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Lunes, 11 de julio de 2016

TENIS › ANDY MURRAY SE CORONó LUEGO DE VENCER A MILOS RAONIC EN TRES SETS

El nuevo rey de Wimbledon

Por segunda vez en su carrera, el escocés se quedó con el abierto con mayor historia dejando en el camino al canadiense por 6-4, 7-6 y 7-6 y cerrando su temporada sobre césped con un expresivo record de doce victorias y ninguna derrota.

El court central del All England Tennis Club es el patio de su casa para Andy Murray. Allí, en varios pasajes de su carrera sacó a relucir su gran nivel tenístico, que terminó coronando con la medalla dorada en los Juegos Olímpicos de 2012, o el trofeo de Wimbledon, en 2013 y ayer. Se siente cómodo y lo demuestra con resultados. Para alcanzar su segundo Grand Slam que se disputa sobre césped, el británico derrotó en el partido decisivo al canadiense Milos Raonic 6-4, 7-6 (3), 7-6 (2). Hacía tres años que no lograba imponerse en un major. Y este certamen fue especial, ya que durante el mismo convivió con la presión sobre sus hombros de hacer feliz a su tierra.

La temprana y sorpresiva eliminación del número uno del mundo, y máximo favorito al título, Novak Djokovic, produjo que todos los ojos se posaran sobre él. Y no los defraudó. Pero su alegría tiene un límite, ya que no le gustaría ser primer ministro. “Jugar en Wimbledon es duro pero no me gustaría ser primer ministro”, reconoció Murray al saludar al jefe de gobierno británico, David Cameron, presente en el palco real durante la final. “Voy a tratar de disfrutar mucho este título porque el anterior había sido muy estresante por la presión”, aseguró el tenista, que concluyó la temporada sobre césped con un récord de 12-0 tras llegar a Wimbledon luego de ganar la final del torneo de Queen’s, ante el mismo Raonic, en tres sets. Y agregó: “La última vez fue una cosa tan grande que un británico lo ganara que me habían preguntado tantas veces por eso y era cada vez mayor la presión”.

“Tuve grandes momentos y duras caídas, así que hoy es un honor volver a tener el trofeo en mis manos”, apuntó el número dos del ranking mundial. Fue la primera vez que consiguió alzar un trofeo grande sin enfrentar en la final a Djokovic o al suizo Roger Federer, sus dos grandes verdugos desde 2008: “Es raro llegar a la final sin jugar ante Roger, Novak o Rafa (Nadal), pero siento que mi mejor tenis está por llegar”.

Sólido en la devolución, consistente a lo largo del partido y consciente de la ocasión única al enfrentar un novato en finales grandes, el británico se consagró con todos los méritos. Si bien el canadiense hizo caso a las indicaciones de su equipo de trabajo –el español Carlos Moya y, sobre todo, el estadounidense John McEnroe–, que le pidieron que subiera más a la red, Murray fue implacable desde la devolución para encontrar huecos en las subidas de su rival, de 1,96 metro. Para poder imponer su juego de saque y derecha o saque y volea, Raonic debía estar más preciso que ante Federer en semifinales. En su primera gran final, el local se lo hizo pagar.

“Fue agresivo cuando tuvo la ocasión. Se ha movido increíblemente bien, ha devuelto muy bien, puede hacer muchas cosas”, elogió el canadiense nacido en Montenegro a Murray. Sin ceder su servicio en todo el partido, el campeón del Masters 1000 de Roma de esta temporada, jugó con mucho aplomo los dos tie-breaks para dominar la final de principio a fin y conseguir su segunda conquista en la Catedral, que lo acerca a la mítica figura de Fred Perry, tres veces ganador en el césped sagrado (1934, 1935 y 1936).

Maduro y medido en sus palabras, Murray sabe que para ganar hay que perder primero. “He perdido muchas finales ajustadas ante grandes jugadores, pero no tuve miedo a perder y he aprendido de mis derrotas. Es lo que más hice a lo largo de mi carrera”, cerró el vencedor del US Open 2012, que tras quitarse un gran peso de encima promete seguir luchando para sumar más títulos grandes. Tiene otro motivo más para festejar, ya que se sacó la espina de esta temporada, tras caer en las finales del Abierto de Australia y Roland Garros ante el serbio Novak Djokovic. Con 29 años, sumó el título 38 de su exitosa carrera. Y por si no alcanzara, el año pasado le dio una gran alegría a su país, cuando obtuvo la Copa Davis, máxima competencia por equipos.

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Imagen: AFP
 
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