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“¿How much?”, “Que baratou?”, “¿Where is the Obeliscou?”, y preguntas semejantes (también en francés, alemán, portugués y, fundamentalmente, en guaraní, brasileño, uruguayo y chileno) son y serán las alternativas peculiares de la temporada invernal posdevaluación. Según el secretario de Turismo nacional, Daniel Scioli, seis millones de personas darán vueltas y vueltas por el país en la temporada invernal. Un buen porcentaje corresponde a extranjeros, especialmente de los países limítrofes. Los centros turísticos están que rebosan de extranacionales. Las autoridades porteñas también están de parabienes: consideran a la semana pasada como la mejor de los últimos años. Las cifras indican que ingresaron en la ciudad más de 220 mil viajeros: más del 20 por ciento que el año pasado para la misma fecha. Los extranjeros gastan entre 70 y 100 dólares diarios. El “¿how much?” funciona a pleno: más de la mitad de sus gastos se vuelcan a compras en comercios.
Los cálculos turísticos más pesimistas hablan de seis millones de viajeros durante todo el año. Según Scioli, la cifra será muy superior: sólo en la temporada invernal habrá 6 millones de personas de vacaciones, y se esperan 20 millones de turistas para todo 2002. Pero la característica principal de la actividad turística, desde que se desató la crisis, la malaria interna y la devaluación, serán las caras rozagantes de no nacionales y billeteras atiborradas de billetes transfronteras. “Esta devaluación –aseguró Scioli– encuentra al país muy bien preparado (para el turismo) porque hay mejor infraestructura que en la década del ‘80, cuando, si bien se produjo una situación similar, los turistas no llegaban como ahora, que estamos apostando a la reactivación económica a través del turismo.”
Para los extranjeros, la vedette invernal son los ocho centros de esquí del país, donde se concentra una afluencia masiva. En el centro Batea Mahuida, en Neuquén, los chilenos conforman el segundo grupo de visitantes más compacto. Y en Junín de los Andes, la capacidad hotelera alcanzó el 80 por ciento de ocupación con marcada afluencia chilena y brasileña. Por su parte, Bariloche parece una ciudad trasandina. Según fuentes de la Secretaría de Turismo nacional, “hay un considerable aumento de chilenos y brasileños, alrededor de un 40 por ciento más que el año pasado, especialmente en los centros de esquí. Este año, en esos centros se esperan 254 mil personas, un 30 por ciento más que en el 2001”. La proyección de la temporada invernal, según datos nacionales, alcanza a 6.244.000 turistas, con un gasto promedio diario de 120 pesos. El gasto total de la temporada invernal alcanzará según las mismas fuentes 2.200.000 millones de pesos contra los 1.300.000 millones del año pasado. Claro que aquellos eran dólares.
El subsecretario de Turismo porteño, Jorge Curciarello, sostuvo que “la primera semana de vacaciones ingresaron en la ciudad 221.039 visitantes, 21,52 por ciento más que el año pasado”. Según el funcionario, por Ezeiza ingresaron 35.130; por Aeroparque, 39.881; por Buquebús, 9.732, y por la terminal de micros de Retiro, 136.296. “De la totalidad de Aeroparque, el 8 por ciento corresponde a Uruguay, Chile y Brasil”. El 80 por ciento del turismo de extranjeros en la ciudad pertenece a esos países. “Europeos y norteamericanos –agregó– hay pocos, porque ellos no están aún de vacaciones.”
Según el subsecretario porteño, los extranjeros limítrofes gastan unos 70 dólares diarios, y los no limítrofes, 100. El 24 por ciento lo utilizan en alojamiento, el 12 en gastronomía, el 10 en diversión y el 46 en compras. La mayor parte desemboca en hoteles, pero según una encuesta oficial, sobre 2229 turistas, con el 86 por ciento de extranjeros, el 6 por ciento de los alemanes que visitan la ciudad van a casas de familia; entre los chilenos, el 14; peruanos, 7; españoles 45 y paraguayos, 50 por ciento.