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Viernes, 21 de junio de 2013

VIOLENCIAS

La voz en el teléfono

¿Adónde puede llamar una mujer víctima de violencia? En ese momento que tomó la decisión de pedir ayuda, muchas veces efímero, es crucial que haya quien pueda responderle con rapidez y certeza. Cuáles son los avances en materia de asistencia pública y cuánto queda por hacer en un servicio que debería estar unificado y no quedar librado al azar ni un minuto de los 365 días del año, en todo el país.

 Por Sonia Tessa

En la Capital Federal, las opciones para comunicarse con números de asistencia en casos de violencia machista son diversas: el 137, que depende del Ministerio de Justicia de la Nación, así como también el 0800 666 8537, del gobierno de la ciudad de Buenos Aires. En la provincia de Buenos Aires, el número gratuito es el 0800 555 0137. En todo el país, si bien no está lanzada oficialmente, ya funciona la línea 144, del Consejo Nacional de la Mujer, por mandato de la ley nacional. En ese teléfono, las operadoras son psicólogas o trabajadoras sociales, capacitadas para una “escucha responsable”. Dado que se puede llamar desde cualquier punto del país –en algunos lugares aún hay cuestiones técnicas pendientes de solución–, la asistencia se deriva, ya que el Consejo “no tiene infraestructura ni jurisdicción para un dispositivo de asistencia de alcance nacional”, arguyó Silvina Zabala, subsecretaria de Coordinación para la Prevención, Asistencia y Erradicación de la Violencia contra las Mujeres. En ese caso, el Consejo deriva a las mujeres a los recursos – agencias estatales y también ONG–, de cada provincia o localidad. “Todas las semanas actualizamos la validez de esos recursos, si están funcionando y con qué horarios de atención”, afirmó Silvina Zabala. ¿Qué pasa si, sin saber que existe el 137 o el 144, una mujer recurre al 911? En el centro de atención del Ministerio de Justicia se sinceran: es posible derivar directamente el llamado, pero en muchos casos depende de “la voluntad del operador”.

La experiencia del 137, del Programa Las Víctimas contra las Violencias, creado por Eva Giberti, es superadora, ya que por su modo de funcionamiento permite una respuesta rápida en la emergencia. Si llama una mujer que está en peligro, el mismo equipo de atención deriva un móvil con policías federales y un equipo interdisciplinario a bordo. Pero sólo funciona en la Capital Federal y es el único servicio en el país con esa disponibilidad. Y así lo han entendido las mujeres porteñas, que usan fundamentalmente ese número. Ahora, el gobierno de la provincia de Chaco pone en marcha el 137, con las mismas prestaciones.

En el caso del 144, la situación es diferente. Si llama una mujer en riesgo inminente, la operadora le dirá a quién puede recurrir (comisaría de la mujer, por ejemplo), pero –afirmó Zabala– también hará su propia gestión: llamará al servicio pertinente para alertar que en determinada dirección hay una mujer en peligro. Dependerá entonces de cada localidad o provincia la respuesta brindada. “En Capital Federal tenés dos recursos para un mismo lugar, pero en la provincia de Buenos Aires hay muchísimos lugares donde no hay ningún recurso salvo el 911”, cuestiona Fabiana Tuñez, de la Casa del Encuentro, una organización no gubernamental que desde 2008 lleva una estadística de femicidios. Y alerta: “Es terrible lo que pasa”. El año pasado, relevaron 255 femicidios y Tuñez estima que “cuatro millones de mujeres, el 10 por ciento de la población, sufre violencia de género”.

Al llamar al número gratuito de la provincia de Buenos Aires, en la mañana de un miércoles, una operadora de Telecom dice que “las líneas en este momento están ocupadas”. El 911 tiene potestad –y obligación– de actuar en situación de emergencia. En ese sentido, Tuñez lanza sus críticas. “El no poder actuar a tiempo muchas veces es la diferencia entre la vida y la muerte de cada mujer. Y la falta de personal capacitado para el abordaje también hace la diferencia. Necesariamente se deben destinar los recursos necesarios para un Plan Nacional de Lucha contra la Violencia, que esté coordinado por el órgano de aplicación de la ley, que es el Consejo Nacional de la Mujer”, apuntó Tuñez. Justamente, el artículo 9, inciso A de la ley nacional plantea la creación de un Plan Nacional de Acción para la Prevención, Asistencia y Erradicación de la Violencia contra las Mujeres. Zabala indica que, si bien no está lanzado oficialmente, están en marcha algunas de sus acciones, como la creación de un Registro Nacional de Violencia hacia las mujeres y la construcción de quince refugios en todo el país, en convenios con las provincias donde se erigen.

Otro de los incisos de la ley, el o, ordena al Consejo Nacional de la Mujer “implementar una línea telefónica gratuita y accesible en forma articulada con las provincias a través de organismos gubernamentales pertinentes, destinada a dar contención, información y brindar asesoramiento sobre recursos existentes en materia de prevención de la violencia contra las mujeres y asistencia a quienes la padecen”. En ese punto, Zabala plantea que su valor consiste en que “una línea de alcance nacional concentre toda la información y brinde el asesoramiento sobre el recurso existente, que es el mejor recurso para la situación de la mujer que está llamando”. De hecho, funciona las 24 horas todos los días del año. La funcionaria apuntó que “el 144 permite tener un recursero nacional, hemos hecho un relevamiento en todo el país, con las áreas de mujeres de todos los niveles provinciales. Hay muchas provincias que trabajan con ONG y de forma coordinada. Relevamos las áreas y las oficinas de la Mujer, los centros de asistencia, los hospitales, es un mega recursero de lo que sabemos que existe y funciona, porque lo vamos chequeando semanalmente”.

Tuñez tiene una mirada mucho menos idílica, producto de la demanda que reciben de mujeres de todo el país en la Casa del Encuentro. “En teoría, el número universal es el 144. El problema es que debe garantizar que los recursos estén en esos lugares, si no estás derivando a una mujer a un teléfono inexistente, o no actualizado. Hay un montón de cuestiones que no están organizadas como se debería, producto de la inexistencia de un plan nacional, pero para eso tenés que destinar recursos económicos concretos. Si no, la Nación depende de la voluntad política de cada una de las provincias o de las localidades.” La orfandad de las mujeres crece cuando más alejadas están de los centros de poder administrativo: muchas oficinas municipales atienden sólo por la mañana, por ejemplo. Y si una mujer pide ayuda en otro momento, no hay quien la escuche.

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