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Viernes, 22 de julio de 2011

CINE › JOHN LASSETER, CARS 2 Y LO QUE VENDRA EN EL CINE DE ANIMACION

“En este negocio descubrí que no tengo por qué crecer”

Los críticos de cine no quedaron tan deslumbrados con la segunda parte de Cars, pero el historial de Pixar es tan rico, tan lleno de grandes momentos, que puede darse ese lujo. Lasseter revisa pasado, presente y futuro de una industria próspera.

 Por Guy Adams *

En un edificio que es el último grito de la tecnología, al otro lado de la bahía de San Francisco, los ingenieros están poniendo los toques finales a un escritorio hecho a medida que pronto adornará la oficina de John Lasseter. Largo, ancho, cubierto por un vidrio grueso, contiene cientos de pequeños compartimientos diseñados para albergar una extensa colección de autitos de colección. El escritorio es sólo uno de varios toques ostentosos, desde chimeneas con fuegos encendidos a salas de estar en la terraza y bares cool para empleados, que los arquitectos de Lasseter agregaron al multimillonario complejo. Cuando abra, a fines de este año, el edificio duplicará el espacio de trabajo de Pixar, el estudio tremendamente exitoso que Lasseter cofundó hace casi tres décadas. Su diseño responde directamente al brillo infantil con el que Lasseter relaciona una vida dedicada a la diversión en serio. Sus películas, empezando con Toy Story en 1995, revolucionaron el negocio del cine, popularizando la animación por computadora, ganando premios a montones e introduciendo a toda una generación de chicos a Buzz Lightyear, Nemo y el Rayo McQueen, el auto parlante de Cars y del 12º film del estudio, Cars 2, que en estos días está reventando las taquillas de todo el mundo.

Su conquista de la industria fue completada cinco años atrás, cuando Pixar fue adquirida por Disney en 7400 millones de dólares. El acuerdo hizo multimillonario a Lasseter y lo elevó a la posición de jefe creativo en los Walt Disney Animation Studios. Desde entonces es uno de los hombres más poderosos de Hollywood, pero es algo que nadie pensaría al verlo: a los 54 años, aún se lo ve bonachón, y casi nunca se lo ve sin una camisa hawaiana. Para la nota hay dos encuentros: uno breve, en un día en el que el campus de Pixar se abre a la prensa, y otro, algunas semanas después en el Skywalker Ranch, el complejo de producción de George Lucas en Marin County –al norte de San Francisco–, donde estaba realizando la edición de sonido de Cars 2. La película es la primera dirigida por Lasseter desde 2006, cuando se produjo la transacción con Disney. Era una buena ocasión para preguntar qué tal fue la experiencia de volver a ese sillón.

“Ciertamente, un gran disfrute”, responde Lasseter. “Dirigir es mi primer amor. Amo ser un jefe creativo, porque tengo que trabajar con todos estos realizadores talentosos. Pero el punto con ser director es que accedés a trabajar con verdaderos artistas. Y es interesante ver cuántos nuevos artistas se han acercado a Pixar. La mitad del equipo era nueva para mí. Y eso me resulta excitante, porque yo soy un realizador colaborativo. Me gusta poner cosas en las manos de la gente y ver con qué salen.” En el caso de Cars 2, le salieron con un espía que combina a Bond y Bourne que presenta a Sir Michael Caine como el agente secreto británico, y que se mueve a través de Tokio, París e Italia hasta alcanzar su clímax en las calles de Londres.

El estilo es bien diferente al de Cars, una historia bastante más pesada sobre la muerte de los pueblitos en Norteamérica. Pero Lasseter insiste en que el film lleva una profunda marca personal. “Es una película sobre cosas que amo: los autos, viajar, Japón. Y también es un reflejo de cómo intentamos hacer las cosas siempre en Pixar: Pixar es un estudio guiado por cineastas, así que hacemos las películas que nos gusta ver. Soy un pibe grande. Quiero decir, mire, uso camisas hawaianas todo el tiempo. Usted vio cómo es mi oficina. En este negocio descubrí que no tengo por qué crecer. Y desde el mismo comienzo de todo me gustó poner eso en las películas.”

Bajo el mando de Lasseter, Pixar lanzó once películas y cada una de ellas fue un tremendo éxito comercial y de crítica. Son títulos para chicos que los adultos adoran, historias desde el corazón, con temas que incumben a quienes ya crecieron. A menudo desafían al protocolo. Las películas recientes de Pixar incluyen a Wall-E, la historia de amor de dos robots que apenas contenía diálogo, y Up, cuyo protagonista era un anciano. Ambas ganaron premios Oscar. En el inconstante mundo de Hollywood, los últimos quince años de Lasseter en Pixar representan el mejor recorrido desde que Walt Disney afiló el lápiz por primera vez. El año pasado, Toy Story 3 recaudó más de mil millones en la taquilla mundial. Pero es sabido que el éxito suele traer más presiones que el fracaso. “En Pixar tenemos una broma sobre que el peso va pasando de un director al otro”, explica Lasseter. “En este momento está en mis hombros.”

