SOCIEDAD › LO QUE HAY QUE SABER SOBRE LA GRIPE

Un virus mutante

 Por Pedro Lipcovich

Las 150 muertes reportadas en México podrían deberse, más que a una alta virulencia de la gripe porcina, a las precarias condiciones sanitarias de América latina, ya que, en Estados Unidos, la misma enfermedad no causó muertes hasta ahora. Así lo señaló Horacio López –director de la especialización en Infectología de la UBA–, quien, en diálogo con Página/12, efectuó un examen crítico de los datos existentes sobre la amenaza. Es cierto que el nuevo virus lleva en sí una gran mutación, ante la cual los humanos carecen de “experiencia inmunológica”: esta condición –que no se dio en la “gripe aviar” o el “SARS”, hace unos años– podría dar lugar a una pandemia. El virus, además, tiene un período de incubación breve, lo cual facilita la transmisión. La vacuna que pudiera prevenirlo no estará lista antes de varios meses, y para entonces la pandemia, si se desata, ya estará autolimitándose.

–Si fuera cierto que en México hay unos 150 muertos sobre algo más de mil casos, la tasa de mortalidad sería altísima, de un 15 por ciento. Pero seguramente ésa no es la tasa real: en la epidemia de gripe española de 1918, donde murieron 40 millones de personas, la mortalidad estuvo entre el 2,5 y el 3 por ciento de los casos. Y sucede que, de entre los que están enfermando en Estados Unidos y otros países, no murió ninguno hasta ahora; todos estos casos parecen haber sido leves o moderados. Es que habría que saber, para los que enfermaron en México, cuál es su grado de nutrición, su estado inmunitario, qué accesibilidad tiene para ellos el sistema de salud –observó López.

–Pero esas bajas condiciones sanitarias son frecuentes en América latina.

–Sí, incluso en la Argentina. Hay lugares del país donde los niveles de pobreza o indigencia propician la mala nutrición, la desinformación, la dificultad para acceder al sistema de salud.

–¿Cómo es este nuevo virus, cómo se originó?

–El virus se define como de tipo A H1N1; ya se conocía con ese nombre uno de los tipos de virus que causa la gripe humana, pero éste es distinto. La “H” y la “N” corresponden a los nombres de dos antígenos, es decir, sustancias que son reconocidas como amenazas por el sistema inmunitario. Usualmente, en el H o en el N se van produciendo pequeñas mutaciones: por eso las vacunas contra la gripe cambian todos los años. Pero, de vez en cuando, tiene lugar un cambio brusco que afecta a todo el antígeno, sea el H, sea el N. La gente no tiene “experiencia inmunológica” ante un virus tan mutado y, cuando esto sucede, puede aparecer una pandemia; eso ocurrió en 1918, en 1958 y en 1967.

–¿Por qué “gripe porcina”?

–La gripe afecta a distintas especies: los hombres, las aves, los caballos, los cerdos; y suele pasar de una especie a otra. En las pandemias del siglo XX, el virus procedía de las aves. En este caso, procede del cerdo; pero este animal es un “mezclador genético” para el virus de la gripe: el nuevo H1N1 tiene componentes de tres clases de virus gripales: de las aves, del hombre y del cerdo mismo. El producto de esa combinación se trasmitió eventualmente, por las secreciones respiratorias del cerdo, a algún ser humano, y así empezó esta historia.

–¿El nuevo virus puede compararse con el SARS, que se difundió en Extremo Oriente en 2003?

–Desgraciadamente son eventos distintos: el SARS no era un virus de gripe, la transmisión requería un contacto mayor y pudo ser controlada con más facilidad. También fue diferente el caso de la gripe aviar, hace un par de años, donde el virus no mostró mayor eficacia en la transmisión de persona a persona y terminó limitándose a un problema endémico en el sudeste asiático.

–¿Por qué las muertes en la gripe porcina se producen por neumonía?

–Como en todas las gripes, la neumonía puede presentarse por dos motivos: o porque el virus mismo invade el pulmón, y esto pasa en los primeros días de la infección, o porque se sobreinfecta con bacterias, y esto suele suceder pasados siete o diez días del comienzo de la infección viral. Por eso los planes de contingencia incluyen la disposición de antibióticos, para estas infecciones bacterianas, y de antivirales: el virus de la gripe porcina se ha mostrado sensible al oseltamivir y al zanamivir.

–¿Qué grado de eficacia tienen estos antivirales?

–Deben administrarse en las primeras 36 o 48 horas para mejorar algo la intensidad de los síntomas y acortar la duración de la enfermedad; el stock necesariamente es limitado, y debe dirigirse a pacientes graves, bajo administración de las autoridades sanitarias nacionales y provinciales. Su eficacia para esta variedad del virus todavía debe precisarse.

–¿Cuándo podría haber una vacuna disponible?

–La producción de una vacuna no puede tardar menos de cuatro a seis meses; el hecho de que este virus sea una mezcla de tres genotipos no facilitará su elaboración. La vacuna llegará para la primavera austral o para fin de año y, en caso de desatarse la pandemia, es probable que para entonces ya se haya autolimitado: muchos no habrán llegado a infectarse, y los que se hayan infectado estarán inmunizados.

–¿Mientras tanto?

–Hay cosas que disminuyen el riesgo para las infecciones respiratorias en general: el frecuente lavado de manos, especialmente después de haber estado en contacto con quienes padezcan alguna afección respiratoria como el resfrío o la gripe común. En las farmacias se venden geles de alcohol glicerinado que permiten una eficaz higiene de manos por frotado. Es común que la infección se produzca por autoinoculación, cuando uno se lleva a la boca o a la cara la mano contaminada con el virus.

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