SOCIEDAD › OPINION

Seguridad y memoria

Por Ciro Annicchiarico*

Memoria es lo que hay que tener, y la mente clara, muy clara. Desde que asumió la gestión de Juan Pablo Cafiero en el Ministerio de Seguridad provincial, apareció el fenómeno crudo del secuestro express primero y la ola de secuestros conocidos hasta hoy, incrementándose la gravedad de los hechos y la lógica alarma de la población en forma directamente proporcional a cada medida de encauzamiento y de saneamiento de la policía que la autoridad iba impulsando. La madre de todos estos problemas es la casi absoluta inutilidad de la Policía Bonaerense, ya que la gran mayoría de policías que quieren cumplir su función decentemente está condicionada por la corrupción de sectores de mando que todavía tienen poder y la contaminan de un modo terminal, le impide tener la más elemental capacitación funcional para la prevención y la seguridad, y después, porque existe connivencia y complicidad de un decisivo segmento político que participa de los negocios de los jefes ricos que viven como sultanes y depositan miles de dólares en el exterior. No todos son así, por supuesto. Memoria es lo que hay que tener: siempre que se intenta controlar, modificar y encauzar a la corporación policial de la Bonaerense, para ajustarla a la ley, y controlar a los corruptos que se aprovechan del uso de ese poder, llamativamente arrecian y se multiplican los hechos criminales y la inseguridad, inmediatamente sigue el lógico clamor popular, y después los reclamos de cambios de conducción en el Ministerio de Seguridad argumentando que no saben hacer las cosas.
Los medios de comunicación se suben inmediatamente a la movida porque es un tema que convoca y resulta por lo tanto comercialmente útil. Potencian así el embate que, en realidad, va exactamente en contra de lo que dicen perseguir, la seguridad. Cuando termina triunfando, vuelven personajes como Klodczyk, Rico, etc., y mágicamente se terminan todas las sensaciones de inseguridad. La corporación policial contenta, vuelve a sus tareas específicas: el negocio de controlar todas las bandas, las muertes y los enriquecimientos ilícitos que les permitirán –por supuesto sin medios de comunicación que alarmen a nadie– vivir en lujosísimas mansiones, tener Mercedes Benz, BMW, y seguir depositando en los paraísos fiscales ganancias derivadas del control de todos los segmentos y líneas delictivas imaginables, que por supuesto están exentas de impuestos...
Resulta francamente grotesco y alarmante, por el nivel de desinformación que evidencian, ver cómo por un lado dejan de acentuar la importancia de una gestión que decidió meter mano en la guarida madre de la inseguridad y las muertes: los desarmaderos, y el entramado policial y político comprometido con esa oscura realidad; y por otro se prestan a potenciar movidas que, precisamente, buscan frenar esos procesos de saneamiento.
* Abogado, ex miembro consultor del Instituto de Política Criminal y Seguridad de la Provincia de Buenos Aires (Gestión León Arslanian).

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