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Viernes, 19 de octubre de 2012

CINE › A LOS 60 AÑOS, MURIO AYER LA ACTRIZ HOLANDESA SYLVIA KRISTEL

Llegó el verdadero adiós de Emmanuelle

Hizo más de cincuenta películas, pero su imagen quedó asociada al personaje erótico plasmado por el director Just Jaeckin, que le trajo fama mundial, pero también la carga de los prejuicios.

La muerte de la actriz holandesa Sylvia Kristel, inolvidable por encarnar en 1973 el personaje de Emmanuelle, pone el punto final a una vida marcada por la fama de ese mito erótico, que la eclipsó a nivel personal y profesional. Kristel falleció anteanoche en Amsterdam, a los 60 años y mientras dormía, como consecuencia de un cáncer de esófago. Sus representantes precisaron que su entierro tendrá lugar en la intimidad de la familia.

Es imposible desligar su trayectoria de la cinta del francés Just Jaeckin, e injusto asociarla a un solo personaje que encarnó también en las posteriores secuelas. Pero fue ese rol el que la hizo conocida y el que encabezó una filmografía que cuenta con más de cincuenta películas. Kristel nació en Utrech en septiembre de 1952. Reconoció tener una infancia estricta y recatada. Y dio el salto al mundo del cine tras haber ganado a los 17 años el concurso Miss Europa Televisión. El éxito planetario que sucedió al estreno de esa película fue posible gracias a un encuentro imprevisto con Jaeckin, que no había encontrado a ninguna actriz francesa que quisiera ponerse en la piel de la protagonista de ese film inspirado en la novela homónima de Marayat Bibidh Andriane. Convencido por un cineasta holandés, fue a un casting para otra película. Y en seguida lo tuvo claro: “Vi pasar a una joven de pelo corto y rubio. Y al instante me enamoré cinematográficamente de ella. Me dije: ‘¡Es Emmanuelle!’ Pero ella no tenía nada que ver con el casting. Pasaba por casualidad porque trabajaba allí”, recordó el director en julio pasado, cuando se conoció la noticia de que la actriz luchaba contra las últimas instancias de su enfermedad.

Kristel estaba casada en esa época con el poeta belga Hugo Claus, también escritor, dramaturgo y director. Y después de ver las fotos que Jaeckin había firmado para revistas como Vogue, se dijeron, según recuerda, que ocurriera lo que ocurriera “iba a ser bonito”. Tras difundirse la noticia de la muerte de la actriz, el francés rindió ayer homenaje a una mujer “maravillosa, muy pura e ingenua”, que a su juicio se vio sobrepasada por “la marea de Emmanuelle”, que en países como Francia estuvo una década en cartelera. En declaraciones recogidas por los medios franceses, Jaeckin recordó esta semana que antes de que esa película se convirtiera en un título de culto para toda una generación, con la que se rompió en los setenta el tabú del sexo en el cine, la actriz fue “denigrada” por su participación.

De su mano rodó también El amante de Lady Chatterley en 1981, con menos éxito comercial, y en Estados Unidos participó en películas como Aeropuerto-Concorde y Clases particulares. Luego de su relación con Claus, tuvo una relación con el actor Ian McShane, diez años mayor que ella. Y atravesó una época de adicción a las drogas y al alcohol, en la que pese a no abandonar su carrera profesional, sus incursiones en la gran pantalla no fueron más que esporádicas. En abril del año pasado, la actriz, que también dio vida a Mata Hari en una película sobre esa espía, reconocía que todavía recogía los frutos de la fama lograda con Emmanuelle. Y se preguntaba si el interés despertado por esa película alguna vez iba a parar.

En 2006, la actriz publicó su autobiografía, Desnuda, en la que confesaba sin pruritos sus adicciones. Seis años después, cuando su todavía bello rostro no podía ocultar los excesos, sufrió un derrame cerebral que la llevó al hospital, donde se le diagnosticó, además, un cáncer de garganta, enfermedad que terminó con su vida. De su relación con Claus quedó un hijo, Arthur, que nació en 1975. La relación con el británico McShane se extendió entre 1977 y 1979. En 1982 contrajo matrimonio en secreto, en Las Vegas, con el millonario norteamericano Alan Turner, del que se divorció poco antes de volver a Europa. En 1986 se casó en París con el productor francés Philippe Blot. En los últimos años, vivía en su Holanda natal, en Amsterdam, donde ocasionalmente exponía sus pinturas. “Me gustaría decir que aún hay esperanzas de que se recupere rápidamente, pero debemos ser realistas”, dijo a una agencia de noticias belga su hijo Arthur, en los últimos días de su madre. Su muerte seguramente despertó varios recuerdos en el público masculino de la Argentina, que en los ’70 y ’80 debió sortear la censura imperante para ver versiones algo recortadas del clásico del cine erótico, generalmente en cines marginales dedicados al soft porno.

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Kristel en 2005, poco antes de sufrir un derrame cerebral.
Imagen: EFE
 
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