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Viernes, 7 de marzo de 2014

Pablo Pérez *

1 Todas las posibilidades sexuales.

2 Trasnochar con tacos altos y dolor de pies.

3 No se me ocurre ningún privilegio mío al que deba renunciar por la equidad de género.

4 Varias. Por ejemplo cuando mamá o mi abuela o alguna vecina me decían “No hagas esto, no hagas esto otro”, yo hacía valer mis derechos y dentro de la razonabilidad hacía lo que quería, al igual que con algunas otras mujeres mandonas que se me cruzaron en la vida. En cuanto a relaciones sexuales o afectivas (sexualmente hablando habré estado con cuatro o cinco mujeres en toda mi vida), pocas veces me sucedió que dijeran “no”, y en esas ocasiones no insistí.

5 Depende de cada caso, de si el padre está presente o no y si quiere tomar la responsabilidad de su hijo o no, o de si fue un hijo buscado o no, o de si hay razones terapéuticas por las cuales se debe interrumpir el embarazo. Lo que sí, la mujer tiene derecho a tomar la última decisión, salvo alguna que otra excepción. Por ejemplo, si la mujer en cuestión está inconsciente o si carece de sus facultades mentales.

* Escritor

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