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Lunes, 23 de junio de 2003

¡Eso es cultura!

Por Alistair Chalmers *

Vélez necesitaba ganar para mantenerse con vida por el campeonato. Newell’s está luchando para un lugar en la Copa Sudamericana. Así estaban parados al comienzo del partido ayer en la cancha de Vélez. No era un encuentro de poca importancia...
Al principio, Newell’s se animó con la llegada de su propia banda. Empezó los dos tiempos con fuerza, moviendo la pelota con confianza. Pero Vélez les puso silencio desenmarañando una bandera blanquiazul que sumergió a toda la popular. Impresionante... Además el gol de Nanni en el minuto once permitió que Vélez, con mayor experiencia, pasara a dominar. Con unos toques suaves de Sena y una defensa sólida, las hinchas disfrutaron de cada movimiento.
La acción en la cancha y el pulso de las tribunas hizo reaccionar el uno al otro. Mil rostros saltaban juntos. Una serie de rebotes frente al arco de Newell’s a los 25 minutos motivó una ola de “fortineros” danzando, que se extendió por toda la popu de Vélez. Eso sí que me sorprendió. A los 30, Sena remató al arco y un hombre se pusó a bailar sobre una columna periférica, en el borde de la tribuna. Allá había una “pasión incontenible”, como decía una bandera. Tal vez era el espíritu Patoruzú, el superhéroe criollo que mostraron en ese telón gigante.
Me llamó la atención la manera en que cantaron hasta que se quemaron la garganta, y cómo a la percusión no le faltó ni un toque por dos horas. Una fraternidad increíble. Enfrente, tres generaciones disfrutaban de este deporte familiar. Un niño llevaba la camiseta 6 del capitán Fuentes y su “viejo” sostenía a su propio padre de pie, para que el abuelo pudiera aplaudir.
En Escocia se llama al fútbol “The People’s Game”, es decir, el deporte de la gente. Lisa y llanamente que aquí es así. En vez de la publicidad que abunda en los estadios europeos, en la Argentina existe con más moderación. Aquí a los hinchas se les da espacio para disfrutar de su propia cancha y darles su toque personal, para brindarles mensajes a los jugadores, para colocar los nombres de sus barrios, para mostrar los escudos de un equipo que está seguido con el corazón. Por eso, brazo a brazo cantaron bajo la lluvia “dale, dale, dale... dale Véeéeeee”.
Al pitazo final, me quedo intentando capturar la experiencia en pocas palabras. Pensé en “historia”, “pasión”, “espectáculo”... las mismas palabras que describen Buenos Aires en los folletos turísticos. O sea, ¡eso es cultura!

* Pasante escocés y fanático de fútbol.

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