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Domingo, 1 de febrero de 2004

ENFOQUE > DISCIPLINA MACROECONOMICA PARA EL CRECIMIENTO SOSTENIDO

“Soñar con el milagro argentino”

Por Federico Muñoz *

Nos cuesta compartir el escepticismo que transmiten muchos de nuestros colegas respecto de las perspectivas de mediano plazo para la economía. Nuestro optimismo no se basa en una ingenua extrapolación de la furiosa recuperación en curso del nivel de actividad. Tampoco dejamos de reconocer la magnitud de los problemas pendientes. El principal, sin dudas, una monumental deuda pública que aún luego de una reestructuración exitosa representaría no menos de 75 por ciento del PIB, un lastre que se convertiría en fuente crónica de volatilidad. Por el contrario, nuestra confianza se sustenta en la valoración de la auspiciosa conjunción de situaciones que nos ofrece el presente escenario macroeconómico.
Como nunca antes en las seis últimas décadas, en la actual coyuntura coinciden: 1. estabilidad de precios sin anclaje del tipo de cambio; 2. cuentas públicas equilibradas y 3. un abultado excedente comercial que aleja el fantasma del desfinanciamiento externo. Este conjunto de condiciones, al que podemos caracterizar como representativas de un marco de disciplina macroeconómica, supone un cambio revolucionario en la gestión de la economía argentina.
El país vivió décadas castigado alternativa o simultáneamente por la alta inflación, la indisciplina fiscal y la dependencia del volátil financiamiento externo. En última instancia, en ese desprecio a los equilibrios macroeconómicos básicos (estabilidad de precios, fiscal, externo) reside, a nuestro juicio, el génesis de nuestra larga decadencia. Más de una vez se ha cuestionado el comportamiento cortoplacista de la clase empresarial. Se le reprocha su reticencia a apostar al largo plazo y su vocación rentista. Sin desestimar la posible presencia de sesgos culturales en tal sentido, hay que entender que esta conducta es lógica consecuencia de nuestra historia de inestabilidad endémica. Si la macro marcha ordenada, si se evita la acumulación de los desequilibrios que conducen a una crisis, la principal tarea de los empresarios deja de ser prepararse para el próximo colapso y pasa a ser la identificación y aprovechamiento de las oportunidades de rentabilidad a largo plazo, que la economía pone a disposición.
Habiendo resaltado la importancia capital que adquiere el mantenimiento de la disciplina macroeconómica, debemos advertir que el logro de este objetivo no será tarea sencilla. Teniendo en cuenta nuestra historia, el respeto a esta premisa constituiría un giro de 180 grados en la gestión de la economía; giro que nos permitiría soñar con fundamento en el ingreso a un sendero de crecimiento sostenido y, por qué no, en la concreción de un verdadero milagro económico argentino.

* Titular de Federico Muñoz & Asociados.

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