fue salvado y detenido. Los vecinos empezaron con un Torino ubicado en un campito lateral de la casa. Después, avanzaron sobre la vivienda, que quedó en llamas y destrozada.

Aunque en su confesión a los uniformados –por lo tanto inválida–, Camos reconoció haberlo asesinado, dijo que lo había hecho en defensa propia, luego de que el joven lo atacara. Un mensaje suyo en el celular de la víctima, retándolo a duelo para esa noche, y un cuchillo con el que dijo haberse defendido y que nunca apareció en la escena del crimen son las pruebas con las que contaba la investigación, según señalaron fuentes policiales. Durante la mañana del domingo, ya detenido Camos, los vecinos intentaron nuevamente atacar la casa, aunque la policía logró impedir que avanzaran sobre lo que quedaba.

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La vivienda incendiada, sobre la calle Catamarca, en El Jagüel.
 
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