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Domingo, 11 de marzo de 2012

GOBIERNOS DE AL

“Buenos” y “malos”

 Por Diego Rubinzal

La mayoría de la dirigencia argentina (oficialista u opositora) rescata la figura de Luiz Inácio Lula da Silva. Para algunos líderes opositores, principalmente aquellos cercanos a posiciones socialdemócratas, el gobierno petista representa un progresismo “serio” distanciado de la variante “trucha” supuestamente encarnada por el kirchnerismo. El excelente momento por el que atraviesa la relación bilateral y las permanentes declaraciones de Lula y Dilma parecieran desmentir esa diferenciación. El ex presidente brasileño manifestó, en plena campaña electoral, que se mudaría a la Argentina para votar a Cristina Fernández de Kirchner. Ese comentario no hizo más que transparentar el inequívoco apoyo de Lula a la reelección presidencial.

Los círculos más conservadores engloban dentro de la categoría de progresismos “malos”, o peyorativamente calificados como “populistas”, a las experiencias venezolanas, bolivianas, ecuatorianas y argentinas. En su momento, la ex secretaria de Estado norteamericana Condoleezza Rice agitó el fantasma del “populismo” latinoamericano como un potencial “eje del mal”. El catedrático de Políticas Públicas de la Universidad Pompeu Fabra, Vicenç Navarro, relata que los medios de información españoles difunden la idea de que mientras los gobiernos “populistas” son incapaces de reducir la pobreza y las desigualdades sociales, los “serios” evidencian avances en esa materia. Sin embargo, y respetando esa curiosa taxonomía, la pobreza y la desigualdad retrocedieron tanto en los llamados gobiernos “buenos” (Chile, Brasil, Uruguay) como en los “malos”. Ante esa evidencia, los denostadores del “populismo” argumentan que eso se debió a las favorables condiciones del comercio exterior. Así, la variable del “viento de cola” termina anulando o diluyendo los potenciales efectos benéficos de las políticas redistributivas implementadas por los gobiernos “malos”.

En esa línea, los economistas McLeod y Lusting, en el artículo “Inequality and Poverty under Latin America’s New Left Regimes”, publicado en Tulane Economic Working Paper Series, resaltan las políticas redistributivas aplicadas por los gobiernos brasileño, uruguayo y chileno y desaprueban las adoptadas por los “populistas”. Ese trabajo, muy difundido por las fuerzas conservadoras europeas y latinoamericanas, presenta severas deficiencias metodológicas. Juan A. Montecino, investigador del Center for Economic and Policy Research de Washington DC, señala dos errores esenciales:

1. Ignora el rezago de tiempo que media entre la implementación y el impacto de una determinada política pública.

2. La fuente de datos utilizada, sobre la distribución del ingreso, es inadecuada porque registra un notable subregistro de la información relacionada con la renta familiar.

Realizando las correcciones necesarias, Montecino obtiene resultados diametralmente opuestos a los reseñados por McLeod y Lusting. En su artículo “Los ‘malos’ gobiernos populistas latinoamericanos”, Vicenç Navarro resume esas conclusiones de la siguiente forma: “realizando estas necesarias correcciones resulta que los países llamados ‘populistas’ de izquierda redujeron las desigualdades de una manera más acentuada que los países llamados ‘socialdemócratas’. Aunque... todos estos países (tanto los ‘malos’ como los ‘buenos’) redujeron las desigualdades (éstas fueron menores en el período 2007-2009 que en el período 2001-2003), estas reducciones fueron más acentuadas en Venezuela, Bolivia, Ecuador y Argentina que en Brasil, Chile o Uruguay. Resulta, después de todo, que las políticas redistributivas de los ‘malos’ fueron más eficaces en disminuir la pobreza y las desigualdades que las de los ‘buenos’”

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