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Lunes, 9 de diciembre de 2013

AUTOMOVILISMO Y MOTORES › UNA DEFINICIóN QUE NO LE PLANTEó GRANDES DESAFíOS A AVENTíN

“Sólo al final mi cabeza se llenó de fantasmas”

 Por Pablo Vignone

El Pato Juan Manuel Silva tiene suficientes años de campaña como para saber que el ganador de la carrera en la que se define el título de TC pasa normalmente inadvertido. “No tengo una buena relación con Diego, pero reconozco que es un digno campeón”, alcanzó a decir al bajarse del podio y luego de que lo eclipsaran los flashes disparados al campeón. Silva logró su primer triunfo en cuatro años (y lleva 12 en 224 carreras) una vuelta antes de lo pactado, cuando un nutrido grupo de irresponsables ingresó a la pista para celebrar por anticipado su triunfo y el título de Aventín.

“A cinco vueltas del final me desconecté de la radio y al final me cayó sorpresivamente la bandera a cuadros –señaló Aventín–. En las últimas vueltas, el auto se llenó de ruidos y mi cabeza, de fantasmas.” Tan concentrado iba que en la vuelta de honor ni se dio cuenta de que un hincha se subió al baúl de su Ford y anduvo allí hasta que el auto campeón llegó a los boxes.

Ese auto campeón rindió a pleno: evitó la pelea contra Silva en la serie, se mantuvo a la expectativa en la final y sólo superó a Angelini por el segundo puesto cuando la ocasión eludía cualquier posibilidad de roce. Pudo haber sido distinto acaso si Josito Di Palma no hubiera mostrado su inmadurez en la serie, cuando lo castigó la experiencia pilla del Gurí Martínez: “Me sacó mal de la pista y no me respetó, como yo a él”, se lamentó; en la final, el Torino pasó diez autos y la carrera pudo haber sido distinta con ese coche largando en las posiciones de vanguardia. Lo mismo si Rossi se hubiera desembarazado antes del entrerriano y presionado a Aventín en la primera mitad de la competencia.

“Reconozco que Diego es un justo campeón y anduvo rápido”, opinó Rossi y, ante la insistencia de Líbero para conocer los méritos que le reconocía al campeón, insistió: “Fue rápido”.

Pese a los pronósticos funestos, el motor de Mariano Werner resistió toda la carrera sin explotar y el entrerriano se quedó con el subcampeonato. Pero en la definición del título fue un mero actor de reparto.

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El Fordo del campeón, delante del polémico Martínez, Rossi y Pechito López, que luego se despistó.
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