Hasta ahora, la recepción de Cars 2 fue mixta. Sin llegar necesariamente a la crítica feroz, los comentaristas estadounidenses apuntaron que está sorpresivamente apegada a una fórmula, sin esos hallazgos emotivos que definen a un clásico de Pixar. Aunque se ve hermosa, una subtrama que involucra a un combustible alternativo no llega a cuajar. “Quizá la compañía estaba cansada de sacar una obra maestra tras otra y decidió estacionar un rato”, escribió A. O. Scott en The New York Times. “Salir del pueblito parecería equivaler, para los autos de Cars, a perder color, el color que les daba personalidades definidas y ahora se banaliza en forma de caricaturas, clichés étnicos, postales de identificación masiva”, escribió Horacio Bernades en Página/12. En el apartado de críticas de los usuarios del website Rotten Tomatoes, donde las películas de Pixar suelen alcanzar más del 90 por ciento, Cars 2 apenas consigue un 35 por ciento. Los críticos amateurs de la Internet Movie DataBase (IMDB) le dan 6 puntos sobre 10. Algunos se preguntan si el esquema que impone Disney de una película por año no estará empezando a comprometer la calidad y en última instancia destruir la magia.

A la taquilla no le importó nada de eso. En su fin de semana de apertura en Estados Unidos, Cars 2 recaudó 66 millones de dólares, poniéndola en camino para alcanzar un retorno global de unos 600 millones (nada mal si se tiene en cuenta que las películas de Pixar insumen unos 200 millones). Y los 300 productos de merchandising de Disney vuelan de las estanterías: los analistas de Wall Street estiman una ventas cercanas a los diez mil millones. Pero las críticas hieren a Lasseter. No sólo por el orgullo con el que él toma su obra, sino también porque la franquicia Cars está peculiarmente cerca de su corazón. Lasseter creció en Whittier, California, hijo del dueño de una concesionaria de Chevrolet, y tiene un especial fanatismo por las carreras de autos. La primera Cars fue inspirada por un viaje que el realizador hizo con su esposa Nancy y sus cinco hijos en los años ’90. Tiene cierta experiencia en el juego. Varios analistas señalan que Mate, el personaje central de Cars 2, bien podría tocar una nota bien personal, ya que está libremente modelado sobre Lasseter, quien echó los dientes en Disney a fines de los ’70, tras estudiar animación en el California Institute of Arts.

“Cuando era un joven animador en Los Angeles, la animación no estaba por todas partes como hoy, ni era muy respetada en la industria. Era realmente el último escalón en la escalera de ‘lo cool’”, recuerda Lasseter. “Entonces, cuando conocías a una linda chica y le decías ‘ah, sí, soy asistente de animador en Disney’, la respuesta era ‘oh’. Esa clase de emociones está en Mate, la grúa oxidada.” Tras algunos años, Lasseter dejó Disney, cada vez más frustrado porque el estudio estaba lejos de compartir su entusiasmo por la animación CG, que por entonces daba sus primeros pasos. En 1984 se unió a la compañía que se convertiría en Pixar, una subsidiaria tecnológica del imperio de negocios de George Lucas dedicado a crear computadoras y software para el campo del CG. Su trabajo era realizar cortometrajes que mostraran el potencial de esa nueva tecnología, y lo hizo tan bien que decidieron hacer una película. Esa película fue Toy Story, el mayor éxito de 1995, que recaudó 350 millones de dólares, ganó un Oscar y lanzó un imperio creativo.

El destino de Cars 2 significa que ahora el peso pasará a Brave, la película número 13. A estrenarse en 2012 y situado en Escocia, el film será el primero de Pixar en tener una protagonista femenina. Es significativo, dado que ninguna de las películas previas tuvo una directora, y muchas (como Cars) parecen destinadas a público masculino.

–Entonces, ¿es Pixar una especie de club de varones?

–Eso no es lo que somos. Cada una de nuestras películas tiene un personaje femenino bien fuerte. Sí, los protagonistas no están necesariamente orientados a lo femenino. Pero de ningún modo hacemos películas para varones. Y creo que es fácil encontrar en todo el mundo audiencias femeninas que aman nuestros films.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

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Como fanático de los autos, John Lasseter lleva la franquicia Cars peculiarmente cerca de su corazón.
 
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