SOCIEDAD

¿Qué es Ammar?

La Asociación de Mujeres Meretrices Argentinas comenzó
a formarse en 1994, al mismo tiempo que se trataba en el
ámbito de la Ciudad de Buenos Aires la derogación de los
edictos policiales que, entre otras cosas, servían como
herramienta para detener a las trabajadoras sexuales. “Al
principio éramos dos o tres, en pocos meses fuimos más de 70 –cuenta Elena Reinaga–, aunque la presión de la policía era muy fuerte y si bien ahora respetan a las compañeras que están en la organización, en un primer momento la sola mención de la pertenencia era motivo para endurecer la represión.” En 1995, Ammar ingresó en la Central de Trabajadores Argentinos, aunque hasta el día de hoy no están sindicalizadas. Este, el de convertirse en un sindicato, es una de las aspiraciones de las trabajadoras sexuales. “Es raro, porque aunque queremos ser consideradas como sindicato, también es nuestro deseo que esta organización deje de tener razón de ser. Quienes participan en ella son mujeres pobres, la mayoría con pocas herramientas culturales y es por eso que encontraron en el trabajo sexual la opción para poder sostener a sus familias. Pero sabemos cuánto duele tener que pararse en una esquina y aspiramos a que llegue un día en que la necesidad no nos obligue a esto”, dice Jorgelina Sosa.
Uno de los primeras tareas de Ammar fue la prevención de enfermedades de transmisión sexual, la difusión del uso del
preservativo y, por supuesto, la defensa frente a los atropellos judiciales. “Pero también hay cosas que la gente no sabe y que nosotras queremos contar en un libro: las principales testigos de muchas de las causas resonantes como la desaparición en democracia del estudiante Miguel Bru son trabajadoras sexuales. Igual que en el caso de nuestra compañera Sandra Cabrera, en Rosario, o de muchos de los atropellos que suceden en las comisarías.” En el mes de julio las mujeres de Ammar se reunieron con el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, como un primer paso hacia la sindicalización. “Para nosotras fue muy importante, porque reconocernos como trabajadoras fortalece nuestra autoestima. Aunque es cierto que a lo que hacemos siempre le llamamos trabajo, sabemos que lo nuestro es eso aun cuandonadie más lo ratifique”, concluye Reinaga. En marzo del año que viene Ammar festejará sus diez años como organización y esperan que cada vez sean más las personalidades que se sumen a su lucha porque, dicen, eso
ayuda a la visibilidad y a la no discriminación.

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