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Domingo, 2 de septiembre de 2012

Resumen de argumento de “En memoria de Paulina”

El narrador se ha criado al lado de María Luisa, pero ninguna familiaridad ha podido disminuir su veneración por esa muchacha maravillosa (y, sin embargo, dueña de una alma afín con la suya). Piensa que ambos tienen una sensibilidad parecida (aunque mucho más delicada la de ella), que ambos son alegrados u ofendidos por las mismas cosas y que, de un modo milagroso para él, pero también muy natural, están dedicados uno al otro y que inevitablemente se casarán y vivirán juntos.

De pronto aparece Drucker, un hombre por el que el narrador siente, primero, indiferencia y después mortal enemistad. Drucker se enamora de María Luisa y María Luisa de Drucker. Con alguna crueldad –impuesta por los celos imperiosos de Drucker–, María Luisa rompe con el narrador. Después, una tarde, subrepticiamente pero con infinita pureza de intenciones, lo visita, para pedirle que lo perdone y para asegurarle que en su corazón siempre lo querrá y que de algún modo siempre lo querrá más que a nadie; aunque de Drucker está enamorada y no quiere decir ni pensar que en nada lo pone detrás de otro.

Cuando sale de la casa, el narrador ve, detrás de un vidrio, la cara descompuesta por el odio y el dolor de Drucker. No vuelve a ver a María Luisa. Viaja para olvidar. No olvida.

Cuando vuelve a la hora en que lo visitó María Luisa, vuelve María Luisa. Está levemente cambiada, pero lo quiere. Está feliz. Después sabe que Drucker la mató a María Luisa esa noche.

1ª solución. Paulina muerta viene a cumplir con lo que debió ser su destino, nuestro destino.

2ª solución. Paulina vino, pero no era ella la que me amó sino un fantasma proyectado por la pasión de Javier. Confirmaciones: en el espejo estaba ella nítida; yo, borroso. Sólo algunos puntos del cuarto se veían. Había, en la mesa, el caballito chino que regalé hace años a Paulina; que no está en la casa.

Celos: al principio no los siento. Javier es celoso. Al final –cuando recuerdo frases que empleó Paulina que son de Javier, cuando recuerdo el amor y pienso en sus detalles– siento celos.

Admiramos una mujer que se parece a nosotros, y que es perfecta: porque somos como borradores de esa perfección. Todos somos borradores de alguna perfección.

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