7

BLINDADO

Baltasar Comotto
Discos Crack / EMI

En su segundo disco como solista, el guitarrista del Indio Solari se despacha con un álbum muy rico en texturas, sonidos e invitados (Solari, Ricardo Mollo y Spinetta a la cabeza) y con una pátina futurística que les sube el contraste a guitarras que van de Nine Inch Nails a The Prodigy y pasan por el heavy y el rock más enérgico. La segunda cosecha compositiva del notable violero refuerza la idea de una promisoria carrera en ciernes; pero, aunque sus formas vocales caigan bien para estas canciones, la deuda siga siendo una educación vocal que abra su abanico expresivo. L. P.

7

THE JUNK OF THE HEART

The Kooks
Virgin Records

Que el paso de los años genere conflictos es una de las características más estables de la raza humana. Aquí, los cuatro de Brighton dejan ver que todavía les falta un golpe de horno en cuanto a maduración, aunque vale el intento de una mirada más doméstica (“Taking Pictures of You”), balanceada (“Time Above the Earth”) e íntima (“Mr. Nice Guy”) sobre los dese-chos del corazón y la Tierra. The Kooks cambia velocidad, frescura y pose canchera para que el cantante Luke Pritchard vea crecer sus relatos entre coros y orquestaciones, pero todo termina sonando más lindo que trascendente. L. P.

7

ECHANDO RAICES

Pacha Santa
Independiente

Mientras la actriz Luisana Lopilato celebra haber llegado al millón de seguidores en Twitter con una fiesta, los músicos de Pacha Santa, miembros de la misma generación, proponen: “Ya no hay uno, somos dos, ya seremos cien, llegaremos al millón (quienes quieren estar mejor)”. Es un optimismo humanista que se cruza con una mirada periodística sobre los barrios y la región basado en ritmos del noroeste, andinos y litoraleños. A la sombra de Arbolito, pero con una habilidad mayor para las melodías instantáneas, Pacha Santa viene creciendo a puro carnaval de cara a este verano. L. P.

8

VELOCIRAPTOR!

Kasabian
Sony

Dice el multiinstrumentista Sergio Pizzorno que decidió dejar las drogas porque empezaban a afectar su música. Pero nada parece sufrir en este cuarto disco de Kasabian, que propone desquicios sonoros como el de la monumental “Acid turkish bath (Shelter from the storm)”, tormentas eléctricas como “Velociraptor!”, momentos de relajo psicodélico (cruza de Beatles y Pink Floyd) en “La fee verte” y algo de melancolía en “Neon noon”. Drogado o sobrio, el cuarteto de Leicestershire conserva la urgencia vital y sónica de los comienzos. Y se agradece. E. F.