Dos de las madres que participaron ayer de la audiencia, Valeria García y Alicia Tantardini, se mostraron disconformes con las respuestas de los funcionarios porteños y dijeron sentir “impotencia” frente al “maltrato” que recibieron junto a otras miles de familias.

“El GCBA no dio ninguna precisión, sólo cifras. No pudieron responder por qué no se cargaron los datos de las inscripciones presenciales. Estos chicos quedaron inexistentes y se tuvieron que armar nuevos listados. Al haber hecho esto asumieron el grado de descontrol que se generó. Cuando ellos arreglan el primer error, que tenía que ver con el ingreso directo del preescolar al primer grado en la misma escuela, generaron otra situación de conflicto para otra familia”, explicó García.

Además, según la mamá, las autoridades no contestaron por qué el sistema no daba las categorías que se desprenden de las prioridades, como el hecho de tener un hermano en el establecimiento o a la madre o el padre trabajando ahí.

“La evidencia misma está en la calle. Lo que estaba en el amparo se potenció. No reconocen los errores ni pública ni políticamente. Hablan como si se tratara de dos casos y hay incertidumbre en todas las escuelas. Uno de los funcionarios dijo que ‘el camino a la perfección se hace con errores’. Esto es una provocación que genera mucha impotencia. Es increíble el grado de impunidad y perversión que tienen.”

En tanto, Tantardini opinó que las autoridades recurrieron a “explicaciones y excusas técnicas para justificarse cuando el verdadero problema es la falta de conexión con las personas”.

“No se puede tratar así a la gente. Antes, cuando una familia se acercaba a un colegio, el director o supervisor les decía si había o no vacante y les indicaba cómo seguir. La inscripción no es un acto administrativo, es un hecho pedagógico. Hablaron de hacer un sistema transparente insultando a los directores, que son profesionales de carrera, y pasaron todo por alto como si se pudiera hacer borrón y cuenta nueva.”

“Lo que más duele es el maltrato, la desestimación. Los chicos que se quieren cambiar de una escuela privada a la pública o que vienen de la provincia a la capital tienen que esperar hasta el 20 de febrero. Esto tiene un claro mensaje: ‘Quedate donde estás’”, agregó.

Por último, Tantardini contó que tuvo un intercambio con uno de los funcionarios. “Un funcionario se ofendió cuando le dije que lo que hacían era faltarle el respeto a la dignidad de la gente. Contrataron personal temporario que no entregó ni comprobante de inscripción a los padres que no saben adónde fueron a parar sus hijos, porque ni un mail les mandaron. Todo esto con un platal de dinero. Todos hemos pagado por un fracaso cuando la inscripción antes era gratis y la hacían los mismos docentes.”